CAPITULO IV
Al ver una silueta negra debido a la luz de afuera todos entrecerramos los ojos y por mi mente pasó - ¿Quién es? -.
Al acercarse más tambaleándose de un lado para el otro, como si estuviera borracho, pude apreciar que era... ¿Ezio?, Edward lo ve con el ceño fruncido levantándose de su asiento y dice enfurecido.
-¡¿en dónde estabas?!-.
Él no responde nada.
-¿Qué te pasa?-. Pregunté conforme me iba levantando de la silla para dirigirme hacia él.
-... nada, no pasa nada-.
Yo lo miraba sospechosa –quítate la mano-.
- ¿Por qué? -.
-¡quítate la mano!-.
Ezio sin dejar de ver hacia abajo se tambalea hacia mí y se derrumba.
-¡ahhh ayúdenme, ayúdenme me caigo!-.
Altaïr sostuvo a Ezio que rápidamente se pone de rodillas y al quitar su mano se podía apreciar una gran mancha oscura en parte de la cinta que sostenía la hebilla de su traje, Altaïr lo recostó en el piso, al bajar la vista vi que lo que era ese líquido era sangre porque mi camisa estaba manchada en rojo.
- ¡¿Qué pasó?!-. Pregunté alterada.
-Los estaba siguiendo, pero atrás venia más gente y... no los vi-.
-...-.
-Pero... conseguí esto- decía mientras mostraba un sobre con un sello en forma de cruz rojo.
Agarré la carta y la observé, pero no le di mucha importancia, me preocupaba más en el estado en el que se encontraba Ezio en ese momento.
- ¿Alguien sabe de medicina? -.
Solo escuché mormullos y nadie respondió...
-Vos Evie ¿no tenes idea de nada? -.
-La medicina no es lo mío-.
Mientras largaba un suspiro dije –tráiganme un pañuelo, hilo, aguja y una vela para esterilizarla antes de que este cabeza de piedra pierda más sangre, ¡rápido ya, ya!-.
Evie junto a su hermano fueron a buscar lo que les pedí y Ezio por alguna razón empezó a soltar unas carcajadas.
-No sé qué es tan gracioso, debería darte vergüenza- decía con ira.
-Hubiera sido mejor que me muriera ¿no? - dijo sin borrar su sonrisa e iba cerrando los ojos lentamente.
Seguía viéndolo y no pude evitar ablandar la mirada, cerré los ojos que se humedecieron un poco y dije.
-Llévenlo al sillón-.
Altaïr junto con Connor lo cargaron hasta llevarlo al sillón justo a tiempo para que Jacob y su hermana regresaran, ya para ese momento Ezio se había desmayado, me arrodille en el piso, desprendí el traje de Ezio y revisé la herida, era un buen corte, con el pañuelo limpié la sangre, enhebré la aguja y recalenté a la llama de la vela, odio este tipo de cosas, en varios tiros quería salir corriendo, pero no podía, tenía que hacer un esfuerzo y cerrar la herida de Ezio, fui con cuidado de no hacer un paso en falso, para mí fue una eternidad para el resto fueron solo veinte minutos.
ESTÁS LEYENDO
El Grito Del Chimango
Hayran KurguLa protagonista se encuentra en una época a la que no pertenece sin saber la razón y tratará de volver al presente, pero los recuerdos del pasado le revelarán secretos ante sus ojos y vivirá una experiencia junto a un asesino del que adquiere conoci...