-Sergio, ¿sabes dónde está Nora?
Fred, mi primo, me preguntó por mi prima nada más verme.
Amy y yo llegamos media hora tarde a la boda, pero todavía no había empezado.
Nadie sabía dónde estaba mi prima Nora. Ella era la novia, se iba a casar con Pablo, un compañero del trabajo, al que nos presentó hace dos años. Pablo era bastante majo, pero un poco friki para mi gusto. Los dos se van a casar con 29 años.
Toda la familia estaba muy emocionado con la boda. La verdad esque hacen una buena pareja. La Iglesia estaba bien decorada.
-Lo siento, no la he visto -le dije.
-Nadie la ha visto, las madrinas dicen que salió a tomar el aire... Y no ha vuelto. -dijo Fred preocupado.
-¿Pablo lo sabe?
-Le hemos dicho que las peluqueras y las maquilladoras están tardando en maquillarla.
-Bien, que no nadie se entere de que Nora no está. Voy a buscarla.
Corrí por todo el parking de la Iglesia. Fui por el parque de detrás (donde los novios suelen hacerse fotos), por donde se cambiaban los curas (que me echaron tras un fuerte sermón de "aquí no se puede estar"), miré por todo el interior de la Iglesia... Y no encontré a Nora por ninguna parte.
Vi a dos niños pequeños solos, que estaban jugando:
-Este es mi lugar favorito en el mundo mundial -dijo el pequeño.
-El mío también -dijo el otro-, de mayor volveré a este parque solo para recordar este día.
Entonces me acordé de una Nora de 10 años y un Sergio de 7 años. Donde juramos volver al parque donde se casaron nuestros tíos cuando nos agobiáramos, solo por la paz y tranquilidad que aportaba el paisaje.
Mientras corría hacia aquel parque (el cual estaba a tres calles de la Iglesia) recordé todas la veces que fui en mi juventud al agobiarme por los exámenes.
Habían muchos niños pequeños, adolescentes, ancianos... Y una llamativa novia vestida de blanco sentada en un banco.
-Nora -la llamé mientras me acercaba por detrás. Ella se giró sorprendida-, no deberías estar... No sé... En tu boda.
-¿Sergio? ¿Qué haces aquí?
-¿Yo? No, nada... Solo estaba esperando a que llegara una novia al altar y se casase, pero como tardaba tanto y me estaba aburriendo, dije: A la porra, me voy a comprarme chuches que mi tripa está que ruge.
Nora se rió. Me senté a su lado y la tiré del pelo, como cuando éramos pequeños.
-¿De qué tienes miedo, Nora?
-No sé... Se supone que todo debe ser fácil cuando encuentras al amor de tu vida pero... Con Pablo... No sé si es con quién quiero pasar el resto de mi vida... Me gustaría probar a tener otras relaciones... Por favor, entiéndeme, solo he tenido una relación seria en mi vida... Ni si quiera rollos... ¡Solo una relación seria en mi vida!
-Pero, ¿no deberías haberlo dicho antes de que prepararan una super boda?
-Esque en ese momento no sentía tantas dudas como ahora...
-¿Y no lo consultaste con Pablo? ¡Pero si sois la pareja que se manda mensajitos cuando están en habitaciones distintas!
-Se lo iba a contar pero... A él se le veía tan decidido... Parece no tener problemas con el compromiso.
-Bueno, la pregunta es: ¿te vas a casar hoy, sí o no?
Miró pensativa al suelo. Llevaba un vestido precioso; lamentablemente yo no sabría describíroslo, Amy controla más ese tema...
A Amy le quedaría genial un vestido de novia así...
-No. Hoy no me quiero casar.
-Pues vamos a la Iglesia y se lo explicas a todos -dije mientras me levantaba del banco-.
-¡No! -gritó mientras me cogía del brazo- Mis padres se han gastado una pasta en esta boda... No puedo cancelarla así como así.
-Pero Nora, tu no te quieres casar... Explícaselo, que seguro que lo entienden.
-¡No! No puedo tirar todo su dinero a la basura. Pero a tí te aprecian un montón...
-¿Qué insinuas? -pregunté desconcertado- ¿Qué le diga yo a tus padres que no te quieres casar?
-No insinuo eso tranquilo. Si no recuerdo mal... Me contaste que estás con una chica... Una chica a la que quieres mucho... A la que adoras... A la que querrías el resto de tu vida...
-Nora, no creo que quiera casarse conmigo... Somos muy jóvenes.
-Sergio, si te quiere de verdad, te dirá que sí.
*****************************
Entré con paso decidido. El eco de mis zapatos resonaba por toda la Iglesia. Se giraron todos en mi dirección, al verme, mostraban caras de asombro.
Amy estaba sentada en primera fila. Me mira confundida. No entendía el porque de mi sonrisa.
Cuando llegué a su fila, la tomé de la mano e hice que se levantara.
Me di cuenta de que todos los invitados nos miraban atónitos.
-Sergio, ¿qué haces? -preguntó mientras se colocaba un mechón de pelo detrás de la oreja.
-Amy, has sido el terremoto que necesitaba para saber que era vivir de verdad. Llegaste a vida, dándole un giro completo, dejándome sin aliento y sin tiempo para reaccionar. Y esque es tu personalidad lo que te hace resaltar entre las demás y ser perfecta ante mis ojos...
-Sergio -Amy me interrumpió-, todo lo que me estás diciendo es muy bonito... Pero se puede saber, ¿a qué diablos viene todo esto?
La miré sonriente. Y ante su total desconcierto me arrodillé. Busqué en mi bolsillo una cajita terciopelada negra y la saqué. La abrí delante de sus asombrados ojos y me atreví a preguntarla:
-Amy Smith, ¿quieres casarte conmigo?
ESTÁS LEYENDO
Hasta que llegaste tú (Pausada)
Teen FictionSergio vive feliz en su rutina. Hasta que conoce a Ángela, la chica del pelo azul, que consigue desiquilibrar toda su vida. -En efecto -dijo sonriente. Me miró a los ojos durante un rato. Sus ojos eran de un azul claro que hipnotizaba. Cogió un pape...