La protagonista se encuentra en una época a la que no pertenece sin saber la razón y tratará de volver al presente, pero los recuerdos del pasado le revelarán secretos ante sus ojos y vivirá una experiencia junto a un asesino del que adquiere conoci...
Mis pupilas se achicaron conforme Arno abría la puerta y pude ver una silueta femenina que, a continuación, Arno sorprendido al igual que yo dijo...
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-¿Elise?-.
-¿Arno?-.
Boquiabierta solo observaba el momento, y por mi cabeza pasaba –las cosas están cambiando demasiado, más de lo que esperaba-.
-¿Qué haces aquí?-.
-Estoy pérdida, no sé qué pasó, hasta que recordé este lugar y supuse que aun seguías aquí-.
-Sí, pero las cosas cambiaron ahora, y tenemos serios problemas-.
-No recuerdo nada-.
-Tranquila, es normal, no estamos en nuestros tiempos, es 1868-.
-¿Cómo es posible?-.
Arno se acerca al oído de Elise y susurra...
-Te lo explicare, pero no enfrente de todos ellos-.
Elise asiente con la cabeza, sin apartar mi vista los miraba con los ojos entrecerrados, Edward me vio de reojo un poco preocupado y a la vez con un poco de ira por lo primero que observó que fue el colgante en forma de cruz, tenía un mal presentimiento de todo esto, pero él no era el único.
-Bueno, no puedo dejarte en la calle sola, así que vas a quedarte aquí-.
-Creo que no...-.
-No te estoy preguntando-. Decía con una sonrisa.
-De acuerdo, pero algo tengo que hacer, no pienso quedarme sentada-.
-Podrías hacernos de mucha ayuda, como una espía-.
- ¿Crees que los templarios me dejen entrar después de lo que pasó? -.
-Los templarios de esta época no saben quién eres, después de lo ocurrido, todo quedó en el olvido-.
Elise voltea a ver hacia otro lado con una cara apagada.
-Pero no importa, ahora tengo que encargarme de algo, y nuestro objetivo es el mismo, ¿me acompañarías? -.
-d'accord Monsieur-.
Ambos se dirigieron a la salida hasta que Arno cerró la puerta, cerré los ojos y solté un suspiro.
-No me lo puedo creer-. Decía mientras levantaba una ceja y apoyaba un codo en la mesa.
- ¿Sabes quién es, ¿verdad? -. Preguntó Edward.
-Sí, es la novia de Arno-.
Jacob se entró a reír por algún extraño motivo, volteé a mirarlo y de mis ojos salía fuego en sentido figurado.
