Epílogo

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Seul.

Tres años después.

Los últimos tres años habían sido una aventura.

JungKook había dejado todo en Busan, fue complicado, tuvieron que ocultarse durante mucho tiempo, un año donde literalmente debían desaparecer del radar y no dar señales de vida, pero finalmente pudieron vivir en paz. Tenían una casa normal, casi al límite de Seul, para así poder ir a la ciudad cuando quisiera, pero siempre, manteniendo una privacidad para ambos.

Ahora que vivían solos, se sentían más íntimos y hogareños, despertaban tarde, hacían el desayuno juntos y podían gastar todo su tiempo sin preocupaciones. La cuenta bancaria de ambos estaba totalmente llena y no había nada que les molestara.

Llevaban casados un poco más de dos años, fue una ceremonia privada, con Moon, TaeHyung, NamJoon, SeokJin y Mino, las únicas personas que realmente tenían algún grado de importancia en la vida de ambos. La ceremonia no fue llamativa, ni tuvo nada extravagante, más bien se limitaron en ser austeros y en concentrarse en ellos mismos. No necesitaba una gran fiesta para demostrar su profundo amor.

Desde que JungKook dejó aquella vida atrás, se veían raramente con algunas personas, la mayoría del tiempo, la pasaban juntos y muy por lo contrario a lo que pueden pensar, nunca se aburrían de la compañía del otro. Luego de años donde tuvieron que protegerse de otras personas y lamer sus propias heridas, solo querían paz y tranquilidad en la compañía del otro.

Su amor era sólido y lo único que lograba el tiempo juntos, era hacer que ambos se amaran más y también, volverlos más fuerte como pareja. Estaban en su mejor momento, una pareja establecida y con un amor latente.

Y ahí se encontraban, en su casa a las afueras de Seul, sentados en la pequeña terraza de su hogar, mientras merendaban y miraban el atardecer.

—Amor...— Pregunta un JungKook de ahora treinta años. —¿Por qué escondías tus dibujos?

A pesar del tiempo, Jimin nunca dejó su hábito atrás y era costumbre verlo con su cuadernillo pegados al pecho o en su mesa de noche. —¿Nunca has visto uno de mis dibujos?

La voz de Jimin sonaba completamente sorprendida, y al ver como JungKook se encogía de hombros, se dispuso a ir a buscar su cuadernillo. Volviendo con su esposo, se sentó al lado de él y lo abrió.

—Esto...

—Todo este tiempo he estado dibujándote a ti... Por eso los ocultaba, tenía vergüenza de que los vieras y supieras que estaba enamorado de ti— Jimin sonríe al recordar esos momentos, cuando no hablaba y solo se retraía en sí mismo. Quizá seguía alejado de la sociedad y prefería estar encerrado en casa con JungKook, pero ya no tenía miedo. —Ahora veo que no tenía sentido en esconderlos, siempre estás respetando mis decisiones.

—Tú no querías que los viera, así que eso hice...— JungKook miraba asombrado, pasando página por página, viendo distintos dibujos de él. —Amor... No tengo palabras.

Alzando la mirada, ambos se conectan y se dan un beso, un suave y casto beso, como los primeros que compartieron.

—Gracias por estos maravillosos años. Te amo Jimin.

—También te amo, JungKookie.

¿Qué más podían pedir? Vivían tranquilos y juntos, en paz y llenos de amor. Ellos eran la prueba viviente, que el amor podía curar hasta las heridas más profundas y fatales. Ambos, quienes tuvieron una historia llena de dolor y sufrimiento, lograron atrapar la felicidad que tanto ansiaban.

Ya no existían los demonios, estaban muertos y enterrados en lo más profundo de sus mentes. Ya no había tiempo para el dolor, ahora solo cabía espacio para el amor.

Inner Demons →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora