"Capítulo uno. El inicio".

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En ese momento, en aquel gran almacén ubicado en alguna parte de Japón, en donde parecía no haber nada más que más almacenes alrededor, se estaba desarrollando una gran batalla en donde parecía haber tres bandos en conflicto.

-¡Ataca!- Gritó aquel hombre.

En ese momento utilizó lo que parecía una muñeca de papel, la cual se transformó en un gran lobo grisáceo con relámpagos a su alrededor dirigiéndose hacia lo que parecía una persona normal, pero tenía cola y orejas de gato.

-¡Eso no te funcionará, maldito!-Le respondió.

La persona gato se concentró un poco y de inmediato energía azul rodeó sus puños para luego cambiarse por fuego, el hombre gato retrasó sus brazos y enseguida los arrojó hacia adelante disparándose una gran llamarada de fuego que en segundos hizo contacto con el lobo creando una gran explosión en el lugar, esparciendo humo en todas direcciones, pero además de esas dos tipos de personas había otras que, a pesar de tener también cola y orejas de gato usaban armas y sus manos desnudas para pelear contra las personas que parecían ser normales y las que tenían características felinas y usaban fuego.

En esos momentos cuatro personas se encontraban en el interior de una habitación del almacén, dos de ellas estaban totalmente mal heridas al borde de la muerte, una de ellas era una joven mujer de largo pelo castaño y ojos azules, el otro era un hombre un poco mayor que ella, pero a diferencia de ella tenía orejas y dos cola de gato de color blanco, de igual forma su cabellera era de color blanco y poseía ojos de color amarillo brillante, ambos de tez clara, y aquella mujer llevaba en sus brazos a un pequeño bebé que tenía señas muy particulares, ojos amarillo brillante, cabello castaño, pero en la parte de sus cabellos sobre su frente tenía un mechón de pelo blanco que asemejaba a una estrella con seis picos curvos, el bebé estaba llorando mientras la joven estaba tratando de calmarlo con sus últimos alientos, a la vez otro joven que parecía tener unos diecisiete años estaba derramando lágrimas sin poder contenerse mientras los veía y caminaba hacia ellos resistiendo a la par las heridas de fuego que parecía tener en la parte izquierda de su cuello y hombro izquierdo.

-Lo-lo siento hermana, lo siento...-Le suplicó aquel chico.

El chico llegó junto a la joven y cayó de rodillas mientras continuaba derramando lágrimas incontrolablemente y parecía arrepentirse incluso de su propia existencia.

-Nunca imaginé que esto terminaría de esta forma... Nunca imaginé que él llegaría a tomar esta decisión de matarte... Realmente lo lamento... De haberlo sabido no hubiera participado y hubiera hecho todo para detenerlo... Perdóname hermana...

El joven continuó llorando desconsoladamente hasta que la chica malherida utilizó su mano derecha para tocar su mejilla y mostrarle una leve sonrisa, hablándole con dificultad.

-E-está bien... No tienes la culpa de nada... Lo hiciste porque creías que era lo mejor para mí... Sólo querías protegerme...-Dijo aquella joven con debilidad.

-¡Pero terminé haciendo todo lo contrario!

-Pu-puede ser... Pero no te culpo de nada ni a ti ni a papá...

-Dime, hermana... Respóndeme por favor... ¿Qué es lo que puedo hacer para que me perdones? ¿Qué es lo que puedo hacer para enmendar mi error?

-Solamente te pido una cosa...-Fue lo que dijo aquella joven con una débil voz.

La joven tomó con ambos brazos al bebé que recién se había calmado y se lo acercó a su hermano.

-Espero no poner... Mucha carga sobre ti... Pero si él y yo no vamos a sobrevivir a esto... Por lo menos quiero que mi pequeño Sorato lo haga... Por favor, Jin... Es lo único que te pido...

La mayor desgracia de dos historias (2 Gaidate no saidai no fuko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora