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Cuando llegue a su casa, Jin está detrás de la puerta esperando por algo. Apenas y había tocado el timbre, cuando no tardó ni dos segundos en abrirme la puerta, y yo retraído por la rapidez, retrocedí.

-Pensé que no vendrías -había dicho él, mordiéndose los labios con un nerviosismo evidente, casi se me hizo innecesario.

-¿Por qué lo creíste?

-El padre de Jungkook me dijo en la mañana que buscará a alguien lo más pronto posible en caso de que no volvieras. Pensé entonces que de verdad no quisiste porque él... bueno, por lo que te dije sobre la familia ayer.

Cerré la boca, contraído por su respuesta. Pero supongo que debía de ser normal la reacción de él, y la de Hoseok. Yo había sido medio tonto la noche anterior al salir tan precipitadamente. Apriete los labios, pero no duró mucho antes de que me diera el paso a la inmensa casa.

-Iré a cambiarme, Jungkook está en la sala -dijo al tiempo que se acercó a las escaleras-. No sé qué hiciste ayer, pero está hablando desde la mañana que llegue sobre ti.

Yo sonrío, convencido con la idea de Jungkook, como un parlanchín, diciendo tantas cosas como Jin, diciéndole lo aburrido que había estado antes de haber tenido la sensación de sueño, y como después cuando estaba durmiendo, le cante. Pero cuando entro a la sala, y lo miro en medio de la sala con su muñeco de acción, serio y hasta triste, supongo otra cosa.

Dejo la mochila sobre el sofá de la sala y me acerco a Jungkook en silencio, él ni siquiera me mira cuando me siento a su lado. Pero sabía que estaba ahí porque suelta un suave suspiro.

-Hola Jungkook -murmuro, mirando como dejaba de mover el muñeco y lo puso sobre la alfombra-. ¿Cómo estás?

-Tengo hambre -confiesa con voz baja, y comprendo unos instantes después de que está tímido a mi lado-. Pero Jin hyung se va ya y... él siempre me hace de comer, todo muy rico.

Me quedo mirando su muñeco sobre la alfombra, desliza un dedo por el traje pero parece desanimado.

-No soy bueno cocinando Jungkook, pero quizá podría intentarlo -espero a que sonría, pero no lo hace enseguida. Ni siquiera los siguientes segundos, solo se pone de pie y se sienta más cerca mío, estira su brazo y toma el muñeco, dejándolo sobre su regazo.

-¿Mañana vendrás, Tae? -pregunta incluso más bajo que antes, y con fortuna la casa es lo suficiente silenciosa como para que alcance a oírlo-. Dime que sí.

No comprendo a que se refiere, se supone que es como un trabajo. ¿Qué no es muy inmaduro dejarlo tan solo un día después? Bueno, que ayer fui el ridículo por huir así de repente pero... ¡ni siquiera era trabajo! ¡Era un favor! Eish.

Suspiro y asiento, y al captar una ligera sonrisa, me atrevo a entrever mis dedos en su cabello liso y castaño, algo largo pero tan suave que lo acaricio un poco más.

Reconozco en su piel un aroma casi similar al de Hoseok, y alejo mi mano. ¿Cómo pasó esto? Él... creí que jamás lo volvería a ver, y con aquella rota esperanza había vivido por años. Pero, ¿ahora? ¿con Jungkook, el pequeño que parecía atormentado? No era ni siquiera la más loca y furiosa de mis ilusiones cuando pensaba en cómo lo encontraría.

-Jungkook... -le susurro, y ésta vez si levanta la mirada. Sus ojos me dan tanta ternura que me es imposible no sonreír. Pienso antes de decir cualquier cosa, pero las palabras que se proyectan en mi cabeza parecen no van a sonar tan bien como quisiera; así que me retracto, y hago que lo olvidé-. No es nada. ¿Tienes hambre ahora?

Justo cuando asiente emocionadamente, Jin aparece por las escaleras. Esta vez sus pisadas no resuenan por el sonido vergonzoso de las sandalias como el día anterior, en cambio porta unos zapatos de charol negros y tan limpios que podría verse reflejado en ellos. Me trago la exclamación de sorpresa cuando lo veo, en un traje formal y el cabello echado ligeramente hacia atrás.

Canciones y cuentos para Kookie ೃ  HOPEVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora