-Se llamará Alaska. -dijo Amy sonriendole a la perrita
-¿Alaska? ¡No pienso llamarla así! ¡No quiero! ¡Si va a vivir en mi casa, exigo por lo menos elegir el nombre del animal!
Al rato estábamos en una veterinaria para que le pongan un microchip a la perrita:
-¿Cómo se llama vuestra mascota? -preguntó una joven secretaria, que nos estaba haciendo la cartilla de vacunas.
-Venga, Sergio, dile como se llama. -insistió Amy.
-Se llama... -suspiré derrotado- Se llama... ¿De verdad tengo qué decirlo yo?
-Sí -dijo Amy sonriendo.
-¿Te lo estás pasando genial, no?
-No sabes cuánto. -soltó riéndose.
-¿Me podrían decir ya el nombre del animal? -dijo con cansancio la secretaria.
-Se llama... Se llama Alaska.
-¡Sííí! -gritó Amy.
Después de que la veterinaria dijera que Alaska estaba bien, y que la vacunaran y la pusieran el microchip, nos fuimos a mi casa.
-Sabes que me toca proponerte reto a tí, ¿verdad? -le dije mientras entrábamos por la puerta
-Sep -soltó Amy mientras se sentaba en el sofá y Alaska correteaba por las habitaciones.
-Me han invitado a una boda la semana que viene... ¿te apuntas?
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Hasta que llegaste tú (Pausada)
JugendliteraturSergio vive feliz en su rutina. Hasta que conoce a Ángela, la chica del pelo azul, que consigue desiquilibrar toda su vida. -En efecto -dijo sonriente. Me miró a los ojos durante un rato. Sus ojos eran de un azul claro que hipnotizaba. Cogió un pape...