Agotados los tres chicos se bajan de sus respectivos caballos, amarrándolos a un poste de madera junto al caballo de la princesa, la cual ya se encuentra adentrándose a la posada con un paso determinado, como si no llevase dos días enteros cabalgando sin descanso.
Eso llama totalmente la atención del rey.
Él, quien tiene bastante aguante y había empezado el viaje más emocionado que ninguno, se siente totalmente desfallecido y con sus energías casi al mínimo, rozando el cansancio máximo, ni siquiera puede sentir sus piernas y sabe que en cualquier momento se caerá al suelo del agotamiento.
Alexander recupera toda su energía y sale a paso rápido tras la castaña, siendo el segundo en entrar a la posada.
Rune vuelve a quedarse asombrado, el chico hace unos segundos parecía que iba a morir en cualquier momento, estaba incluso pálido y con la mirada perdida.
Solo imaginarse a sí mismo corriendo también, le hace sentirse más exhausto que antes. Está agotado, demasiado agotado y sabe que hasta que no beba o coma algo, no podrá recuperar un poco de sus energías, aunque no sean demasiadas.
- ¿Tu no saldrás corriendo tras la princesa? – cuestiona Daymon intrigado tras el rey.
Rune pega un pequeño salto por el sobresalto, no esperaba escuchar la voz de Daymon de esa forma y tan cerca de él, estaba totalmente perdido en sus pensamientos.
Durante unos segundos se queda callado tan solo observando los ojos del moreno, algo en ellos brilla junto a una sonrisa que parece no querer ocultar la diversión que está sintiendo. De nuevo siente que quiere divertirse a su costa, de nuevo se percata de que le ve en ese momento como un juguete.
Esta vez no quiere ser tan fácil, quiere evitar a toda costa caer en sus juegos.
- ¿Debería?
- Depende – se encoge de hombros de forma desinteresada – alguien deberá compartir dormitorio con ella por su seguridad, aunque ella se niegue a que la protejamos en todo momento, sabe que sola en una habitación es un blanco fácil.
Rune frunce el ceño al escuchar aquello.
- Eso significa que ahora mismo Alexander podría ser quien comparta cuarto con ella esta noche, ¿verdad?
Daymon finge pensárselo, haciéndose el interesante y de paso añadir un poco más de desesperación al rey que trata de conquistar a su amiga. Desde luego que le divierte esa situación, no lo mostrará abiertamente y posiblemente solo Olympia se percate de ello, pero él desde luego que lo disfruta.
Es un poco malvado a su manera.
Un chico de confianza que, si te da su lealtad, puedes quedarte tranquilo que jamás la perderás, pero que, sin embargo, disfruta viendo a la gente en este tipo de situaciones. Él se da cuenta antes que nadie de este tipo de cosas, por ello lo disfruta hasta que todo explota.
Para Daymon la gente es demasiado previsible y cuando a eso le añades el amor de por medio se vuelven incluso estúpidos, sabe percatarse de ese momento antes que nadie para poder divertirse de eso.
- Bueno, no me importa – trata de fingir desinterés para que el moreno deje de divertirse a su costa, sus ojos vuelven a brillar de una forma inquietante – ella estará segura al lado de Alexander, no hay nadie mejor que él para protegerla.
Daymon no responde nada más al darse cuenta de que no se divertirá en esa conversación y se limita a caminar hacia el interior de la posada, obligando a Rune usar todas sus últimas fuerzas para alcanzar al resto.
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Lucha de coronas
FantasiA veces aquellos en los que más confiamos, son los primeros en traicionarnos. Eso es algo que aprendió Olympia cuando menos lo esperaba y eso le marcó todo su futuro. Su vida entera. Odiada por el rey de su reino, su propio hermano, tiene que tomar...