- ¡Un brindis por mi hija, Olympia! – grita su padre en medio del banquete que se está celebrando en su honor.
Una semana atrás Alexander y Olympia fueron a quejarse sobre el matrimonio, aunque ninguno fue escuchado realmente, su padre sigue manteniendo la misma mentalidad y les informó que a menos que Olympia ofreciese un mejor pretendiente antes de hacer todo oficial, declararían a Alexander como prometido, pero no lo han hecho.
Eso cabreó tanto a la castaña que no se presentó en el lago como le pidió Rune que lo hiciese, desde entonces el joven la evita y cada vez que se encuentran él sale huyendo al lugar más alejado posible, siempre tratando de no encontrarse en la misma sala.
Aquello ha afectado ligeramente al humor de la princesa, nadie menos Daymon se ha dado cuenta de ello, pero se encuentra más malhumorada y distraída.
Sigue dando órdenes y entrenando a aquellas personas que se han ofrecido para luchar contra Eitan, incluso recibió con gran amabilidad a los guardias reales que vinieron de Deinn con información de los padres de Rune, esa misma noche se estaba celebrando no solo la fiesta en su honor, sino que significaba más, mucho más.
Las noticias que trajeron consigo eran lo que ellos esperaban, todo en Deinn se ha puesto en marcha, los padres de Rune se han encargado de avisar que habría un nuevo reclutamiento para una futura guerra. Hicieron oficial su alianza con Olympia y su desagrado hacia el reinado de Eitan.
También se hizo oficial que su rey fue él mismo junto a la princesa a Peirl para conseguir más aliados.
Los guardias aseguraron que hubo un gran revuelo en el país una vez se hizo el comunicado. Una gran parte apoyaba la decisión de Rune y hubo una minoría que prefería no meterse en una guerra que claramente no era suya.
Cuando se toman este tipo de decisiones es normal provocar reacciones, normalmente contrarias entre sí. El pueblo de Deinn no conoce personalmente a Olympia o lo ocurrido en el palacio aquel fatídico día, solo conocen los comunicados oficiales que dio Rune antes de su marcha y todo lo que sus padres hayan añadido a lo largo de estos meses.
Aunque el hecho de que mucha gente se pusieran a su lado significa mucho para ella.
Solo quedaba que Nate volviese con las hermanas del centro del reino, habían ido en una misión encubierta para poder escuchar de que se hablaba sobre la decisión de Olympia sobre ocupar el trono, incluso se pensó en que, si se podía, intentasen entrar al castillo para averiguar que estaba ocurriendo dentro de sus grandes muros.
Querían descubrir que estaba tramando Eitan.
Aunque todavía no habían vuelto. Ha pasado la semana pactada que se puso de tiempo límite, si no vuelven en un día, todos darán por hecho que han sido capturados o asesinados, por lo que todos se encuentran algo tensos.
- ¡Un brindis por nuestra futura reina! – exclama el hombre de piel acaramelada, del cual nunca logra recordar su nombre.
Todos alzan su copa con el vino en su interior.
Por la alegría y el buen ambiente que hay en el lugar, nadie podría llegar a sospechar que están celebrando que la verdadera guerra se aproxima, una guerra donde probablemente pierdan muchas vidas aliadas y gente inocente se vea envuelta, aunque no lo desee.
Eso es lo único que preocupa a la castaña, herir a su pueblo cuando ha estado sufriendo demasiado por ello ya, no merecen más dolor y sufrimiento, aunque sea para intentar liberarles de eso.
Cada día que pasa más sometidos se encuentran ante el reinado de Eitan. Incontables rumores y habladurías sobre su ejercito resuenan en la mente de Olympia, haciéndola sentir impotente sobre toda esa gente que pide su ayuda y no puede ayudarla.
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Lucha de coronas
FantasyA veces aquellos en los que más confiamos, son los primeros en traicionarnos. Eso es algo que aprendió Olympia cuando menos lo esperaba y eso le marcó todo su futuro. Su vida entera. Odiada por el rey de su reino, su propio hermano, tiene que tomar...