"Capítulo tres. Hacia el clan Rokku".

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El día seguía su curso natural en Neko no haha, igual que en el día anterior los trabajos de reconstrucción del clan Sukiru Nashi seguían desarrollándose, con el apoyo de todos los nekomatas que pudieran ayudar se estaban recuperando poco a poco. Mientras esperaban al regreso de Nozomi y Mamoru; Masuyo y Nanashi se encontraban en el interior de una pequeña edificación de madera ubicada en la parte trasera de la casa del líder del clan, dentro de los límites creados por la barda que la rodeaba. En el interior del lugar se encontraban una amplia cantidad de armas, cortas y largas, punzo cortantes y contundentes, distintos tipos de armas se encontraban ahí. Las dos personas que se encontraban ahí parecían estar escogiendo el arma que llevarían en su misión, pero por mucho que lo estuvieran pensando ya sabían la respuesta a lo que llegarían.

-¿Por qué perdemos tanto tiempo en esto, Masuyo?-Preguntó dudosa.

-¿A qué te refieres, Nanashi?

Sintiéndose un poco confundido por las palabras de Nanashi, Masuyo preguntó eso al voltear a verla.

-Es más que obvio a lo que me estoy refiriendo, Masuyo. Estamos perdiendo el tiempo en balde, tú y yo sabemos que llevaremos las mismas armas que siempre acostumbramos, está más que claro eso.

-Supongo que tienes razón, pero deberíamos de llevarnos por lo menos otro par de armas cortas para defendernos si perdemos las principales, Nanashi. Recuerda que entraremos a un terreno por completo hostil contra nosotros y nadie más que nosotros nos ayudaremos, el resto de personas se encontrará en nuestra contra y por consecuente serán nuestros enemigos.

-Si lo pones de esa forma no estás mal, Masuyo, pero ¿de verdad somos odiados por todos los nekomatas del clan Rokku?

-Eso es demasiado fácil de saber, Nanashi.-Respondió con un ligero tono de molestia.

-Por supuesto que no, Masuyo.-Reprochó al instante.- No porque su líder y una porción de su clan nos odie quiere decir que todos los demás nos odien, no puedes generalizar de esa forma.

-Sólo deja de reprochar tanto y escoge otra arma para que la lleves como una secundaria en caso de necesitarse, no creo que te estorbe.

-Está bien, pero primero lo primero.

Nanashi regresó su atención de nuevo hacia el estante de armas que tenía a su derecha y tomó un cinturón de cuero que llevaba en los costados un par de pequeñas mochilas del mismo material, habiendo en el interior de éstas dagas como las que suele usar ella.

-Mis armas principales no pueden faltar.-Comentó al ponerse el cinturón y ajustarlo.

-Entonces, ¿qué armas llevarás como una secundaria?

-Pues...

Nanashi comenzó a caminar apartándose del estante para ver las armas que estaban colgadas en la pared, deteniéndose unos pasos después.

-Creo que me llevaré esta.

Nanashi tomó de la pared una espada corta junto con su vaina y la ajustó en la parte trasera de su cinturón.

-¿Estás segura de que quieres llevar esa, Nanashi?

-Sí, es la que siento que se amolda más a mí puesto que yo uso armas cortas.

-Si lo pones así tienes razón, Nanashi.

-Pero es hora de que escojas la tuya, Masuyo.

-También es más que obvio cuál escogeré.

Caminando junto a ella, Masuyo tomó la katana envainada que estaba colgada también en la pared, ajustando la vaina en su costado derecho.

-Listo, ahora ya estoy mejor.

La mayor desgracia de dos historias (2 Gaidate no saidai no fuko)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora