A finales del segundo mes, había perdido la palabra sobre <tener tiempo>, aunque pudiera que fuera mucho para sólo tener citas, tomarnos de la mano o compartir pequeños besos avergonzados. Al inicio, los besos eran cortos, planeados, pero terminamos desviando la mirada como si costara tanto; con el tiempo, se volvían más duraderos y espontáneos, con sus manos cepillando mi cabello y las mías aferrándome a sus ropas.
Era una noche en la que volvíamos de salir, Hoseok había despedido a Jin mientras yo subía a la habitación de Jungkook para comprobar que estuviera durmiendo. Estaba acomodando las colchas sobre su cuerpo y apartando un poco todos los peluches que tenía cuando hyung entró y se pegó a mi espalda, comprobando también a Jungkook.
-¿Te quedas esta noche? -preguntó sobre la piel de mi cuello, alzando los brazos para enredarlos en mi torso y descansar sus manos en mi estómago.
-Mhm, no lo sé. Convenceme.
Sentí como sonrió, comenzando a bajar y subir las palmas de sus manos por todo mi pecho, luego acunó mis caderas y me empujó fuera de la habitación, apagando la luz y cerrando la puerta detrás de él en silencio. Caminamos a su habitación, yo riendo y abriendo la puerta mientras el besaba despacio mi cuello, abriendo los primeros botones de mi camiseta para bajarla por los hombros y comenzar a besar ahí.
-Espera, olvide darle su beso de buenas noches -susurró antes de reír y echarse a correr fuera de la habitación, dejándome a punto de caer en la cama.
Sonreí cuando volvió a la habitación, pero fue él quien se sentó en el borde de la cama, tomando mi mano para dejarme frente a él y alzó las manos para terminar de abrir todos los botones de mi camiseta, uno por uno, con su dedo índice recorriendo el centro de mi pecho, entre mis costillas, por el ombligo hasta tocar el cinturón. Él lo abrió, junto a los pantalones, sus manos tranquilas, gentiles y cálidas recorriendo mis caderas para bajarlos, mis muslos hasta que, con un ligero golpe, me pidió sacarlos por mis pies. Me empujó un poco hacia atrás, sus manos pasando de mi estómago hacia mi espalda baja; con ternura, deslizó sus dedos hasta introducirlos en mi bóxer, separando mis glúteos un poco y comencé a jadear cuando besó la parte baja de mi estómago, su barbilla tocando muy cerca.
-¿Ya te convencí? -susurró repartiendo besos en mi erección, sobre la tela y apretando mi parte trasera más. Comencé a sentirme abrumado, un placer cegando por completo mis instintos. Enterré mis dedos en su cabello, empujándolo más cerca. Después de unos segundos, mi ropa estaba mojada por sus besos y lamidas junto a el líquido preseminal y era más ruidoso.
-No tanto. Todavía tienes mucha ropa, Hobi.
Sonrió, sacándose la camiseta por encima de su cabeza y parándose un poco para sacarse los jeans junto a su bóxer, quedando de inmediato desnudo para mí. Cuando volvió a sentarse, yo lo hice igual sobre sus duros muslos, antes quitándome la única prenda que me cubría. Él respiró ruidosamente cuando nuestras pieles se tocaran, su miembro y él mío rozándose. Lo tomé por el cuello, mis dedos pulgares presionando debajo de su mandíbula para alzar su rostro de mi cuerpo y besarle los labios. Introdujo su lengua, volviendo a tocar mi parte trasera y mi espalda, apretando contra él mientras suspiraba. Era fuerte, tan cálido e intenso que comencé a desear más de su calor; Hoseok abrió la boca, sin emitir algún sonido, cuando me removí, frotándome sobre él.
Me empujó, sus manos en mi trasero, chupando mi lengua dentro de su boca. Quería prolongarlo y sentir toda la intensidad que empezaba a acumularse en todos mis músculos haciendo mis latidos incrementar y que iniciará a transpirar, pero era justo eso lo que me hacía querer más y más rápido sentirlo en todas partes: cubriendo, llenándome, amándome.
-No hay lubricante -susurró avergonzado, cuando su dedo índice comenzaba a ir más profundo, sin acercarse. Sacudí la cabeza, agarrando la mano que aún no me tocaba para meter su dedo índice y corazón en mi boca, chupando y viéndolo a los ojos; ellos se nublaron de placer, brillando y dejándome abrumado por todo lo que podía entender en ellos. Nunca había sido tan efímero en aparecer tanto placer hasta ese momento, haciendo que maldijera en voz baja por no hacerlo antes y esperar antes. Hoseok jadeó cuando los saqué, un hilo delgado huniéndolos, luego él me alcanzó por detrás, masajeando un poco alrededor de mi entrada para introducir el primer dedo. Dolió, pero era diferente a cualquier otra cosa, quemando hasta hacerme gemir contra su hombro, le mordí vencido por todas las sensaciones que experimentaba.
