-Eres muy gracioso - Dije sin dejar de reír. Él también comenzó a reír.
- ¿No me crees? - Me preguntó en medio de una carcajada.
- No - Respondí divertida, alzando los hombros y negando con la cabeza. De repente dejó de reír, provocando que yo también dejara de hacerlo.
- Pues deberías - Me dijo mientras me quemaba con la mirada. Sentí mis piernas temblar.
- ¿Sabes? Se me hace tarde para el trabajo - Le dije y comencé a caminar sin dejar de mirarlo - Muy buena broma amigo.
- Caitlin, por mi...- Me dijo. Me giré a verlo aterrada ¿Cómo sabía mi nombre? Yo nunca le dije mi nombre. Lo corté en medio de la oración.
- ¿Cómo sabes mi nombre? - Le pregunté algo asustada. Sonrió sin separar los labios.
- Ya te lo dije preciosa, soy el Diablo - Respondió. ¿Acaso piensa que soy estúpida?
- Si quieres tener sexo solo dímelo, pero si pretendes llevarme a la cama diciéndome que eres el Diablo estás mal - Le dije y seguí mi camino.
- ¿Tendrías sexo conmigo? - Me preguntó. Sonreí levemente antes de girar a verlo.
- Claro, mírate eres tan...hot - Le dije tranquila, pronunciando lentamente la última palabra.
- ¿Tan qué? - Me preguntó.
- HOT...honesta y obviamente te doy - Revelé soltando una pequeña risa. Sonrió dejándome a la vista sus blancos y perfectos dientes - Pero señor Diablo, ahora tengo que ir a trabajar.
- Lo sé, y voy contigo - Me dijo.
Me detuve y lo miré detenidamente.
- ¿Qué? - Pregunté. Pasó su lengua sobre sus labios, excitándome.
- Me encanta cuando dices 'qué', suena tan... - Clavó sus ojos en mi cuerpo - HOT
Sentí mi cuerpo estremecerse ante sus palabras, sus ojos me calentaban con solo mirarme fijo.
Pero, ¡por el amor de Dios! Hace menos de 5 minutos que lo conoces ¿Y ya estas caliente por él? Si que estás mal Caitlin. Sacudí mi cabeza y lo miré.- Se me hace tarde - Dije y caminé intentando alejarme de él.
Pero no fue tan fácil para mí, él comenzó a caminar a mi lado.
- Lo sé, a mí también - Me detuve a verlo - Nicholas se enojará mucho si llegó tarde a mi primer día de trabajo.
- ¿Qué? - Hablé sin poder creerlo.
- No digas 'qué', no puedo controlarme tan fácilmente - Dijo mordiéndose el labio.
Este hombre es extraño, excitantemente extraño. Debo correr, alejarme y gritar. Antes de poder detenerme, giré a verlo.
- ¿Cuál es tu nombre? - Le pregunté.
Nos detuvimos en el semáforo. Él miró el mismo y al instante cambio de rojo a verde. Lo miré con el ceño fruncido.
- Odio esperar a que los semáforos cambien - Dijo sin mirarme. No, eso había sido casualidad.
- No sé qué hago caminando contigo - Dije y apuré mi paso.
Lo perdí de vista, por suerte. ¡Dios, ese hombre sí que era extraño!
Llegué a la oficina y subí hasta el último piso. Miré a la pelirroja, que estaba en la entrada, la cual estaba cruzada de brazos. Mierda, había llegado tarde
- ¿Dónde estabas? - Me preguntó Sophie.
- Se me hizo tarde - Respondí y entré del todo a las oficinas.
- Nicholas nos espera en su oficina, quiere presentarnos a nuestro nuevo jefe en Administración - Me avisó, sin rastro de emoción en su rostro. La miré algo extrañada y asentí.
Entramos a la oficina del gordo Nicholas. Ese olor a humo y grasa de hamburguesas es horrible. Fruncí mi rostro ante el espantoso olor, Sophie hizo lo mismo. Entramos y Nicholas nos miró bien, nos entregó una mirada furiosa y luego miró hacia el hombre que miraba hacia la ventana. Lo miramos bien. Se giró lentamente y cuando lo vi por completo, mi corazón dejó de latir por una milésima de segundo. Levantó una de sus cejas y me guiñó un ojo.
- Él es su nuevo jefe de Administración - Dijo Nicholas. Mi boca estaba bastante abierta, hasta que reaccioné.
- Buen día - Dijo él sonriéndonos.
¿Cómo puede ser? No, no, esto no es verdad.
- Buen día, soy Sophie Walker- Se presentó mi amiga. Yo solo lo miraba fijo, solo podía hacer eso.
Sophie al darse cuenta de mi estado, me movió levemente.
- Soy Caitlin Adams - Dije apenas. Él sonrió de costado y miró a Nicholas.
- Bueno Nicholas, voy a ver unos papeles - Avisó y salió de la oficina. Sentí mi piel arder cuando pasó cerca de mí. Sophie se giró a verme.
- ¡Oye! ¿Qué te pasa? - Me preguntó. Como pude me giré a verla.
- Nada - Alcé los hombros y salimos de allí.
Lo busqué con la mirada. Necesitaba una explicación de eso, ¿Cómo hizo para estar más rápido que yo aquí?
Antes de seguir buscando entré a mi pequeña oficina. Dejé mi cartera y mi abrigo sobre el perchero. Me acerqué a la silla, pero esta se giró de repente, para dejarme ver de frente al hombre al que había estado buscando.
- Hola preciosa - Dijo sonriente. Mi sangre se congeló.
- ¿Cómo mierda hiciste eso? - Cuestioné. Él sólo sonrió provocativamente.
- Ya te lo dije, soy el Diablo - Alzó los hombros.
Negué con la cabeza y me acerqué a él. Lo miré fijo a los ojos.
- No juegues conmigo, ya no es divertido - Le dije apuntándolo con un dedo. Miro mi dedo y abrió su boca. Lo tomó, lo miré fijamente antes de que mordiera levemente la punta de mi dedo, me derretí.
- Mmmm, que mala eres. Me das miedo - Asintió. Lo miré fijo, era solo moverme un poco más y tendría sus labios sobre los míos.
- ¡DEMONIOS! - Escuchamos el grito Nicholas. Él hombre a mi lado miro hacía la puerta.
- No debe decir eso - Dijo negando con la cabeza. Me miré - A ellos no les gusta, les molesta y mucho.
- ¡MALDITA SEA, ME CAGO EN EL DIABLO! - Siguió gritando.
- Uh, eso me dolió - Me gire a verlo. Levantó la mano y chasqueó los dedos, la sonrisa malévola no se borraba de su cara. En eso un gruñido de dolor por parte de Nicholas se escuchó - Ahora se va a cagar en el mismo - Dijo a la vez que Sophie entraba asqueada a la oficina.
- Lo siento si interrumpí algo, pero eso fue...Iugh - Cubrió su boca con su mano derecha - Asqueroso - Dijo tapándose la nariz. La miré frunciendo el ceño - Nicholas se acaba de hacer encima - Miré al hombre que estaba sentado en mi sillón.
Creo que voy a tener que empezar a creer un poco más en esto.
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FIRE - Christopher Vélez -
Fanfiction¿Nunca pensaron en venderle su alma al Diablo por conseguir todo lo que quieren en la vida? Yo sí, lo pensé y lo hice. Pero, ¿Qué pasa cuando te terminas enamorando de él? No solo se lleva tu alma, sino que tu corazón también. ~Ganadora de los CNCOA...