I still miss someone

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Scorpius disfrutaba de la calma de aquella hora en el Castillo. Sentado sobre uno de los semimuros de piedra que daban al patio interior, observaba la leve nevada que caía frente a sus ojos, pero no sobre él. En sus oídos resonaba Johnny Cash gracias a un walkman que había hechizado años atrás con ayuda de Albus para que funcionase en los terrenos de Hogwarts.

«At my door the leaves are falling
A cold wild wind has come»

Estaba en su hora libre y aunque debería de estar estudiando, no era capaz de concentrarse. Y no encontraba las ganas. Albus estaba en Alquimia, Viv en Pociones de 6º y el resto de la pandilla en situaciones similares. No es que Scor no supiera estar sólo, pero solía preferir la compañía. En cambio, aquella mañana fría y sin un rayo de sol a la vista, se encontraba más que a gusto con el señor Cash y la nieve.

Dicen que la paz nunca dura lo que nos gustaría, aquella mañana acertaron de pleno. Unas manos descaradas y ágiles le quitaron los auriculares antes de que Scor pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando.

—Scorpius Hyperion Malfoy.

—Alice Augusta Longbottom.

La chica contestó con una mueca que fingía un escalofrío antes de sentarse a su lado y dedicarle la mejor de sus sonrisas.

—Podemos fundar el club de "Magos que odian su segundo nombre".

—Puf, quita, medio Castillo terminaría uniéndose.

Aly se rió, quizás con más énfasis del necesario. No había sido una gran broma. Scor se colocó los cascos en el cuello, girando su rostro quedando muy cerca de la rubia. Quien los viera podría pensar que eran una pareja, o muy buenos amigos. Alguno quizás pensaría "hermanos", pero el rubio platino del Malfoy no tenía nada que ver con el oro brillante de la Longbottom.

—Algo me dice que deberías estar en cierta mazmorra, rodeada por calderos burbujeantes.

—Ambos sabemos que entiendes el complejo y trascendental significado de hacer pellas—teatral movimiento de manos incluido.

—Se lo diré al director.

Un codazo con algo más de fuerza de lo que resultaría amigable fue su respuesta. La pobre Aly nunca podría dejar atrás ser la hija del dire, igual que Albus sería siempre el hijo del gran Harry Potter o él mismo el vástago de un ex mortífago.

—Esperaba una disculpa—añadió la rubia con un tono que intentaba ser ligero, pero no lo conseguía.

Y entonces fue cuando los ojos y la boca de Scor se abrieron lenta, pero enormemente, mientras su memoria recordaba aquella promesa hecha apenas dos días antes. La cita. Mierda. Se le había olvidado. Con James, y James, joder, James y su disculpa, James y la caída, James y sus manos en su pelo, y el susurro. Y básicamente, James en todo su esplendor. Se le había olvidado Aly por completo.

—Oh, joder, mierda.

—Que se te olvidara duele menos que me dieras plantón a propósito, algo es algo.

Scor se bajó entonces del semimuro, agarrando a Aly de la mano (aunque los guantes de ambos convirtieran ese gesto en algo menos privado) y poniendo su mejor cara de cachorro arrepentido.

—Jamás te dejaría tirada a propósito, pequeña, de verdad. Surgió algo gordo y se me olvidó todo lo demás. En serio, lo siento mucho.

Aly soltó su mano e hizo con ella un ademán quitándole importancia.

—Lo peor fue ver las caras de esas arpías. Peores que un "te lo dije".

—¿Cómo puedo compensártelo?

—Con un beso.

La sonrisa de la mayor de los Longbottom era juguetona, sus ojos expectantes. Bajó también, colocándose frente a él. La nieve caía entonces sobre el cabello de ambos, creando una atmosfera romántica y aislada que un buen fotógrafo habría envidiado.

—Creo que no.

Ella se echó a reír encogiéndose de hombros.

—Tenía que intentarlo, Malfoy

—Ajá—respondió él con un movimiento rápido, acusándole con el dedo—sabía que algo no me cerraba, ese repentino interés.

—Estabas acojonado, Scor, no te hagas ahora el listillo.

Ambos rieron juntos, el mayor colocando un brazo sobre el hombro de ella y dirigiéndose de nuevo bajo el techado huyendo del frío que caía sobre ambos.

—¿A quién intentabas impresionar entonces, enana?

—Quería poner celoso a Lorcan.

Ahorasí, fue únicamente Scor el que se echó a reír, mientras Aly le observaba acusatoriamente. Que Aly, la cría que se pasó su primer año en el castillo persiguiendo a Albus allá dónde fuera se hubiera transformado en la Queen B de la escuela, rodeada de amienemigas y le usara a él para poner celoso a su futuro ligue... todo era muy surrealista. Quizás se estuviera haciendo viejo.

—¿Lorcan? ¿celoso? No la llevas tú clara.

—Sé que le gusto, pero está tonteando con Roxie para darme celos a mí.

—Así que le pagas con la misma moneda.

Aly asintió orgullosa. Scor se apoyó en la pared, soltando su abrazo. Con la mano se masajeó las sienes. Todo aquello le resultaba bastante estúpido. Y era muy hipócrita por su parte, ya que él había estado metido en la mitad de los melodramas y líos de faldas del Castillo en los últimos cuatro años. Sus quehaceres habrían llenado los números de al menos doce revistas de Corazón de Bruja, quince con fotos. Pero llevaba ya un tiempo sintiéndose diferente. La cantidad ya no le sumaba igual que calidad, no le parecían hitos las conquistas, no le llenaban los juegos. Había empezado a comprender la magnitud de sus actos, lo terrible que era jugar con los sentimientos.

—¿Roxie y tú no erais mejores amigas?

—A principios de curso nos separamos un poco. Ella sólo piensa en Quidditch y yo, bueno, he estado a lo mío.

—Así que déjame entender esto bien: el chico que te gusta está jugando contigo y con tu exmejor amiga. Y os parece bien a las dos.

Alice abrió la boca para contestar, claramente ofendida, pero la volvió a cerrar.

—Y tú prefieres ir con tres chavalas que te odian y están esperando que las cosas te vayan mal, en vez de con Roxie, porque ella "piensa más en volar que en chicos".

Aly volvió a abrir la boca, para cerrarla de nuevo. La línea de sus cejas formaba una línea perfecta y Scor no podía leer en su mirada si deseaba abofetearle o abrazarle.

—Si aceptas un consejo de este perro viejo—quizás ahí se pasó con el rollo sensei—los ligues van y vienen, pero los amigos se quedan para toda la vida. Habla con Roxie y bajarle el ego al idiota de los Scamander.

La chica se cruzó de brazos, escrutándole con la mirada.

—Estás muy raro Scor.

Y con esas se dio la vuelta y se fue. El joven Malfoy rió para sí, colocándose de nuevo los auriculares. Es posible que estuviese raro, cambiado. Pero le gustaba. Quizás estuviera madurando –al fin– o al menos reconsiderando el daño que sus acciones podían tener en otros. Jugar con el corazón de una chica (o peor, de varias), estropear su amistad, los secretos. Scor sabía de secretos, gracias a sus padres. Él no sería así.

Él estaba hecho para la acción, sin miedo, sin vergüenza. Estaba hecho para la amistad, para el amor, para los besos y las caricias. Antes había considerado que ese amor no debía reservarse para una sola persona, que era egoísta y debía repartirlo entre el mayor número de personas posible. Pero ya no deseaba jugar, picotear de flor en flor. Había una persona a la que quería dedicar toda su atención, sus labios y su alma.

«Sweethearts walk by together
And I still miss someone»

Si no te tengo | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora