Ecos del pasado

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—Nueva Zelanda. La Nueva Zelanda que está en Australia.
—En Oceanía, papá.
—Australia es un país—añadió Draco, sin poder evitarlo.

Harry fulminó al Malfoy con la mirada, pero respiró hondo calmando la ira que iba creciendo en su interior.

—Pero... ¿por qué Nueva Zelanda?
—Tienen una de las Universidades Mágicas más grandes y prestigiosas; el lugar es increíble y podría especializarme en prácticamente cualquier cosa.
—En Londres hay una Universidad Mágica estupenda. Y en la de Irlanda algunos de los mejores profesores de Europa...—contestó Ginny, con un tono demasiado dulce.
—No son tan buenas como Waitakere—volvió a interrumpir Draco.

Astoria le apretó el muslo bajo la mesa. El cabeza de familia Malfoy sabía que estaba entrando en terreno pantanoso y que no tenía vela en el entierro, pero no podía callarse.

—¿Por qué pareces ser el único que ha oído hablar de ella?—preguntó Harry masticando las palabras.

Ambos sujetaban los cubiertos con tanta fuerza que las yemas de sus dedos pasaban a blanco con rapidez.

—Quizás porque soy el único que necesitó meritos académicos para conseguir su trabajo—el tono de Draco igualó el de Harry, su piel empezaba a tornarse roja por el enfado.
—La tía Hermione me habló de ella las Navidades pasadas. Le pregunté dónde le habría gustado estudiar—Albus seguía calmado, tomándose con serenidad la situación en intentando mantener la calma—Más tarde le hice la misma pregunta a Draco, que me habló de Waitakere, Uji (en Japón) y Helsinki.
—¿No las había más lejos?
—Bueno, descarté la de Brasil porque no incluía docencia en inglés y las de USA porque no soporto su acento.

La respuesta de Albus no contentó a su padre, ni si quiera constatando que era lo más cercano a una broma que había hecho en bastante tiempo.

—Vamos, Potter, tu hijo es un prodigio. No le cortes las alas por miedo a que vuele lejos.

Draco no podía quedarse callado ante aquello. Con las visitas había cogido cariño al mediano de los Potter: era inteligente, seguro, ambicioso, aplicado y testarudo. Albus Potter era todo lo que a él le hubiera gustado ser cuando tenía su edad. Tenía un futuro brillante por delante.

—Cierra la boca, Malfoy—amenazó Harry poniéndose en pie.
—El Valiente Harry Potter, siempre asustado de tomar decisiones—Draco imitó su postura, aunque con menos ruido al levantarse de la silla—pero tomando aquellas que no le conciernen.

Se miraron fijamente a los ojos, con el semblante hirviendo de furia; Harry apretando los puños a ambos lados de su cadera, Draco sobre el respaldo de la silla. Astoria tiraba suavemente de la chaqueta de su marido, intentando que volviera a su asiento; Ginny parecía dispuesta a unirse a la refriega; Albus se masajeaba el puente de la nariz y Lily no sabía dónde mirar deseando que la tierra le tragase.

—Fuera—dijo entonces Draco, en un tono seco y peligroso que sorprendió al propio Harry.
—Sí, creo que es hora de irnos...—accedió Ginny, dispuesta a levantarse de su asiento.
—No. Harry, tú y yo. Fuera. Ahora.

Harry observó entonces a Draco. En su rostro supo que no aceptaría réplica. Astoria les observó preocupada y confundida. Albus parecía meditar la mejor manera de intervenir. Draco sacó la varita de su chaqueta (ante lo cual Lily dio un brinco en la silla), pero la dejó lentamente sobre la mesa. Harry le imitó.

Draco abrió camino desde la mesa hacia la puerta de madera y cristal que daba al balcón (porche secundario), junto al jardín. Harry le siguió.

{...}

Llevaban casi diez minutos caminando. Se habían alejado de aquel pequeño porche (encima del cual se extendía un precioso balcón lleno de flores) y del sendero de preciosos árboles, matorrales y estatuas de mármol de diferentes colores. Habían llegado a una fuente labrada en mármol rojizo y bronce brillante con la forma de un ángel (un bebé gordo con muchos mofletes) que se movía mágicamente de forma adorable; y la habían pasado. El exótico jardín había dado paso a hilera tras hilera de vides. Una Luna casi llena alumbraba lo suficiente como para no chocar contra la espesura.

Si no te tengo | DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora