Cuando las otras se habían ido, el padre Gabriel volvió su atención a Leonie. -¿Que demonios fue eso?- Parecía enojado. Era tan devastadoramente atractivo, incluso cuando estaba enfadado. Como un santo furioso, de cabello oscuro y ojos azules.
-Lo siento, no pude aclarar todo en mi cabeza el día de hoy,- dijo Leonie. Normalmente era tan fácil, eso era lo frustrante. Por lo general, Abigail simplemente la atravesaba y la poseía, y ni siquiera tenía que intentarlo conscientemente.
-Eso no es suficiente. Una producción depende de que cada miembro del elenco haga su parte lo mejor posible. Lo revisaremos de nuevo ahora. Leeré a John Proctor. Necesito saber que al menos puedes manejar el papel, ya que nos convenciste en los ensayos de que podías.
Era sombrío, sin sonreír. Leonie tragó saliva, sintiéndose aún peor que antes. El padre Gabriel como John Proctor era a la vez una fantasía y un pavor. -¿En el escenario?
-Aquí está bien.
Cerró brevemente los ojos, luego comenzó.
Le pidió a John Proctor, ahora interpretado por el padre Gabriel, que le dijera una palabra suave.
Pero él le dijo que no. Estaba hastiado.
El tono de Gabriel como John Proctor era severo, pero también había una caricia en sus palabras.
De repente, Abigail Williams estaba fluyendo por sus venas otra vez. La antigua bruja se hizo cargo. Ella -Abby y Leonie - añoraba a John Proctor, estaba desesperada por él.
Le suplicó que no fuera invernal y fría con ella. Le dijo que no podía dormir porque soñaba con él.
Las instrucciones del escenario decían que debía llorar, pero Leonie ni siquiera lo notó, sin embargo, sus ojos estaban húmedos. No había dormido recientemente, y era por él. Él atormentaba sus sueños.
El padre Gabriel, como John, confesó que la pensaba 'suavemente' de vez en cuando.
Leonie sintió el anhelo prohibido. Él, un casado, piadoso granjero y ella, una joven de la mitad de su edad a la que había concebido una pasión mortal por el deseo entre ambos: la seducción suplicante de Abby y la determinación de Proctor de luchar contra ella.
Llegaron a la línea donde John Proctor amenaza con darle una paliza a Abby, y la sacude. El padre Gabriel en realidad la estaba sacudiendo. Su mano la tomó del hombro mientras decía la frase. Leonie se encontró respirando pesadamente y no quería que él se detuviera. Ella lo miró, viendo la ira y el deseo de John Proctor en su rostro. Su cara no era de John Proctor.
Abruptamente él la dejó ir y se apartó de ella. Parecía horrorizado.
-Dios mío, Leonie, lo siento. No sé qué me pasó.
Ella no podía dejar que se separara así. Dio un paso hacia él, manteniéndose cerca. Lo miró, viendo el deseo que todavía estaba en su rostro. Haciendo caso omiso de lo que acababa de decir, preguntó: -¿A qué se refiere con, 'me agarró de la espalda'?- Ella sabía lo que significaba, y Gabriel sabía que ella sabía lo que significaba.
Hizo una pausa, solo por un segundo. Entonces algo se apoderó de él.
-A esto.- La agarró de las caderas bruscamente y la giró. La abrazó contra sí mismo, la apretó contra su cuerpo. Podía sentir su dureza presionándola a través de la tela de su falda escolar y su propia ropa.
La respiración de él estaba en su cuello, sus labios tan cerca de su piel. -Así. Esto es lo que hizo.- Su voz era ronca.
Sus manos agarraron su cintura evitando que se alejara. Leonie podía oler su aroma, un aroma fresco y masculino con un rastro de incienso. Ella podía sentir el calor de su cuerpo. Ira y ardiente deseo.
Apenas podía respirar, lo deseaba tanto.
Él la abrazó, tan cerca. Estaba aterrorizada de girar y romper el hechizo
-Así, él la agarró de la espalda.- Gabriel la atrajo aún más firmemente contra él.
Leonie estaba luchando por controlar su propia respiración. Se quedó allí, con él agarrándola. Su aliento se atrapó en su garganta en un pequeño grito. Él la agarró con más fuerza.
Cuanto quería sus brazos alrededor de ella. Cómo quería que él la presionara contra él. Nunca me dejes ir, abrázame, llévame...
Pero luego él la soltó. Ella se volvió hacia él interrogándolo.
-Sueño contigo, pero lamentablemente despierto.
No era la línea correcta. Era lo contrario de lo que se suponía que Abigail debía decir.
La voz de Leonie era un susurro. Ella lo miró, y él a ella. Estuvieron así por lo que parecieron años.
Gabriel cerró los ojos. Respirando. Un músculo se apretó en su mandíbula.
Luego se volvió bruscamente y se fue.
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Invocando el pecado - Noël Cades (traducción) BAJO EDICIÓN.
RomanceÉl es su profesor y su sacerdote... ¿Qué pasa cuando se enamoran irremediablemente? Un amor erótico, prohibido, el verdadero romance entre una estudiante estadounidense y un sacerdote católico. *** Esta es una traducción, pueden encontrar la novela...