3| MY ONLY LOST ||teen wolf. [ᴍᴏᴅ]

Epilogue

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ERA UN DÍA NORMAL EN LA VIDA DE DEATON. Scott pasó en la mañana como era de costumbre, aún estaba cerrado, así que él y el moreno tuvieron una breve charla acerca de los cambios que tenían por todo, en especial después de haber muerto en un ritual mítico para salvar a sus padres. Derek tomó la decisión de irse con Majo y Cora, a San Francisco, donde él podría librarse de los problemas, y las pérdidas que ha tenido a lo largo de esa mitad de año.

─Stiles y yo lo hemos sentido todos estos días ─hablaba Scott─. Justo como tú dijiste. Y me recuerda a esa cita que Jennifer usó en nuestro primer día de clases. Porque cuando lo siento, es como si mirara "dentro del corazón de las inmensas tinieblas". 

─¿Entonces qué haces en su lugar?

─Busco a mis amigos ─sonrió el moreno. Aunque el momento de orgullo propio se desvaneció cuando ambos oyeron la campanilla de la puerta de entrada. El veterinario frunció el ceño y se acercó a ella.

─Disculpe, aún está cerra... ─el hombre guardó silencio cuando vio que se trataba de Samantha, quien llevaba una mueca a medio deje─. Hola, Sam... ¿vienes a buscar a Scott?

─En realidad, es sobre él... pero te buscaba a ti. 

El veterinario miró un segundo a la adolescente comparando cuando la había visto por primera vez. Ya no lucía como la niña extrovertida y segura de sí misma. No, ahora llevaba un cansancio de madurez en su mirada, la vida había logrado quedar poco a poco su felicidad. Más siendo lo que es, puesto que va destruyendo su humanidad lentamente.

El moreno apareció detrás luciendo confundido pero a la vez feliz.

─Hey.

─Hey... ─musitó la joven tratando de despegar la vista del suelo─. Estaba por ir a la escuela pero vi el letrero y no dejé de pensar en porqué Scott me necesitó para terminar de romper el círculo de serbal.

El moreno también miró curioso al veterinario porque aunque no lo preguntó, la curiosidad lo mataba. Por parte del aludido sólo sonrió pues esperaba esa pregunta.

─Veras, si Scott hubiera durado unos segundos más también lo habría logrado. Pero tú sentiste que debías tocarlo, porque algo en Scott estaba dudando de sí mismo.

Samantha miró a su amigo sin comprender realmente.

─Sam... ─habló Deaton acercándose─. Lo que eres está lleno de acertijos. Hay millones como tú en el mundo, así como diferentes clases. No sé cuál eres. Pero tengo la sospecha de que eres varios a la vez.

─¿A qué te refieres? ─preguntó Scott cruzándose de brazos, confundido.

─Samantha, no sólo tuvo visiones del futuro, sino que también pudo manipular esa inseguridad en exactamente lo opuesto. Le diste la fuerza a Scott para que traspasara el círculo.