Capítulo 5: La calma previa a la tormenta

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Habían pasado dos meses enteros y Dev Porter no había vuelto a hacer nada a Cyrene Rose. Últimamente, desde su primer extraña escapada de la clase de historia, empezó a hacerlo con cotidianeidad. Se escapaba aunque sea una vez al día de alguna clase. Sav y Cy se habían acostumbrado a ello, pero no estaban del todo tranquilas. 

Se murmuraban rumores de que iba al baño a drogarse, que se escapaba al sótano del colegio a beber cerveza, que tenía una aventura con alguna profesora, que pedía en enfermería que le inyectaran morfina o algún calmante, también decían que contrabandeaba resoluciones de tareas que robaba de la oficina de la secretaria del director en horarios de clase, que robaba autos y muchas otras tonterías por el estilo. Nadie había sacado la conclusión, de que simplemente tenía sexo veloz en el baño con alguna muchacha. 

Dev había tomado la costumbre de citarse con diferentes rubias en el baño, así había empezado a entrenarse. Un verdadero casanova tenía sexo con las chicas. Y él ya se había iniciado, por lo que estaba cada vez más cerca de ser el mejor del colegio. Sólo necesitaba práctica. Y diariamente. Por lo que se escapaba de alguna clase del día, y tenía sexo en el baño de hombres todos los días. A veces también lo hacía en los recesos o no almorzaba para hacerlo. Hasta que una tarde se desmayó de hambre. Sólo contaba con esa comida en el día, por si en el taller no tenían suerte y no cenaba. Así que decidió que ninguna muchacha era más importante que comer, así que dejó de escaparse del almuerzo también. Tenía pánico a dejar embarazada a alguna adolescente de su colegio, por lo que había acostumbrado siempre usar preservativo. No quería contagiarse de nada, ni hacerse cargo de algún niño a esa edad. Era chico para ser padre, mejor ser precavido. Las chicas siempre llevaban preservativos, pero de todos modos le había pedido a Alex Datch, su mejor amigo, que le consiguiera algunos, de buena calidad, por si acaso.

Esos dos meses había tenido sexo a lo loco. En baños, salones desocupados, entretechos, tejados, autos y parques nocturnos. Dev estaba realmente feliz, había logrado durar media hora sin tener que pensar en distracciones, disfrutando plenamente del sexo. Amaba a las rubias. Nunca tenía sexo con muchachas que no fueran rubias, guapas y delgadas. Tal vez lo llamaran superficial, pero no le importaba. Si iba a tener sexo casual y superficial con una muchacha, por lo menos que fuera como a él le gustaban. Ya había tenido sexo con casi todas las chicas que había besado del colegio, incluso a las que les había roto el corazón. Sólo le faltaban un par de porristas. Britney y Sara. Ése día, iba a encontrarse con Britney bajo las gradas en clase de gimnasia, así que todos sus compañeros estarían en el campo de juego, practicando y entrenando y él entrenaría también, sólo que de un modo distinto. Ya habían arreglado hora y lugar, sólo faltaba que llegara el momento.

La noche anterior, pensándolo bien, recordó que jamás había estado con una muchacha que tuviera los senos grandes. Britney tenía unos implantes bellísimos, pero sabía que no eran naturales, por lo que no le calentaba tanto la idea como un par que si lo fueran... ¿Por qué las lindas rubias de su colegio no tenían una buena delantera? La mayoría tenían buenos traseros, no demasiado exuberantes, pero no podía quejarse de aquello.

Cyrene y Savannah estaban dispuestas a frenarlo en el pasillo antes de ir a gimnasia, y aclarar las cosas. Querían saber si era una tregua momentánea o si ya se había acabado la guerra, y como Cy no se animaba a hablar con él a solas, su mejor amiga la acompañó. Hacía mucho que no iban a la casa de los Van Middelkoop porque Dean había salido de viaje, entonces se pasaban las tardes en casa de los Rose, así Savannah podía conversar con Eddie. Habían pactado que cuando cumplieran los quince, se confesarían a sus amores platónicos, salvo que corrieran riesgo de perderlos antes de edad, entonces podrían actuar antes. 

Cuando sonó el timbre, y Cyrene se dió la vuelta en su silla para buscar a Dev, pero él ya se había ido. Suspiró decepcionada y fue con su amiga a los vestuarios. Luego de ponerse su asquerosa ropa de deporte de los mil infiernos, se puso en marcha para ir afuera. Deporte y aire libre, no podía haber combinación más desagradable para ella. Savannah y ella habían planeado ir a Aspen en las vacaciones de invierno, Sav le enseñaría a Cy a esquiar, y pasarían un buen descanso. Pensando en eso, se motivó y salió al cesped mal cortado y opaco. 

Bajo el color del cielo (Cy y Dev)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora