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—¿Qué haces aún aquí?— Dice un tanto fastidiado por la presencia del otro hombre.

—Señor, me gustaría que me repitiera mis instrucciones, solo quiero estar seguro de sus palabras— Moon lucía algo descolocado por sus palabras, y quizá en otra ocasión, JungKook se hubiera enojado por esa petición, pero no tenía ánimos de hacerse de un mal rato.

—Quiero que busques a los mejores psicólogos, haz algún informe y me lo traes, necesito que sea personal, son para Jimin y para mí.

Moon aún no se movía de su lugar, parecía que aún estaba pensando en la orden que le había dado y eso le molestaba a JungKook, odiaba cuando parecían querer cuestionar o preguntar sobre sus ordenes. Pero Moon era diferente, quizá si fuera un guardia normal, ya habría alzado la voz o lo habría despedido, pero Moon era el jefe de su seguridad y su empleado más fiel. Quizá el único de sus guardias al que le permitía ciertas indulgencias.

—Sé que es inusual y debes tener miles de preguntas, pero solo haz lo que digo— Dice entre dientes.

Aquello hizo reaccionar al hombre y siguió sus palabras al pie de la letra.

Por ello, es que ahora tenía tres sesiones semanales con un psicólogo, al igual que Jimin.

Desde que se había atrevido a decir sus sentimientos y ambos parecian haber comenzado una especie de relación, JungKook estaba convencido de querer luchar con todas las secuelas que les dejó el reformatorio. Y ahora, se reprendió por haber tomado tan tarde esa decisión.

Comenzaban a ser más normales, por así decirlo, trataban de pasar más tiempo juntos, entre el trabajo y las sesiones con el psicólogo, JungKook se hacía de tiempo para estar con Jimin. Mientras que Jimin, aún trabajaba con su mutismo selectivo, tratando de poder expresarse con más personas que no fueran JungKook, no con palabras, pero sí con gestos.

Se daban besos en la mejilla y ocasionalmente, besos castos en los labios, puesto que Jimin no estaba preparado para algo más. Jimin seguía luchando con el contacto físico excesivo y JungKook estaba feliz con solamente recibir lo que estaba dispuesto a dar.

En ese momento estaba en la sala de estar, viendo una película, ambos estaban abrazados y relajados sobre el sofá, ese día JungKook adelantó todas sus reuniones y trató de pasar el más mínimo tiempo fuera de casa, con tal de tener un tiempo junto a Jimin. Y ahí se encontraban, como una pareja normal, hasta que pasó lo temido.

Estaban en medio de la película, cuando una escena de sexo apareció, incomodando a ambos. JungKook pasó saliva por su garganta, pero no se movió tratando de lucir lo más normal, mientras que Jimin se obligó a desviar la mirada, sin saber qué hacer o qué pensar. Solamente supo que no quería ver esa escena, no se sentía cómodo.

—Minnie... ¿Sucede algo?— JungKook pregunta dejando de prestarle atención al filme, sintiendo la tensión en el menor.

—Yo nunca podré hacer eso, JungKook— Dice luego de un largo silencio. —Nunca podré satisfacerte como se debe y yo... Lo lamento, todos tenemos necesidades, pero yo-.— Suspira y unas lágrimas traicioneras corrían por sus mejillas. —Yo no puedo y lo sabes.

JungKook muerde su labio inferior, sintiendo rabia consigo mismo. Desde que habían salido del reformatorio, JungKook siguió con una vida sexual saludable, sin privarse de ningún tipo de placer, con el propósito de olvidar los abusos y también, de ignorar el amor no correspondido que creía en ese momento.

Y Jimin siempre estuvo ahí, sabiendo que JungKook tenía una vida sexual normal, mientras que él...

—Yo no quiero eso— Responde rotundamente. —Te amo a ti, y nada más me importa.

—Pero, JungKook...

—No, Jimin, no me importa y no quiero eso de ti, solo quiero tu amor.

JungKook se privaría de todo, con tal de tener a Jimin a su lado.


Inner Demons →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora