Capitulo 16

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Se quedó callado, mirándome fijamente. Su respiración era pesada, se podía oír perfectamente. Volví a mirar las heridas de su cuerpo, parecían algo así como arañazos, mordisco y golpes. Volví mi mirada a sus ojos.

- Debo irme – Me dijo de repente.

- ¿Vendrás mañana? – Le pregunté.

- Sí – Contestó rápido.

- ¿Me lo prometes? –Pregunté una segunda vez. Me miró fijo, con seriedad.

- Yo no prometo nada, solo cumplo lo que digo.

- Chris – Le llamé.

- ¿Qué?

- Te extraño – Susurré levemente.

Levante mi mano y la apoye sobre el frío espejo que estaba frente a mí. Apoyé mi mano justo frente a su pecho, pero sabía que no podía tocarlo, que no lo estaba haciendo.

- Hasta mañana, preciosa – Me dijo alejándose.

- Hasta mañana – Me despedí y desapareció.

Alguien tocó la puerta del baño. Recordé donde estaba y con quien. Me acomodé un poco y decidí salir.
Era uno de los mozos. Me miró fijamente y yo a él.

- ¿Sucede algo? – Le pregunté.

- No, nada señorita. Solo que el señor que venía con usted me pidió que le dijera que lo perdonara, pero se tenía que ir – Dijo. Fruncí el ceño.

- ¿Qué?

- Si, me dejó esta nota para usted – Me entregó un papel.

Tomé la nota y el mozo se fue. ¿Por qué se habrá ido así? ¿Habré tardado mucho? Sin seguir dando vueltas abrí el papel.

''Siento haberme ido así, Caitlin. Pero llamó mi madre, mi hermana Jenny está muy mal, la internaron de urgencia. Luego te llamo para contarte todo con detalles. Lo siento de verdad. No quería que esto quedara así. Sabes que te quiero mucho y que me encanta estar contigo. Hablamos otro día, bonita.

Con cariño: Yoandri.''

¡Oh, dios! Espero que Christopher no tenga nada que ver con esto. Porque si eso llega a ser así, y a la hermana de Yoandri le sucede algo, el señor Diablo va a conocerme. Tomé mi abrigo y salí de aquel restaurante. Lo mejor era volver a casa. Todo había sido un desastre. ¿En qué problema me metí, dios mío? Debí escuchar a mi amiga cuando me dijo que no subestimara a lo que no conocía. Debí retractarme de mis palabras.
Pero si no lo hubiese dicho, tal vez jamás hubiese conocido a Chris.
Una fría brisa subió por mi espalda, mientras caminaba por la calle. Mi piel se erizó por completo, no era un frío normal, era un frío extraño. Nunca había sentido algo así.

- Tranquila, no te asustes – Dijo ella. Mi corazón casi se salió de lugar cuando una mujer se paró frente a mí – Lo siento, no quise asustarte.

La miré bien. Era una mujer alta de cabello negro y ojos aceitunados. Su piel era blanca como la nieve. Comencé a temblar levemente. Era un frío horrible. Jamás había sentido uno así. Recordé las palabras de Chris. ''Jazzy es inofensiva cuando no está en horas de trabajo, y no es siniestra y esas cosas. Te sorprendería lo linda que es. Lo único es que hace un poco más de frío cuando ella está''.

- ¿Jazzy? – le dije por lo bajo.

- Se nota que Chris te ha hablado de mí – Me dijo sonriente.

La miré fijamente, sin poder creerlo. Tengo a la muerte frente a mí. Esto no era posible. Retrocedí unos pasos sin pensarlo. Ella rió por lo bajo.

- Tranquila, Caitlin. No voy a hacerte daño. No estoy en horas de trabajo, y además a ti te falta todavía – Sonrió posando una mano en mi hombro.

- ¿Qué... que haces aquí? – Le pregunté luego de unos segundos.

- ¿Por qué mejor no vamos a tu casa o a otro lado? No creo que quieras que te vean hablando con la nada en medio de la calle – Me dijo alzando las cejas.

- ¿Con la nada? – Pregunté frunciendo el ceño.

- Yo tengo el poder de hacer que solo la persona que yo quiera me vea. Y en este caso tú eres la única que me ve.

Asentí levemente y comenzamos a caminar. El molesto frío aún no se había ido de mí. La mire de costado. Christopher tenía razón. Ella no es siniestra y nada de esas cosas. Es más, es muy bella. Y si uno la mira bien es algo parecida a Chris.
Llegamos a mi departamento, entramos. Le pregunté si quería algo de tomar, ella solo negó. Nos sentamos a la mesa. Ella frente de mí.

- ¿Qué pasó? – Cuestioné luego de unos segundos de silencio. Ella acomodó su garganta y miró a su alrededor.

- Si mi hermano se llega a enterar que vine a verte, se enojará mucho conmigo y será capaz de no hablarme por un millón de años – Sonrió en la última palabra. Reí por lo bajo.

- Tranquila, yo no le diré nada – Afirmé

- Estoy preocupada por Chris – Dijo haciendo que me preocupara. Fruncí el ceño.

- ¿En qué sentido?

- En todos los sentidos – Movió la cabeza.

- ¿Por qué?

- Mi hermano es el Diablo, Caitlin. Jamás ha conocido lo que es el amor, jamás se ha preocupado por alguien que no sea él. Bueno tal vez sí, cuando nací yo. Pero a lo que me refiero es que nunca lo había visto tan perturbado – En su cara se notaba la preocupación.

- ¿Quieres decir que él tal vez esté mal por mi culpa? – Le pregunté.

- No, no por tu culpa – Dijo y se acercó un poco más a mí para bajar la voz – Creo que has despertado algo dentro de él. Algo que desconoce y por lo cual está confundido.

- ¿Y qué tengo que hacer?

- Sabes que ha hecho un pacto con el Creador, ¿verdad? – Preguntó con cautela.

- Si, lo sé. Y es una locura.

- También lo creo. Pero Caitlin, eres la única que puede despertar eso bueno que Chris tiene dentro.

- ¿Cómo lo hago? – Cuestioné intrigada.

- Arriésgate. Al diablo con las reglas de Dios, Caitlin. Él mismo creó las reglas del amor, y si él mismo las prohíbe se está contradiciendo – Negó con la cabeza.

- ¿Qué debo hacer? – Repetí.

- Lo que sientes. Cuando lo tengas al frente y creas que es hora de despertar lo bueno dentro de él, haz lo que te diga tu corazón – Dijo y se puso de pie. Yo también lo hice – Ahora debo irme, ya es hora para Jenny Cabrera.

- ¿Qué? – Hablé sin poder creerlo.

- Esa niña está sufriendo, Caitlin. Debo llevármela – Dijo demostrando un poco de tristeza.

- Christopher no tiene que ver en esto ¿Verdad? – Pregunté para estar segura.

- Para nada. Chris no se interpone en las muertes. Solo yo y Dios – Alzó los hombros.

Asentí levemente. Sabía todo lo que Yoandri iba a sufrir por esto.

- ¿Será rápido? – Pregunté. Se giró a verme.

- No sentirá nada – Asintió.

- Gracias Jazzy – Dije. Ella sonrió levemente.

- Es un secreto – Susurró guiñándome.

- ¿Qué cosa? – Le pregunté sonriente.

- Chris nunca tuvo debilidades, pero ahora si tiene una – Dijo con ternura.

La mire con extrañeza.

- ¿Cuál?

- Tú – Respondió desapareciendo de mi vista.

FIRE - Christopher Vélez -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora