1. Talking about Beacon Hills

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Samantha amaba sacar la cabeza por la ventana. Sí, parecía un perro, ¿Le importaba? Sinceramente no. Sólo necesitaba sentir el aroma de Beacon Hills al llegar.

Ahora serían la tía Petuña, Tyler y ella. Marinette y María José ambas habían quedado en San Francisco. Marinette porque su madre estaba sufriendo mucho por la pérdida de su esposo, el padre de Marie. Y Majo simplemente porque quería superar su amorío con Derek Hale.

Tyler no dejaba de mirar a su hermana con admiración. Le divertía verla ser tan espontánea. En cambio, Samantha no lo notaba. Estaba demasiado concentrada aspirando las dulces fragancias del bosque de Beacon. Y más aún sintiendo el viento en la cara. Las pocas veces que abría los ojos sólo miraba el atardecer frente a ella, sonriendo. Extrañó su hogar.

Ya quería ver a Isaac, Allison, Scott, Lydia... Stiles. Cuando pensó en él volvió adentro del auto con la sonrisa borrada. Hace unos meses había decidido tomar ese tiempo para ella. Lo que quiso decir, nada de Skype con nadie de Beacon. A penas había hablado con Allison en su viaje a Francia. Habían quedado que se verían con Lydia esta noche para volver a encontrarse antes de comenzar las clases. Sorpresivamente la relación de Sam Y Lydia cambió. Eran bastantes cercanas, ahora.

De la nada, una visión la evadió. No había tenido ninguna desde su viaje a San Francisco. Ahora tenía nombre y cierto control sobre él.

Podía ver a Isaac en una moto, con una chica morena. Y dos sombras fusionándose en una.

En un abrir y cerrar de ojos ya se había hecho de noche. Estaba en el auto de Lydia. Comenzó a divagar cómo había estado viviendo allí, en algo que ya pasó ese mismo atardecer. Pero le resultó muy difícil, notó que le hablaban.

—Tierra llamando a Samantha —canturreó Lydia—. Has estado callada últimamente, es inusual en ti, ¿Cómo estuvo el casamiento?

—Eh... ¿Casado? Yo qué sé —encogió sus hombros—. La verdad me aburrió, Majo no dejaba de hablar de los vestidos de "ilti cistiri" y a burlarse de las prendas bochornosas de mis familiares. Debiste verla, cuando la miré mal me dijo: "Lo siento, mi costumbre con Lydia".

La rubia causó la sonrisa extensa de la rubio fresa. Ellas sí se habían estado hablando por Skype.

—¿Y Marie? —preguntó Allison rápidamente. Sam bajó la mirada y pasó los dedos su, ahora, corto cabello.

—La muerte de su padre la tiene mal... espero que se recupere...

El silencio se hizo presente. Tampoco era algo muy bonito de recordar. La cara de su prima aún amenazaba su mente como constante recuerdo y no deja de pensar en que la culpa la tuvo ella por no ser responsable de su capacidad.

—Okey, Lydia, no estoy lista para una cita triple.

Los ojos de Samantha se abrieron asustados.

—¿Esto era para salir en citas... con chicos? —de la nada Allison y Lydia escucharon un ruido. Cuando voltearon, Lydia en una leve rotación de cabeza, vieron que la rubia intentaba salir. De un auto. En movimiento—. ¡Abre la maldita puerta, Lydia! ¡Quiero salir! ¡Quiero salir!

—¡Samantha! —la chica de ojos marrones se detuvo-, estoy manejando en medio de la ruta. Estamos en marcha —ella miró la puerta. Luego a Lydia. Más tarde a la puerta... y volvió a seguir jalando.

—Ya —la rubia paró nuevamente con la voz de Allison.

—No es una cita triple exagerada... es algo grupal —aclaró.

—¿Ellos saben que es algo grupal? —Samantha asintió a lo que dijo la pelinegra. Si de algo estaba segura era que los chicos no pensaban con la cabeza-. Porque te dije que no estoy lista para citas.

3| MY ONLY LOST ||teen wolf. [ᴍᴏᴅ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora