Capitulo 3.

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Muy bien, analicemos un poco esto. El Diablo, el Diablo está sentado en mi sillón. ¡No, eso no tiene sentido! Me giré a ver a mi mejor amiga, ella también lo hizo. Le hice un gesto para que se fuera, ella negó con la cabeza. La mire aún más fijo. Suspiró levemente y salió de allí.

- Dime que es una broma - Le dije mientras ponía distancia entre nosotros.

Se puso de pie y tomo un lápiz. Lo miré fijo y pronto se hizo cenizas entre sus dedos.

No podía hacer mas que estar seria. Mis labios formaban una perfecta línea recta. De verdad esto no podía estar pasando.

- Se que por ser el Diablo te deben haber dicho que soy mentiroso y muy, pero muy malo -

Retrocedí alejándome un poco más de él. Colocó sus manos en sus bolsillos y sacó una rosa roja como la sangre. Se acercó más a mí, tanto que no pude seguir retrocediendo ya que la pared me lo impidió. Estaba tan cerca que podía sentir su caliente aliento chocando contra mi rostro. Levantó la rosa y rozó mi mejilla, bajándola hasta mis labios.

- Pero puedo asegurarte que lo soy - Sonrió y de repente la rosa había desaparecido.

- ¿Qué... que haces aquí? - Le pregunté con un poco de dificultad.

- Quieres venderme tu alma - Asintió. Lo miré fijo a los ojos y recordé mis palabras de ayer en la noche.

- Demonios - Dije por lo bajo.

- Shh... - Me dijo él, apoyando uno de sus fuertes dedos sobre mis labios - Ya te dije a ellos nos les gusta que los llamen así - Miró a su alrededor - Ellos son mis hermanos, y son demasiado temperamentales. Cada vez que alguien los llama así, una persona muere en alguna parte del mundo.

Lo miré fijamente, aún estaba bastante cerca de mí y yo contra la pared. La comisura derecha de su boca se elevó hacia arriba, al ver que yo no dejaba de mirar esa parte de él. Levantó la mirada a través de sus pestañas. Para ser el Diablo debo decir que es demasiado hermoso. Su cabello casi rubio, sus ojos castaños y esa sonrisa matadora. La tentación en vivo y en directo. ¡Oh! ¿Hace cuánto que no estoy con un hombre así? Un minuto, nunca he estado con un hombre como este.

- ¿Cómo te llamas? - Le pregunté mirándolo fijo.

- Mi nombre es Christopher - Me dijo. Lo miré algo sorprendida.

- ¿Christopher? - Cuestioné y él sonrió.

Se alejó de mí y suspiré aliviada. Creo que unos 2 minutos más y me encontraba encima de él quitándole la ropa.

- Christopher...Christopher Vélez- Reveló sonriente. Arquee una de mis cejas y me guardé la risa.

- Eso no suena muy aterrador para el nombre del Diablo - Dije algo tentada a reírme.

- Lo sé, lo sé - Me dijo centrando su atención en mi - Pero es original, ¿No te parece?

Tomó asiento de nuevo en mi sillón y comenzó a girar. Yo solo lo observaba, parecía más un niño que el Diablo. Dejó de girar y clavó su profunda mirada en el escritorio.

- ¿Quién es él? - Me preguntó al ver al hombre la foto.

- Mi hermano. - Le contesté al instante.

- Es de meterse mucho en problemas, le gustan demasiado las mujeres - Dijo y dejó de mirar la foto, para mirarme a mí. La respiración se me fue del cuerpo.

- Lo sé - Dije sin dejar de mirarlo fijo.

- Vamos -Ordenó y se puso de pie.

- ¿A dónde? - Le pregunté sorprendida. Miró su reloj y me miró divertido.

- Preciosa, ya terminó la hora del trabajo - Dijo de forma obvia. Fruncí el ceño y miré mi reloj también. Marcaban las 8 de la noche en punto.

- ¡Cielos! - Exclamé sin poder creerlo.

- ¿No te lo dije? - Me preguntó. Lo miré extrañada - También puedo alterar el tiempo.

- ¿Qué? - Dije al no poder creerlo.

- ¡Oh, Diablos! - Exclamó, apartando la mirada de mí - Ya te dije que no digas más 'qué', no me haré cargo de mis actos.

Tragué saliva sonoramente. Él acomodó mi sillón y caminó hasta la puerta. Yo no pude mover mi cuerpo de donde estaba parado. Creo que aún no caía en lo que está pasando. El Diablo, si el Diablo junto a mí. Jamás pensé que esto me pasaría.

Me giré a verlo. Él me veía, atento a cualquier movimiento.

- Vamos a casa, preciosa - Ordenó

Tomé mi bolso y mi cartera y salí tras él. Ya no había nadie en la oficina, ¿En dónde estará Sophie?

Salimos de allí sin decir nada. Entramos al elevador. Él solo tenía las manos puestas en sus bolsillos. Lo miré de reojo, él también lo hizo. El maldito elevador no llegaba a la planta baja. El calor en aquel elevador ya estaba comenzando a sofocarme.

- Tú amiga se fue con su novio - Habló rompiendo el silencio. Me giré a verlo.

- ¿Cómo lo sabes? - Cuestioné.

La puerta del ascensor se abrió y salimos.

- Sé muchas cosas - Dijo y comenzamos a caminar por la calle. Abrí mi cartera y saqué un cigarrillo. Él me miro detenidamente.

- ¿Y a dónde vas a ir, Christopher? - Le pregunté

- Que bien que suena mi nombre en tu boca - Me dijo de lo más natural.

Por primera vez en mucho tiempo, me sentí avergonzada. La sangre se concentró en mis mejillas.

- No me has contestado - Dije intentando desviar la atención de mis mejillas.

- ¿La nicotina te calma? - Me preguntó al ver el cigarrillo en mi boca.

- Bastante - Asentó soltando el humo por mi boca. Estiró su mano para que se lo diera, se lo di y fumó conmigo.

- Sí, lo sabía, pero según sé...el sexo aún más - Dijo y clavó sus ojos en los míos y antes de que pudiera decir algo, me devolvió el cigarrillo.

- Lo sé - Le dije y volví mi mirada al frente.

Caminamos por las calles ruidosas de Los Ángeles, aún no puedo creer que esté caminando con el Diablo. Debo estar loca, muy loca.

En menos de lo que esperaba estábamos en frente de mi casa. Estaba por entrar, pero me detuve.

- ¿Vas a entrar conmigo? - Le pregunté al reaccionar.

- Claro preciosa - Me dijo divertido.

- No, no tú no puedes entrar a mi casa - Le dije nerviosa. Él solo sonrió de costado.

- ¿Me tienes miedo? - Me preguntó.

- ¿Y a ti que te parece? - Le dije con sarcasmo. Se acercó a la puerta y sin ningún problema, la abrió.

- Después de ti - Dijo dándome el paso. Lo miré bien antes de entrar.

- ¿Debo tenerte miedo? - Cuestioné frunciendo el ceño.

- No preciosa, solo vengo a ver qué quieres por tu alma - Me dijo al terminar de entrar a mi departamento.

FIRE - Christopher Vélez -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora