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—Tardaste un poco. —Comentó Jin mientras yo me sacaba el innecesario suéter y quedaba en mangas cortas.

—Sí... No me encontraba en mi casa. Fuimos con Hoseok, Yoongi y Jimin a visitar a Namjoon al hospital.

—¿Él está bien? —Preguntó mientras me saludaba, revolviéndome el cabello.

—Sí, lo está. En unos días ya le dan el alta. —Expliqué.

—Mhh... Sígueme. Sé que quieres que vaya ya al punto de lo que quería conversar contigo así que vayamos a la habitación.

Yo quien ya estaba sentada en la silla del comedor me removí avergonzada.—Esto... ya que no están tus padres,  ¿no podríamos sacar provecho de toda la casa y hablarlo aquí?

Jin asintió. —Está bien. —Sonrió cálidamente—. Pero espero que no hayas evitado aquello porque desconfías de mí. Que sea un hombre no significa que sea un lobo.

Moví rápidamente mi cabeza hacia los lados, negando. —Ya sé. No es eso.

Jin colocó una silla a unos centímetros de la mía y se sentó en frente de mí. —¿Hace cuánto no vienes a mi casa...?

Hace demasiados meses por culpa de una tal Park Hyojin.

—No lo sé... Ahora se siente raro.

—Aunque no es la razón por mi invitación... necesito decirlo, perdón por lo de Hyojin. —Levanté mi vista y era él quien tenía la cabeza gacha—. Sé que no te caía bien, y tenías razón —suspiró—, tampoco es que sea una buena persona que digamos... Está... uhm... ¡esa chica está loca!

Pegué una risotada. —Lo sé. —Sonreí dulcemente—. Y... la verdad es que, no tienes que disculparte. Te extrañé, sí, ¿pero qué más da? —Mis ojos se cristalizaron. Y pareció darse cuenta de ello. Pero no iba a aceptar llorar frente a él. No lo iba a hacer—. Al menos... has dejado en claro tus sentimientos hacia mí.

Mierda. Lo dije, pero siento que estoy muriendo, ¿por qué decir los sentimientos tiene que ser tan vergonzoso?

—Jihee... —Si dijera que no parece sorprendido en lo absoluto, estaría mintiendo—. No me digas que tú...

Sabía a qué se refería pero no respondí.
Me paré bruscamente y me estiré, bostezando. Fue un intento de restarle importancia, supongo. —¡Olvídalo! Quizás es mejor dejar las cosas como están ahora. No quiero arruinarlo. —Sonreí—. Así que por favor actúa como si no hubiese dicho nada a partir de ahora. Me disculpo si causé alguna incomodidad, así que ya me voy. —Hice una reverencia exagerada. Sin embargo, Jin se me adelantó poniendo sus manos sobre mis hombros y sentándome toscamente.

—Pequeña tú... —Se rió, aún manteniendo las manos sobre mí—. Estás actuando extraño, nunca te he visto así. —Se lo vió pensativo por unos segundos. Estaba sentado con la espalda encorvada hacia mí. Llevaba puesta una sudadera de color rosa pastel y el pelo castaño yacía alborotado sobre su frente.

—Lo sé... —Hablé en tono bajo, aún así, podíamos escucharnos, opacando el sonido de nuestras respiraciones. Jin sorpresivamente, levantó una de sus manos hacia mi mejilla, acariciando con el dedo pulgar. Se sentía tan dulce. Tuve que cerrar los ojos por un largo tiempo, y sentí que sonrió.

—Oye, Jihee... —Habló y lo miré. Bueno, más bien miré a sus prominentes labios. Eran rojos y no parecían para nada secos, como si los hubiese relamido segundos antes.

Iba a contestar, pero fui callada al instante, gracias al choque de sus labios con los míos. Mis ojos se abrieron como platos, viendo los suyos cerrados con fuerza. Mis sentidos salieron disparados para todas partes. Sentí un cosquilleo... pero nada más. ¿Qué estaría sintiendo y pensando él?

Pasé mis manos hacia su pecho y cerré mis dedos en la sudadera, apártandolo lentamente, haciendo resonar el sonido de nuestros labios separándose en la sala vacía.

Pegó su frente con la mía, aún sin quitar sus manos de mis mejillas y sus ojos denotaban seriedad, cosa que me impresionó. —Escúchame, Jihee, no tienes que acercarte a Yoongi.

Y el tema por el que me citó finalmente salió a la luz. Aunque quedó en esas simples palabras, pues no quiso añadir más información.

—¿Eh? —¿No debía de acercarme con quien hablé lo más bien horas atrás?—. Escúchame tú, Seokjin, necesito saber las razones, no puedes simplemente pedirme que me aleje de una persona así como así. —Bajé la voz—. Menos si se trata de Yoongi... —Se reincorporó en su asiento,  sentándose recto y colocando sus manos sobre sus rodillas cubiertas por su jean negro.

—Así que te volviste muy cercana a Min... —Suspiró—. Bueno, de hecho ya todos lo saben. En fin, solo esta vez no pidas explicaciones. —Lo miré con el ceño fruncido. Él sabía que me iba a enojar—. Por favor Jihee...

Esos ojos de cachorros... —Está bien.

Pero no le iba a hacer caso.

—Gracias. —Volvió a revolver mi cabello como le es costumbre.

—Espera un segundo. —Agarré su brazo—.  ¿Que fue lo qué pasó... momentos atrás?

—La verdad no lo sé. —Enarqué una ceja—. Tantos años juntos, yo... tenía curiosidad.

¿Debía enojarme?

—Está bien. —Agarré mi abrigo—. Si no tienes nada más que decir, me voy.

—¡Espera, espera! Sé que evitas ir a tu casa, aunque las razones no son específicas, quédate aquí, mamá y papá volverán pronto. Es una compensación, por favor no te enojes conmigo. —Unió sus manos, rogando, y se tiró al suelo de manera exagerada.

Me reí, ¿qué le pasaba a este chico? No ha cambiado nada. —Está bien, por favor parate de una vez si no quieres que te pise.

Y aunque durante toda la noche y en mi estancia con Seokjin no indagué prácticamente nada, las palabras del castaño se repetían en mi cabeza. ¿Qué sabe él de Yoongi que yo no?

YOUR LIPS - MIN YOONGIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora