<<Tranquilo hijo. Solo cuenta hasta tres.
Uno
Dos
Tres >>
Me sigue mirando fijamente a los ojos. Azules cristalinos, mi color favorito... desde ahora...
-Acepto. Pero tendremos que establecer una reglas.
-Vale. Empieza tú.
-No vale hacer nada que dañe a alguien.
-Me parece bien. Tampoco vale interrumpir examenes, o cosas importantes.
-Bien.
-Genial -esbozó una pequeña sonrisa- El que se enamore del otro primero pierde. Empezaremos mañana
Se giró y empezó una conversación con su amiga.
********************
-Que chica más rara -comentó Will cuando le conté todo lo ocurrido mientras conducía de camino a casa, era mi vecino-. Pero está bien que intentes salir de tu rutina -soltó una pequeña carcajada-. Espero que no sea una psicótapa y que mañana aparezcas descuartizado.
-Ja-ja muy gracioso.
Estuvimos un rato en silencio, ya estábamos cerca de nuestras casas, cuando Will cogió su mochila y me pidió que parara.
-Pero Will, tu casa está al lado de la mía.
-Ya, bueno, me da igual, quiero bajarme ahora mismo del coche. ¿Puedes parar de un vez?
Suspiré- Vale, -paré el coche- pero al menos me vas a decir por qué.
Bajó del coche, miró en dirección de nuestras casas y sonrió- No, ya me lo agradecerás -cerró la puerta y continuó el camino a pie.
Cuando llegué a mi casa, supe por qué Will se bajó de mi coche unos segundos antes.
Allí estaba ella, sentada en mi porche. Con su pelo azul que le llegaba hasta la mitad de la espalda.
Se levantaba a cada rato a llamar al timbre. Debí salir en ese mismo instante del coche.
Cuando ya me disponía a salir y saludarla, la puerta de mi casa se abrió. Era mi madre quien estaba hablando con... Ni si quiera se cómo se llama.
Oh no. No. No. Por favor no me digas que... Oh no por favor... Estas cosas solo me pasan a mí.
Mi madre la dejó entrar. Siempre que llegaba alguien a casa, mi madre le hablaba de cuando yo era pequeño y le enseñaba fotos de mi infancia. Este era mi suicidio social.
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Hasta que llegaste tú (Pausada)
JugendliteraturSergio vive feliz en su rutina. Hasta que conoce a Ángela, la chica del pelo azul, que consigue desiquilibrar toda su vida. -En efecto -dijo sonriente. Me miró a los ojos durante un rato. Sus ojos eran de un azul claro que hipnotizaba. Cogió un pape...