Subí y baje sobre sus ejercitados muslos, en sus dedos cuando pasaron los minutos y agregó más, me agarraba de todas partes de él: su rostro, arañando la base de su cuello y enroscando mis dedos en su cabello. Con su otra mano, él junto nuestros miembros y los masturbó juntos, frotándolos entre nuestros estómagos, tenía su ceño fruncido y la mirada enfocada en mi rostro. Ni siquiera me avergoncé de la expresión que sabía tenía en mi rostro, él estaba causando todo eso.
-Ya hazlo.
-Pero todavía no te preparo bien, Tae.
-No me importa, por favor...
Él asintió, sacando tres dedos de mi interior y me ayudó a alzarme sobre mis rodillas agarrandome de las caderas y mientras hacía eso, yo tomé su miembro y lo dirigí hacia mi entrada.
-Mírame... Hobi, mírame.
Lamió sus labios cuando lo hizo, sus ojos enfocados en los míos, aunque no pude, cerré los ojos e incline la cabeza hacia un lado cuando me dejé caer poco a poco sobre su hombría. Escuché su gemido, sentí su calor en sus manos, aún con el sabor dulce de su boca en la mía. Su fragancia me llenaba el estómago de cosquillas. Estaba aliviado de sentirlo llenándome, tan complacido por las vibraciones que me recorrían todo el cuerpo, desapareciendo en la punta de mis dedos que tocaban su piel. Él tembló cuando establecí un ritmo, el sonido de nuestras pieles chocando cuando bajaba en conjunto a nuestros gemidos, hacíamos el intento de ser silenciosos, pero era complicado cuando no hacíamos más que encontrar una conexión simultánea en nuestros movimientos, la cama haciendo ruido al chocar con la pared.
Hoseok apoyó sus manos en la cama detrás de él, inclinándose un poco hacia atrás para apreciar la forma en la que su miembro se hundía en mí, haciéndole jadear. El sudor empapaba sus músculos, el cabello pegándose a su frente. Dioses, se veía tan...- gimiendo, no pude dejar de moverme más fuerte, profundo, rápido.
Acelera cada latido.
Y yo sólo no puedo dejar de amarlo con cada uno de ellos.
Cuando desperté, la luz me molestó un poco. Hoseok había levantado la cortina y abierto la ventana, me quejé y rodé bajo las colchas. Frotando mis ojos hasta que espabile en unos minutos. Me vestí con unos pantalones deportivos y una camiseta gris que Hobi dejó junto a mí y bajé a la cocina. Él estaba cocinando algo, distraído.
-Buenos días, guapo -le dije acercándome para abrazarlo por detrás, viendo sobre su hombro para ver qué hacía-. ¡Uy, huele rico!
-Buen día, bonito -me tocó la mejilla con una mano, girando el rostro para besar la otra-. ¿Cómo amaneciste?
-Me duele un poquito…
Se rió y quitó mis manos de su estómago, caminó a uno de los gabinetes y sacó varios platos de ahí, le estaba ayudando a preparar la mesa cuando Jungkook entró a la cocina, medio dormido y casi chocando con la pared, se quedó de pie, las manos apoyadas en ella unos segundos y continuó caminando. Se acercó a mí sin verme.
-Buenos días papá.
-Eh, soy Tae.
Abrió los ojos de golpe y miró hacia arriba, sonriendo un poco inocente y me abrazó más fuerte. Jungkook se quedó un poco aquí, luego me soltó y corrió hacia Hoseok, que lo alzó sobre sus brazos.
-¿Tae se quedó a dormir aquí?
-Si, algo así pequeño.
-Hoy luces muy feliz, más de lo que te ves todos los días -le susurró cerca del oído, aunque no hacía tanto ruido alrededor por lo que alcancé a escucharlo. Me di la vuelta para que no me viera, pero tenía una sonrisa llenándome el rostro-. Me gusta que te haga feliz.
-Tú también me haces feliz, Kookie.
-Ya sé. Me lo dices un montón todos los días, pero TaeTae hyung te hace feliz de otra manera. Lo sé por como tus ojos se ven diferentes. Si pudiera elegir una mirada para imaginarme a los príncipes de los cuentos que me cuentas, escogería la tuya cuando ves a Tae, papá.
Se escuchó una suave risa.
-Me gusta eso también, Kookie.
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Canciones y cuentos para Kookie ೃ HOPEV
Fanfiction❝ -Es hora de dormir, Kookie. -¡Es hora de cantarle a Kookie! ❞ ❝ -Hora de dormir, Jungkookie. -¿Un cuento cortito, por favor? ❞ Taehyung, con veintiséis, parece tener una vida cómoda y sin muchas preocupaciones. Está tratando de conseguir un...