Fue la semana más maravillosa de la vida de Leonie. Cada día sabía con mayor certeza de que Gabriel era con quien quería estar, para siempre.
Hicieron el amor, hablaron, salieron a caminar y visitaron bares ingleses tradicionales. Una tarde, Gabriel incluso la arrastró hasta un museo de restos romanos y le compró una moneda de oro como recuerdo. "De la suerte," le dijo.
También trabajaron juntos: Gabriel marcando exámenes y trabajando en su tesis, y Leonie haciendo su tarea de vacaciones. Tenía sentido tenerla lista antes de Navidad, sobre todo porque tenía un tutor personal a mano.
Al menos esa era su intención. El problema fue que cuando él vino y se sentó a su lado, ella se distrajo por completo y terminaron haciendo un tipo diferente de trabajo. Y cuando Gabriel estudiaba, Leonie sintió el impulso de ver si podía distraerlo.
Ella siempre podría. Creía que sus cuerpos estaban hechos el uno para el otro. Leonie sintió que lo conocía desde hacía cien años, y al mismo tiempo tuvo momentos de nerviosismo y ansiedad a su alrededor.
Leonie trató de cocinar para él, pero fue un desastre, ya que la cocina no era su área de habilidad. Gabriel, que era un cocinero experto, no podía dejar de reírse de sus esfuerzos.
-Soy buena con la ensalada,-protestó.
-Eso es ensamblar, no cocinar,- dijo Gabriel. -¿Cómo planeas sobrevivir la universidad?
-Con ensaladas y comida para llevar,- dijo Leonie.
Terminaron ordenando pizza. Leonie se sorprendió de que tuvieran restaurantes de pizza cerca, ya que el sitio parecía tan rural. Pero incluso las pequeñas aldeas con postal, construidas en piedra dorada de Cotswold, tenían muchas comodidades modernas.
-Este sería un buen lugar para vivir,- dijo Leonie.
-Siempre pensé que sí. Sería un buen lugar para criar niños, con todo el espacio al aire libre,- dijo Gabriel.
Probablemente estaba hablando de forma abstracta, ya que debe haber renunciado a esa idea al ingresar al sacerdocio. Pero aún le daba a Leonie una extraña sensación en el estómago. No quería tener hijos dentro de años y años, pero aún así quería, no pudo evitar imaginar a un niño pequeño con los ojos azules de Gabriel.
Cambió el tema, no queriendo parecer una mujer loca. -¿Cómo aprendiste a cocinar?- Él había cocinado para ella con un éxito espectacular.
Gabriel no quería mencionar que Joanne odiaba cocinar, por lo que había asumido esas tareas. -Es solo una destreza y mucha práctica. En el seminario teníamos todas nuestras comidas preparadas, pero en St. Winifred's, el padre Stephen y yo nos turnamos.
Leonie se sintió extrañamente envidiosa del padre Stephen, por poder pasar todas las noches con la compañía de Gabriel.
El jueves hubo otra llamada de Fggy.
-Odio interrumpirlos, pero, ¿hay alguna posibilidad de que puedan venir a Londres por el día? Es el tío Hugh. Está ansioso por conocerte de nuevo, por alguna razón.
-¿Por alguna razón?
-No fue muy directo. Lo hizo sonar muy informal, pero puedo decir que no lo es. No me pediría que te arreglara una junta con él sin motivo alguno,- le dijo Figgy.
Leonie se mostraba reacia a ceder parte de su tiempo con Gabriel, pero la cosa del tío Hugh sonaba potencialmente importante. Gabriel pensó lo mismo -No sé más que tú o que Figgy acerca de qué podría tratarse, pero no parece el tipo de invitación a la que deberías pasar por alto.
Gabriel también estaba feliz de venir a Londres ese día, ya que podía aprovechar la oportunidad para visite la Biblioteca Británica. Acordó con Figgy que los dos tomarían el tren a la mañana siguiente.
-Va a ser muy extraño verte con el padre Gabriel,- dijo Figgy.
-Estará usando ropa normal,- le dijo Leonie. -No estará vestido para misa.
-Pero igual tendré que llamarlo padre, ¿no? No puedo llamarlo señor Brydon, ¿verdad? Parece tan extraño.
-Si usa jeans y lo llamas padre, la gente va a pensar que es tu papá,- dijo Leonie. -Y eso sería súper raro.
Decidieron que Figgy debería evitar llamarlo de cualquier manera.
-¿Querrá venir a almorzar también? Estoy segura de que sería bienvenido,- dijo Figgy.
Leonie se sorprendió de lo incómodo que sería, ¿presentar a Gabriel como su qué? "Novio" parecía presuntuoso y "cita" sonaba demasiado informal. El "profesor de inglés" y el "ex sacerdote" estaban claramente fuera de cuestión. También existía la escalofriante posibilidad de que el tío Hugh lo reconociera, desde la recepción después de la obra.
Afortunadamente, Leonie sabía que Gabriel quería comenzar su investigación, por lo que pudo declinar por él. Pero pensar en la incomodidad de todo eso la preocupaba por el futuro. ¿Cómo podían pasar de lo que son, a algo normal? Y Gabriel, ¿incluso querría pasar a algo así?u
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Invocando el pecado - Noël Cades (traducción) BAJO EDICIÓN.
RomanceÉl es su profesor y su sacerdote... ¿Qué pasa cuando se enamoran irremediablemente? Un amor erótico, prohibido, el verdadero romance entre una estudiante estadounidense y un sacerdote católico. *** Esta es una traducción, pueden encontrar la novela...