you always wanted

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Entré sonriente a mi clase, era un día muy bonito, no sé porqué pero sentía que había algo lindo en el ambiente.

Mis ojos se encontraron con los de mis amigas, las tres me veían con una expresión que no podía descifrar, me senté junto a Ally, quién me observó sin decir nada.

—¿Qué me ven? —pregunté en tono un tanto elevado, supongo, ya que después sentí la mirada de toda la clase en mí.

Dinah suspiró—. En la mañana la nueva estaba en una pelea.

Fruncí el ceño—. ¿Y a mí qué? —fingí desinterés.

La de menor estatura rodó los ojos—. La defendiste de mí, así que las chicas que la iban a golpear mencionaron algo de golpearte por defenderla.

Mis cejas se elevaron en sorpresa; en la escuela siempre nos respetaban, nadie se atrevía a faltarnos al respeto.

—Dicen que eres una hipócrita homofóbica —explicó la morena—, y que en esta escuela no debe haber homofóbicos.

Ally me sonrió—. No te vamos a dejar sola en esto.

—¿Ya no me odias por defender a la estúpida?

Rió—. Nunca te odié, sólo necesitaba aceptarlo.

—Yo estoy feliz de que salvaras a esa chica, Mila, es lindo de tu parte —aseguró la polinesia.

Agaché la mirada—. Odio genera más odio.

—Eso sonó a Alondra —Normani se burló, logrando que todas soltaramos una carcajada. Luego de un rato, la chica volvió a hablar—. Escuché que realmente dejaron mal a la nueva, así que estarémos contigo, Cami.

Por algúna razón, sentí un nudo en mi garganta, como si realmente me importara aquella chica, o la conocíera hace un siglo, tanto que me ponía mal saber que estaba mal. No era un sentimiento tan profundo, pero había iniciado a molestar en mi pecho, cosa que no me agradaba.

Gruñí por lo bajo y me levanté de mi asiento, como el maestro aún no llegaba, tomé mis cosas y corrí a la salida.

Trotaba por los pasillos, en mis pensamientos sólo pasaba encontrar a esas tipas para ver si tenían el valor para golpearme, probablemente sólo eran rumores. Después iría a buscar a la idiota.

Me detuve en seco cuando me dí cuenta de que estaba frente a la enfermería, mis piernas se habían movido hasta aquí sin mi consentimiento. Me sorprendí.

La puerta se abrió, la causante de mi preocupación salió del cuarto con una bolsa de hielo en la mano, para curar sus nudillos. Sin una herida en su rostro -más la que yo le había hecho-. Sus ojos verdes se colocaron en mí y una sonrisa se dibujó en su rostro.

—Entonces, ¿quién acosa a quién? —parpadeé lentamente.

—Mierda, no te golpearon.

Levantó sus cejas—. ¿Estabas preocupada?

Esta chica sí que era una estúpida.

—No, esperaba que te golpearan —mentí—. Quería ver tu cara destrozada.

Soltó una risa—. Claro, Cabello. —se acercó a mí—. Tus amigas son muy débiles.

Entrecerré los ojos—. ¿Las mataste? —me burlé.

—Sí, y ahora es tu turno de morir. —despegó la bolsa de su mano—. ¿Tienes miedo?

—¿A la muerte? —asintió—. Jamás.

Sonrió—. Genial. —tomó mi mano, luego comenzó a correr, obligándome a hacerlo también.

—¿Por qué corremos? —pregunté.

—¡La muerte viene atrás, idiota! —volteé a ver quién nos seguía y me topé con un grupo de varias chicas, muy fornidas, tras nosotras.

Mierda, por evitar meterme en problemas, estaba en más problemas.

Llegamos a la salida del edificio y un maestro se percató de lo que ocurría. Las tipas se detuvieron, ya que el maestro les llamó la atención.

Sentí que la ojiverde se detenía también, así que tomé el mando y nos arrastré al patio trasero, donde al llegar, nos detuvimos también, pero no separamos nuestras manos.

—Nos salvamos esta vez —anuncié—. Pero no será así de nuevo, en algún momento- —me interrumpió.

—La única persona que te hará daño soy yo. —sonrió a modo de broma—. No te preocupes, no voy a dejar que esas tipas te lastimen, debilucha.

Who Are You In The Dark? | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora