Capítulo 29: Callejón sin salida

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Dev y Cyrene pasaron toda la mañana juntos. Desayunaron, conversaron y hasta se bañaron juntos, pero cuando llegaba la tarde, Dev llevó a Cyrene a su casa. Renegando por ello, pero dispuesto a dejarla unas horas para darle tiempo a preparar la cena de aquella noche. Los Datch se habían retrasado, por lo que no se encontraron con la sorpresa de Dev durmiendo desnudo con una muchacha. Cuando los padres de Alex llegaron, ellos justo se alejaban de la casa en el coche.

Cyrene entró en su casa, tranquila y sin apuro de escapar de sus padres ésta vez. Su mayordomo la recibió avisándole que sus padres la esperaban en la sala de estar para tomar el té juntos y conversar. Ella resopló, pero asintió resignada. Subió a su habitación, se puso unas botas de taco bajo y una camisa de gaza sobre la musculosa blanca. Sus padres la regañarían si iba sin arreglarse a tomar el té. Se soltó el cabello, y se echó perfume, porque toda su piel olía a perfume de Dev y no era buen indicio que oliera a hombre tras "pasar la noche con Savannah". Sonrió con picardía y bajó hasta la sala de estar del primer piso.

Entró haciendo ruido con los tacos, adoraba el sonido de los tacos sobre el mármol. Vió a sus padres sentados juntos en un sillón doble, con la pequeña mesa de vidrio en frente y un sillón pequeño e individual en delante de ellos. ¡Oh no! Era una charla realmente seria. Se sentó y asintió sin mirar a los ojos a ninguno de ellos. Tomó una taza con té, le echó dos terrones de azúcar y tragó un sorbo que le quemó la garganta, provocándole una mueca.

-Querida, debemos hablar contigo- dijo su padre muy pacientemente mientras Cyrene ponía la taza sobre su correspondiente plato. Ella asintió callada, no sabía si era porque no le salían las palabras o porque no sabía qué decir.

-Tu padre y yo, bueno... Empezamos un nuevo negocio- susurró Kendra mirando hacia el techo. -Uno muy, pero muy importante ¿Sabes?- le habló como si fuera una niña, provocando que Cyrene la mirara ceñuda.

-Todos lo son- replicó, recordando cada charla informativa sobre los proyectos laborales de sus padres. No entendía el motivo de mantenerla informada sobre sus negocios, realmente no le interesaba saber de ellos.

-Pero éste, probablemente sea el más importante y riesgoso que hayamos hecho- suspiró su madre bebiendo de su taza de té. Jeffrey se volvió ceñudo hacia su esposa.

-¡Kendra!- la regañó. No había por qué decir aquello de ése modo frente a la niña, se lo recordaría en cuanto estuvieran en privado -Cariño, empezamos un negocio importante. Uno en el que invertimos demasiado dinero, Howard Smith y yo, ambos invertimos muchísimo dinero en el negocio- explicó con paciencia, gesticulando con las manos y mirando a la nada. Cyrene asintió.

-Howard es el padre de James- rió Kendra mientras comía un muffin con una cuchara. Cyrene rodó los ojos, ¿No podían tan sólo ir al grano y ya? ¿Y qué tenía de malo comer un muffin con las manos? Sus padres la exasperaban.

-Mira hija, sólo queríamos informarte de ésto- dijo su padre, y enseguida Cyrene unió los puntos, recordando la charla que había espiado antes. Miró ceñuda hacia su taza de té, titubeando, y luego optó por preguntar con inocencia.

-¿Qué tanto dinero invirtieron ésta vez?- preguntó y la voz se le apagó de pronto. Ahora entendía por qué esquivaba tanto a sus padres. Les temía. Sentía que ellos podrían arruinarle la vida de un día para otro.

-No puedo darte un número exacto hija, pero es una cifra importante, un porcentaje de nuestra... Nuestro dinero- dijo para no decir "fortuna", una palabra que Jeffrey sabía no le agradaba a su hija. Cyrene se mordió el labio inferior.

-¿Qué pasaría si se rompiera la unión? El acuerdo, ¿Así se dice no?- preguntó con inocencia y fingiendo desinterés en ello. No podía usar las palabras exactas que había oído de nuevo, o la descubrirían.

Bajo el color del cielo (Cy y Dev)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora