Capítulo 14

3K 112 5
                                    

Narra ______.

—Ya vuelvo— dijo Cornelio levantándose de la cama.

—¿A dónde vas?— le pregunté sentándome en la cama.

—Ire a hacer unas cosas.

—¿Qué cosas?

—No te incumben, no tardó.— rodó los ojos y salió de la habitación poniendo seguro a la puerta.

Ok, me quede sola y aburrida.

Narra Cornelio.

En unas semanas _______ se iria, ya lo había hablado con el jefe días atrás. Ya teníamos planeado todo.

Caminé por la plaza en busca de un regalo que le tenía planeado comprar a _______ antes de que se fuera.

Debo admitir que es una plebe muy guapa y linda, bipolar pero linda.

Y pues bueno ¿A quien quiero engañar?
He empezado a sentir cosas por _______, la quiero y mucho. Pero lamentablemente no se puede nada entre nosotros, solo es un secuestro y no puedo hacer nada, pensé en comprarle un regalo para que me recuerde cuando sea libre y sepa cuánto la quiero.

En fin no puedo seguir así, no me puedo andar enamorando de cualquier chica que secuestre.
¡SOLO ES UN SECUESTRO Y EL JEFE ME ADVIRTIÓ DESDE EL PRIMER DÍA QUE NADA DE SENTIMIENTOS! Agh ¿Que voy a hacer?

Pero es que en verdad ________ es super importante para mí, siento que debo estar a su lado siempre y protegerla de todo lo malo, pero eso es imposible, no creo volver a verla nunca, no creo que pueda y que ella quiera después de todo el daño que le cause a ella y a su familia y amigos por alejarlos. ¡Valentin! ¡Valentin jamás me lo va a perdonar!

Narra ________.

Cornelio llevaba varias horas fuera y tenía miedo ¿Y si le había pasado algo?

No, no, no y no, no podía pasarle nada ¿Qué haría yo sin él? No, me muero aquí yo sola.

Estaba tan nerviosa que estaba mordiendo mis uñas, cosa que casi nunca hago.

La puerta se abrió y entró Cornelio con una cara de frustración.

Me levanté de la cama y corrí hasta él y lo abracé.

—Estas bien.—susurre en su oído.

—Ehhh... Si— dijo algo confundido.

—¿Por qué te tardaste menso?— me separé de él y lo mire como si estuviera enojada.

—Esque fui a comprarte algo.

—¿Qué es?— fruncí el ceño.

—Algo que te va a gustar mucho.— sonrió.

—¿Me trajiste tacos?— salté y aplaudí con mucha emoción.

—No, tampoco plebe, no te emociones tanto.

—Ay— hice un puchero.

—Pero puedo ir por ellos ahorita.

—Ay, ya tienes todo mi corazón— brinqué y lo abracé del cuello con mucho entusiasmo.

—Y eso que no haz visto lo que te he comprado— me separo de él y me enseñó una bolsa.

La abrió y de esta saco una cajita.

—Ten— me entrego la cajita y lo mire sospechosa.

—Gracias— me senté en la cama seguida por Cornelio.
Miré la caja y luego a Cornelio. No entendía nada. ¿Por qué me daba esto?

Stockholm syndrome | Cornelio Vega Jr.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora