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- No acepto el casamiento. No seré tu esposa – declara Olympia en cuanto Eitan y Oliver abandonan el castillo.
Lo tiene claro desde el principio y estaba esperando a que se fuesen, era lo primero que estaba deseando decir tras su marcha.
La sonrisa que amenaza con aparecer en el rostro de Alexander, es amplia y brillante. Una chispa de felicidad brilla en su pecho al escuchar aquellas palabras, porque siente realmente que aún no la ha terminado de perder.
En cambio, Rune, no sonríe.
Él estaba esperando que ella aceptase y se ha llevado una decepcionante sorpresa. No es ingenuo y poco a poco continúa conociendo a la princesa, sin embargo, no se lo esperaba tan pronto, o al menos, no de forma tan directa.
- Es parte del acuerdo.
Olympia niega con la cabeza a disgusto.
- Creo recordar que te dije que yo no haría aquello que no quiera hacer, aunque me lo pidan para ayudarme a salvar mi reino. No, yo siempre termino tomando las decisiones que yo quiera para mi vida, y esta no es una de esas.
Rune recuerda que le dijo eso hace unos días atrás y ahora se siente como un completo necio. Ha servido para aterrar a Eitan y continuar con el plan, pero no ha servido para lo que realmente quiere realizar ese casamiento.
Ha pasado tan solo una semana desde que se conocieron y, aun así, Rune está casi seguro de una cosa, está comenzando a sentir extrañas cosas por la princesa. A tal punto de que no le cuesta fantasear con casarse.
Olympia tiene bien claros sus ideales y lo que debe hacer. Un casamiento con Rune no viene dentro de esos ideales, para ella el casamiento es algo importante y espera encontrar a esa persona que ame y la haga feliz.
No es una completa ignorante, sabe que la mayoría de los casamientos son concertados, pero hay algo que le impide querer tener uno de esa forma, y esa cosa es el romance de su madre con su real padre. Su madre amaba a ese hombre y no al rey, ella es fruto de ese amor.
No quiere sentirse como su madre se sentía, si realmente acaba amando a alguien, espera que ese sea su esposo en un futuro. Nadie más.
- Es parte del acuerdo – insiste desesperanzado.
Comienza a impacientarse, detesta que intenten obligarla a algo que no desea y sean tan insistentes con el tema.
- Entonces tendremos que dar por acabado este acuerdo, prescindiré de vuestra ayuda y lucharé únicamente con los salvajes. Puede ser más difícil, pero no imposible – alza la barbilla con orgullo – nunca me doblegaré por miedo a perder.
Rune respeta eso, pero le cuesta darse por vencido. Ahora tiene miedo de que Alexander termine por conquistarla y se le adelante, aunque ella misma ha repetido una infinidad de veces, que el castaño tan solo es su hermano, que solo les une un vínculo de hermandad.
Discuten sobre su acuerdo, ninguno quiere dar su brazo a torcer. Cada uno tiene sus planes de futuro y no concuerdan entre ellos.
Al final acaban siendo dejados solos en la sala, tan solo con los guardias reales y Daymon, él cual se queda para velar por la seguridad de la princesa mientras Alexander da una vuelta.
El rubio no se ha quedado satisfecho con la despedida de Eitan, sospecha que trama algo y ha ido a observar que todo sigue en orden. Se ha percatado de la forma en que miraba a Olympia cuando se marchaba y eso demuestra sus malas intenciones. Sabe que, por su personalidad altiva, jamás se habría marchado de esa forma tras haber sido humillado y amenazado por la persona que puede arrebatarle el trono.
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Lucha de coronas
FantasyA veces aquellos en los que más confiamos, son los primeros en traicionarnos. Eso es algo que aprendió Olympia cuando menos lo esperaba y eso le marcó todo su futuro. Su vida entera. Odiada por el rey de su reino, su propio hermano, tiene que tomar...