ESPECIAL TAKANO - RITSU

248 15 19
                                    


POR SIEMPRE - PARTE 2

... ¿Te quieres casar conmigo, Takano-san?



Tenía los ojos tan abiertos que parecía que se le saldrían de la cara, había dejado de respirar por casi un minuto, Ritsu estaba empezando a preocuparse de que a Takano le hubiese dado un colapso o algo así, cuando vio una lágrima caer de uno de sus ojos ámbar, y luego otra, y otra y otra más, y luego Takano comenzó a jadear y a reír, y de pronto, con un estrépito se le fue encima y lo besó por toda la cara y lo abrazó repitiendo una y otra vez su nombre y un millón de "te amo", y cuando se dio cuenta, él también lloraba y reía. Se abrazaron fuertemente, se besaron con pasión y dulzura, Ritsu aún sentado en la silla del pequeño restaurante y Takano de rodillas en el suelo frente a él – ¡por supuesto que sí quiero casarme contigo Ritsu! – dijo jadeando finalmente Takano, con lágrimas en los ojos brillantes de felicidad y una sonrisa enorme plantada en la cara. Siguieron besándose unos cuantos minutos, algunas personas los miraban extrañados, pero en ese momento, para ambos, no había nada más en el mundo que ellos y el amor que sentían.

De pronto, Ritsu recordó el por qué estaban allí, al otro lado del mundo, y le dijo – bueno, tenemos que salir de aquí Takano-san, mi amigo me hizo un par de favores, y aún no tenemos los anillos - ¿de qué estás hablando, Ritsu? – preguntó Takano – de que él se encargó de hacer un par de trámites, y me dio los detalles por correo, y según lo que leí, tenemos que seguir corriendo un par de horas más – contestó Ritsu entre risas – no te entiendo – dijo Takano, con una sonrisa – estoy diciendo que aquí ya es pasado el mediodía, y debemos estar en el ayuntamiento del centro a las tres de la tarde, y aún no tenemos los anillos – Ritsu habló apresurado, levantándose de la silla y sacando algo de dinero para pagar la cuenta; Takano le miró sin comprender, mientras se ponía de pie, y volvió a preguntar - ¿a dónde tenemos que ir? ¿y por qué tenemos que ir? – Ritsu lo miró con una sonrisa en los labios, y acariciando una mejilla de Takano, le dijo – te estoy diciendo que tenemos una cita a las tres de la tarde en el ayuntamiento del centro para casarnos, y aún no tenemos los anillos Takano-san... ¿o acaso no te quieres casar conmigo Takano-san? - ¿... qué...? ¿... hoy... nos casamos... hoy...? – Balbuceó Takano, obnubilado de felicidad – sí, Takano-san, nos casamos hoy, y no tenemos los anillos aún, ¿crees que habrá alguna joyería aquí en el aeropuerto? – le contestó Ritsu, como si estuviera hablando con un niño chiquito - ¡nos casamos hoy! ¡cierto, no tenemos los anillos! ¡deberíamos preguntarle a alguien donde hay una joyería cerca! ¿no crees? – contestó Takano, embobado de felicidad – bien, qué bueno que estás pensando Takano-san, por favor no olvides nuestro equipaje, voy a preguntarle a la señorita de la caja – finalizó Ritsu, y mientras él se dirigía a la caja registradora a hacer las consultas, Takano trataba de bajar un poco de su nube y se colgaba el pequeño bolso que era todo el equipaje que traían, y se acercaba a la salida del pequeño café a esperar a su pareja mientras le hacía una seña.

Una vez tuvo la respuesta, Ritsu fue con su ahora novio oficial, y tomándolo de la mano, le dijo las señas que le había dado la dependienta sobre una joyería que se encontraba dentro del mismo aeropuerto, y mirando la hora, se pusieron a correr otra vez, pues una de las indicaciones que le había dado su amigo en el correo que le envió, era que debían salir del aeropuerto con al menos una hora de anticipación para poder llegar a tiempo al ayuntamiento, ya que la cita que les había conseguido era un favor especial que le habían hecho, por lo que no podían llegar atrasados. Corrían entre la gente, ambos con una sonrisa dibujada en los labios, sin temor de ser mal mirados, sólo siendo felices de esta locura que los había llevado a viajar hasta el otro lado del mundo para unirse por siempre. Llegaron a la joyería jadeando, y una vez les dejaron entrar, Ritsu preguntó, en su perfecto inglés aprendido desde niño y mejorado durante sus años en Inglaterra, por anillos de compromiso para ambos, a lo que la señora que atendía les mostró una vitrina, y viéndolos tan felices, les preguntó cuánto tenían de novios, y Ritsu sonriendo divertido y viendo su celular le contestó – tenemos diez minutos de ser novios, y nos casamos dentro de una hora y media – la mujer los miró impresionada, y los felicitó una tanto dudosa, pero Ritsu después le contó resumidamente que habían sido novios en preparatoria, que se habían separado, y después de diez años se habían reencontrado y habían estado siendo pareja informal por poco más de un año, hasta ahora que se habían escapado de todos para casarse.

LO QUE QUIERO DE TIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora