14

6.6K 1K 54
                                    

Tal cual le había dicho a Jo, semanas después, de torturas y de amenazas para amedrentarlos, los había matado. JungKook se había dado la satisfacción de hacerlo por sí mismo, con sus propias manos.

Aquel día fue claro, les dijo a sus hombres que quería que los arrojaran en algún lugar que pudieran encontrar los cuerpos, pero no quería que supieran quien lo había hecho.

Días más tarde y en la comodidad de su mansión, mientras tomaba un whisky, estaba viendo las noticias.

—Durante la mañana un campesino reportó a la policía, que había encontrado tres cuerpos cerca de sus tierras, las víctimas son tres ex-guardias del reformatorio juvenil de Busan— La reportera hablaba, mientras pasaban imágenes de un operativo policial, junto con algunos forenses sacando los cuerpos en bolsas. —Aparte de estos hechos espantosos, junto a los cuerpos aparecieron cartas y archivos. Las cartas están escritas por las mismas víctimas, en ellas confiesan ser autores de múltiples abusos de carácter sexual a menores en sus tiempos de guardias, los archivos encontrados corroboran sus confesiones. El comisario a cargo del caso se refirió a esto.

—Las víctimas parecen haber sufrido una larga tortura, pero no se tienen pistas sobre quien pudo haber sido, ahora bien, con la información que habían en los cuerpos, se hará una investigación, nos asombra todo lo que está pasando y planeamos llegar al fondo de esta situación— Aparecía hablando el comisario.

—Durante el día y a raíz de esto, algunos hombres de distintas edades, se han acercado a las comisarías para declarar abusos, que sufrieron en el reformatorio juvenil— Hablaba la periodista. —Esperamos que esto se esclarezca en los siguientes días, pero está claro que al sistema penal para menores le espera una larga investigación.

Estaba tan relajado, hacía poco había llegado a casa, que el ruido detrás suyo llamó completamente su atención, mientras se daba vuelta a mirar, su mano se posó en su arma personal, siempre a la defensiva. Pero apenas vio a Jimin en el marco de la puerta, reprimió el gesto.

El menor miraba curioso la televisión, pero en sus ojos se veía el miedo.

—Jimin, ven— Dice palmeando leve su regazo.

Con lentitud y paciencia, Jimin llega hasta él y toma por asiento su regazo, como antes JungKook había señalado.

Jimin definitivamente tenía un problema con el contacto físico, no le gustaba ser tocado por sorpresa y mucho menos por personas que no conocía. Todos en la mansión tenían una clara orden de nunca hacer contacto con Jimin. Pero a pesar de esto, cuando se trataba de JungKook, podía hacer una excepción. JungKook sabía calmarlo y también nunca iría lejos, pasando sus límites. JungKook le entregaba la protección que necesitaba.

Las manos de JungKook fueron moderadas, una estaba apoyada en el sofá que ocupaban, mientras que la otra, tomaba una de las pequeñas manos de Jimin, dando un apretón casi inexistente. Por su parte, Jimin tenía sus manos sobre su propio regazo, mientras con una hacía contacto con JungKook.

—¿Quieres hablar?— Al preguntarlo, Jimin niega. —Está bien... ¿Quieres saber sobre eso?— Señala la televisión, Jimin asiente.

—¿Te acuerdas... De los hombres malos?— Sobre suyo, JungKook siente como Jimin se tensa, pero aún así él asiente. —Bueno... me hice cargo, nunca más aparecerán Jimin, ya no debes preocuparte por eso.

Hubo un largo silencio, casi como si un balde de agua fría hubiera caído sobre ambos, JungKook no sabía qué esperar de Jimin, pero se sorprendió cuando lo vio asentir con lentitud, como si quisiera procesar la información que acababa de escuchar. Había apartado la mirada, manteniendo sus ojos en su regazo, en sus manos juntas. JungKook percibía el debate interno que Jimin tenía.

—¿Estás bien?— Pregunta luego de una larga pausa.

Jimin parece reaccionar ante sus palabras, saliendo del pequeño trance mental que tenía.

—¿Sufrieron?— Fueron las únicas palabras que salieron de sus labios.

—Como no tienes idea, me encargué personalmente.

Jimin asiente y se acurruca en su pecho. Así estuvieron, toda la noche, abrazados en el sofá de su sala de estar.

Inner Demons →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora