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Al día siguiente, a primera hora, llamaron a la Dra. Kim, aunque ella dijo que era muy complicada la visita, bastó un grito de JungKook para que ella aceptara ir apenas pudiera.

JungKook estaba rodeado de un aura oscura, todos podían verlo, sumado que en su rostro, tenía unas muy notorias ojeras, provocadas por la falta de sueño. Nadie entendía qué le había sucedido, pero tenían claro, que nadie debía cruzarse en su camino, el único chico de seguridad que lo había hecho, terminó despedido y con unos golpes.

JungKook podía ser el humano más adorable con Jimin, pero seguía siendo el hijo de puta que todos conocían.

Jimin por su parte, se mantuvo encerrado en el cuarto de ambos, sin salir y sin hablar. Los avances que había tenido, hablarle a algunos guardias y expresarse un poco más, habían desaparecido por completo.

—Señor, Mino quiere saber si puede solicitar una reunión más tarde, dice que tiene un problema con el cargamento que va a salir hacia Japón— Moon interrumpe en su oficina.

—Más tarde vendrá la Dra. Kim y no quiero que nadie me interrumpa.

—Pero, señor, debo insistir, si Mino tiene problemas podría-.

—Ya hablé, si tiene un problema que lo arregle contigo— Deja un silencio y suspira. —Moon, sé que últimamente te he dejado más trabajo de la cuenta.

—Señor— Interrumpe.

—No. Déjame terminar— Inclinándose sobre su escritorio, apoya los codos sobre este, mirando al hombre frente suyo. —Sé que te he dejado trabajo que no tienes contemplado, y también, he lucido más distraído del negocio, pero no estoy pasando un buen momento personal, y si te digo esto, es porque eres en el único que puedo confiar plenamente. Sé que si alguno de estos bastardos me ven mal, no dudarán en darme la espalda y tomar mi lugar.

—Señor, usted sabe que yo mismo sería su escudo en un momento así— Moon se apresura en hablar. Sin Jeon, él no sería nada.

—Lo aprecio, pero no es lo que quiero— JungKook lo mira serio. —Tú sabes que yo no tendré herederos...

—Señor Jeon.

—A cambio, tú a fuera tienes una familia, y yo ya estoy cansado, he estado aquí desde que salí del reformatorio, a corto o a largo plazo voy a salir de esto y solo hay dos formas de hacerlo, muerto o desaparecer— Junta sus manos y entrelaza sus dedos. —Yo no tendría problemas en seguir con esto, pero Jimin no merece esperar un día y que me maten, quiero dejar esto en algún momento y espero contar contigo para tomar mi lugar y ayudarme a desaparecer.

—Puede contar conmigo para lo que sea.

JungKook esboza una pequeña sonrisa, extraña y escasa. —Puedes retirarte, y por favor, cuando llegue la doctora, avísame, necesitaré buscar a Jimin.

Asintiendo ante sus palabras, Moon abandona la oficina, dejándolo solo. JungKook suelta un suspiro, si realmente quería darle estabilidad a Jimin, necesitaba salir de este mundo y alejarse de Busan.

Lo venía pensando desde que había recibido esos disparos, todavía podía recordar el rostro de angustia de Jimin. La sola idea de morir y dejarlo solo en este mundo lo asustaba. Ahora teniendo el apoyo total de Moon, podría cumplir su idea.

Con el paso del tiempo, la doctora Kim había llegado y Jimin junto con él, estaban en una pequeña sesión.

—¿Qué sucedió, para que el señor Jeon, me haya pedido con tanta insistencia que viniera?— Dijo apenas tomó asiento frente a la disfuncional pareja.

Jimin lo mira a él, buscando que explicara la situación por ambos. —Bueno, anoche estábamos en nuestro cuarto y ya sabes, como cualquier pareja queríamos tener relaciones, pero, no pudimos.

—¿Qué sucedió? Y por favor, me gustaría que Jimin me explique— Con la mirada, JungKook le dio las gracias por hacerle hablar.

Jimin se tomó su tiempo, pero finalmente habló. —Simplemente los recuerdos volvieron... Yo creí que estaba listo, pero no— Su voz se escuchaba ahogada. —Por un segundo pensé que JungKook... E-eran ellos y grité, lloré.

La mujer asiente lentamente a sus palabras. —¿Señor Jeon?

—Me siento culpable— Se sinceró. —Sabía que estaba mal desde un principio, se lo había dicho. Y no soporto el hecho que gracias a mí, le hice recordar todo eso... Estoy enojado conmigo mismo, íbamos tan bien y todo se arruinó por esto. Tuve que haberlo detenido.

—No es tú culpa, solo intentaban ser una pareja como todas— Suspira. —Deben ir lento, les dije, que debían tomar las cosas con calma.

—Pero lo hemos hecho— Jimin interrumpe. —Hemos tomado todo el tiempo que hemos podido, en un comienzo ni siquiera nos besábamos, apenas nos tocábamos y Dios...— Solloza, Jimin estaba extremadamente sensible. —Estoy harto de no poder tener una relación normal con la persona que amo, odio estremecerme cada vez que me toca en lugar que no lo ha hecho.

Jimin lloraba, y JungKook trataba de buscar manera de calmarlo, acariciando su mano o su espalda, pero era inútil. Jimin estaba expresando todo lo que se había guardado desde que comenzaron su relación.

—Entonces, deben intentar por un camino distinto— Habla una impecable doctora. —Veo que el problema es su vida sexual, entonces hagan algo distintos. Que Jimin se estimule a sí mismo en presencia de JungKook, para poder romper esa barrera psicológica que tiene. Que se de cuenta que es JungKook quien está con él y no ellos.

Aunque decidieron tomar la idea, no fue hasta dos semanas más tarde cuando quisieron intentarlo.

JungKook aún estaba muy dolido por la última vez, no quería que Jimin fuera transportado a aquellos recuerdos. Mientras tanto Jimin, tenía miedo de volver a sentirse sucio. Ambos sentían que la situación colgaba de un hilo, demasiado fino, que se podría romper en cualquier instante.

Tímidos, como dos adolescentes, estaban sobre la cama que compartían. Con lentitud, y tomándose todo el tiempo del mundo, se tocaron, se abrazaron y se amaron lo más que pudieron.

JungKook repartía besos en el cuerpo ajeno, respetando los límites de su novio, mientras que acariciaba el miembro del menor, fascinado por darle placer. Jimin gemía bajo, aún sin acostumbrarse a su voz, con algo de temor, se dilató a sí mismo con lubricante.

La sensación fue extraña, al principio se sintió muy similar a sus recuerdos, pero el saber que eran sus propios dedos tocándose, fue como un tranquilizante. Lentamente comenzó a sentir placer, algo muy distinto a lo que había estado sufriendo durante años.

Mientras lo hacía, miraba a JungKook a los ojos.

Era él, JungKook. Eran ambos, en una misma cama, compartiendo un momento íntimo. No había nadie más, solo eran ellos dos disfrutando del otro. Tuvo que repetírselo así mismo en medio de sus pensamientos nublados.

No pudo detener un gimió alto cuando tocó su próstata y con ello, descubrió el placer del sexo. Del sexo consentido.

Cuando llegó al orgasmo, al que ahora estaba familiarizado, solo miró a su novio, quien, con temor, esperaba alguna reacción.

—Fue maravilloso.

JungKook suspiró aliviado. —Nos quedaremos en esto. Jimin, te amo, y no quiero volver a forzar la cosas.

—Lo sé, lo sé— Sonríe. —Por eso, y mucho más, es que también te amo.

Inner Demons →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora