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Vale:

Desperté con la misma sensación de qie alguien me hacia cariño en el pelo. Abrí los ojos y ví que el Seba estaba a mi lado durmiendo con su mano en mi pelo largo.

Sin hacer ruidos o movimientos bruscos, me bajé de la cama y salí de la pieza. Me bañé, me vestí bien linda y fui a preparar algo de desayuno.

Sabía hacer caleta de hueás, asi que hice panqueques.

-Ah, ya despertaste.- sonreí cuando vi a alguien asomarse por la cocina. Estaba todo despeinado y se notaba descansado.

-Me desperté porque hace rato no olía algo rico.- sonrió.-¿Que haces?- se acercó a mí y observó.

-Hago panqueques.- le sonreí de nuevo.

-No sabía que cocinabai.- me sonrió devuelta. Se veía más alto a mi lado, debe ser porque soy una enana culiá.

-Me enseñó mi awela hace caleta de tiempo.- y era verdad, aunque mi mamá prohibió que la viera porque decía que estaba loca.

-Quiero probar eso.-pasó detrás mío y tomó agua. La cocina ni era muy espaciosa.-Iré a bañarme y vengo a comer.- dijo antes de ir a bañarse.

Terminé de hacer los panqueques y preparé la mesa.

El Seba apareció luego y me quedé como hueona mirandolo.

-¿Te ayudo con esto?- tomó los dos platoa de panqueques.-¿Tengo algo?- preguntó, de nuevo.

-No, nada.- lo deje de mirar, pero es que se veía demasiado atractivo de negro.-Y sí, lleva eso a la mesa.- dejé las cosas en la mesa.

Nos sentamos a comer y él probó uno de los panqueques.

-Estan ricos, hueón.- se le iluminó el rostro.-Creo que hace rato no comía algo rico.- tomó un poco de té.

-Gracias, pero es receta de mi awela.- sonreí.-Me cuidó desde pendeja, pero mi mamá la echó porque estaba loca. No me acuerdo muy bien el motivo.- intenté hacer memoria.

-Penca, pero si algún día ves a tu awela, dile que tiene una receta rica.- comía desesperado, pero era porque estaba rico.-Teni buenas manos.- cjau lo malpensé brigido. No dije nada, pero solte una risa.

Nos quedamos hace rato hablando.

-¿Vai hacer algo hoy día en la noche?- preguntó medio interesado.

-No, nada.- respondí.

-¿Queri celebrar que estamos solteros?- me sonrió, se notaba feliz, pero quizas no lo estaba.

-Si po.- respondí sonriendo también.-Pero, voy a la casa de la Cami y vuelvo como a las siete.- le advertí.

-Dale, yo también tengo que salir, pero nos vemos a las siete acá.- nos pusimos de acuerdo.

Levantamos la mesa y él lavó la loza.

Me fui caminando al departamento de la Cami, si la hueá no quedaba tan lejos.

Cuando llegué, la hueona me recibió con un fuerte abrazo que casi me rompe la espalda.

-Te tengo una sorpresa.- dijo la Cami, levantandose de su sillón.

-Yo igual.- le iba a contar todo.

-Pero deja que te muestre primero.- caminó hasta la puerta y alguien había tocado el timbre.

¿Quien es hueón?

Abrió la puerta y entró la Coni.

-¡¡Hueona!!- me paré del sillón y corrí a abrazar a la Coni.

¿Me enganché de un mateo? [CHILENSIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora