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<Necesito un respiro> posiblemente fue lo primero y lo único que pude pensar cuando el siguiente lunes, después de tocar la puerta, esta se abriera y una mujer delgada, bajita y reconocible me sonriera.

—¡Hola Tae! —exclamó visiblemente sorprendida y emocionada—. Es… Wow, ¿qué haces aquí? —sacude la cabeza de inmediato, todavía ensimismada—. Yo ni siquiera sé por qué pregunté eso cuando lo que más me sorprende es que realmente estés aquí, en la casa de Hobi y después de muchos años…

—Sí, yo me lo pregunté hace un par de meses, Jiwoo —la última vez que la había visto, tenía alrededor de 21 años, graduada de la universidad y entusiasmada con su nuevo empleo, no había cambiado realmente mucho, quizá el mismo cambio que todos habíamos tenido en estos años—. Soy quien cuida de Jungkook.

—Aah, Hobi olvidó decírmelo —lo menciona con un deje incómodo y molesto, pensando tal vez en cómo vengarse de su hermano menor por haberlo ocultado, era lo que siempre hacía cuando él no decía cosas importantes porque <oh hermanito, soy tu noona y debería saber todo de ti: si tienes novio o a Taehyung, si no fuiste a la escuela, si mamá te dio de esas pláticas vergonzosas, ¡así que nunca me ocultes nada! Puedes confiar en mí y lo sabes>, se aparta de la puerta, recuperando la amena sonrisa pero aún puedo sentir la incomodidad palpable a su alrededor—. Él tuvo que salir temprano, cosas del trabajo y me llamó muy temprano para que viniera a quedarme con Kookie, evidentemente olvidó decirme que no estaría todo el día sola.

Creí en eso, era más fácil estar tranquilo y convencido que pensar en lo que había pasado. Él lo había dicho, no directo, siempre tenía tacto para decir ese tipo de cosas, pero aún así su mirada evasiva, lúgubre y la inquietud que había emanado me dejaba en claro que no quería verme; los papeles se habían invertido, pero ahora sabiéndolo, yo entendía que él no tenía la intención de hacerlo por toda la vida como yo intenté, sólo quería un tiempo, y era algo que ambos necesitábamos.

Había pasado el día interior tratando de llamar a Yoongi una vez más, pero todas las llamadas me mandaban al buzón de inmediato y podía entenderlo, si estaba molesto o triste no lo sabía pero sí entendía con certeza que se sentía traicionado y defraudado. Y por otro lado también quería olvidar lo del sábado, pero no podía, era tan complicado porque cada vez que me sentaba en el sofá, sin hacer nada, sólo escuchando la música en discos de vinilo que hyung siempre compraba, recordaba lo —probablemente— tonto que había sido al volver cuando había estado a pasos de entrar a mi departamento, de haberlo sacado del auto y luego… yo sólo estamparlo con la puerta del coche, tan tonto porque sabía que él respondería con la misma ternura que antes, las ansias sintiéndose e incrementando cada segundo que el beso continuó. Era incapaz de no volver el recuerdo, las memorias de un pasado que habría querido olvidar antes pero que ahora me sentía en la insuficiencia de soltar porque era todavía más difícil no adorar lo gentil que era al hacerlo, sus dedos tímidos, casi pidiendo permiso de tocar y acunar mi rostro, incluso la manera en que su respiración errática se volvía más sutil, que hasta creí en algún momento dejó de respirar. La mirada llena de amor e inseguridad que me dio antes de que saliera corriendo, espantado de lo que no era capaz de controlar, de mis impulsos y mis ansias.

Entendía si ninguno de los dos quería verme por el momento, era un completo tonto con lo que hice, y no podía dejar de repetirlo. Quería que en algún momento Yoongi me llamara para expresarse como muy pocas veces hacía con el resto pero siempre conmigo, <Hola Tae, sólo quería decirle que estoy tan molesto contigo que siento puedo odiarte, aunque sea muy poco, pero puedo hacerlo porque me duele, y sé que no soy el único al que le duele lo que haz hecho. Sí, eso es todo>, era lo más que podía imaginarme diciéndolo, estaba confundido yo también, y tal era que no podía imaginar en algo más coherente y preciso a él.

Canciones y cuentos para Kookie ೃ  HOPEVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora