Capítulo 10

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-Amy, no sé si habrás escuchado mis anteriores mensajes. Quiero que sepas que lo siento, siempre la fastidio... Espero que me llames cuando puedas o... -piiii. Genial, otra vez el pitido de su buzón de voz me ha dejado a medio acabar.

Es el quinto mensaje que la dejo desde ayer.

-Eres rídiculo. ¿Esque no me escuchaste cuando te dije todos los consejos para aprender a ligar?

-No.

-Te las volveré a explicar. Lo primero que debes saber es...

-¡No, por favor! ¡No más charlas! ¡No más discursos! ¡Quiero que me dejes solo en mi habitación para morir de mi estupidez en paz! Además, en lo que llevamos de curso nunca te he visto con una chica.

-Eso es porque... Lo que pasa esque... ¡Oye no estamos hablando de mí! ¡Y para tu información, una chica me ha invitado a una barbacoa para mañana!

-¿Así? ¿Quién?

-Se llamaba... Su nombre empezaba con... ¡No me acuerdo, pero te juro que existe!

-Ya ya.

-Ya no te vuelvo a invitar a mi casa.

-¡Pero si nunca me has invitado! ¡Siempre vienes a gorronear la comida de la nevera!

-Lo que me recuerda que... tengo hambre. Ahora subo y continuamos con las clases de aprender a ligar.

Ví como desaparecía de la habitación en cuestión de segundos.

Escuché timbrar el teléfono de la casa. Tuve que bajar, ya que mi madre lo había colocado en la primera planta.

Bajé las escaleras, pasé al lado de la cocina, vi a Will de reojo comerse un bocadillo de pizza y llegue al salón donde estaba el teléfono.

-¿Hola?

-¿Es usted familiar de la Señora Pérez?

-Sí, ¿qué sucede?

-Disculpe las molestias, pero su madre se ha desmayado en la calle. Llamaron a emergencias y la trajeron a nuestro hospital. Dejó este número de teléfono por si la ocurría algo grave... Creo que debería venir a nuestro hospital.

-Claro, ahora mismo voy.

El doctor me dió la dirección del hospital, la memoricé y cogí corriendo las llaves.

-Will, te quedas solo. Me tengo que ir. -grité desde la puerta.

-¡Oh! ¿Y se puede saber a dónde te vas? -dijo imitando la voz de una mujer adulta y asomándose por la cocina.

-No te importa

-Antes no me hablabas así -cogió un pañuelo y se secó unas lágrimas falsas-. Ya no me sacas de casa, no me llevas a ningún sitio bonito y no me compras cosas... ¡Estás arruinando nuestro matrimonio!

-Will, esto es serio. Te quedas en casa.

-¿Solo? -asentí- ¡FIESTAAAAAAA! -se subió al sofá y empezó a bailar saltando.

-Corrección: te vienes conmigo al hospital.

-¿Al hospital? -asentí- ¡FIESTAAAAAA!

-¿Esque todo para tí es una fiesta?

-Amigo mío -puso una mano en mi hombro- puedes hacer que tu vida sea una fiesta constante o un camino aburrido, tú decides.

-Sube al coche.

Will suspiró cansado mientras salía por la puerta- Será un camino muuuy largo.

Hasta que llegaste tú (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora