Imaginas de Reece Bibby ©

1. Nadie podrá contra nosotros.

Mis ojos están llorosos, mis manos estan temblando y que ti que he de explotar en cualquier momento.

-¿Una mentira? ¡Por favor Sara!-Me dice casi con un último aliento.

Las lágrimas acumuladas en mis ojos por fin salen, no puedo hablar... tengo miedo.

-Habla-me ordena-¿Así hechas todo por la borda?-niego. Él se acerca a mi con su rostro dolido toma mis muñecas y vuelve a decir: -Habla. Pero ésta vez mirame a los ojos-me pide.

Mis ojos viajan hasta los suyos, sus ojos están cansados y tristes. Las ojeras por la falta del sueño están presentes... su rostro está bañado en lágrimas.

-¡No hice nada Reece!

-No te creo

-¿No me crees? ¿Prefieres creer los chismes de la gente... antes que a mí? ¿Con quién crees que estás tratando? ¡¿Una mentirosa?!

-Todos hablando de eso... por favor dime la verdad.

Su voz suena cansada y su aspecto lo delata al instante. Siento punzonasos en mi corazón, me siento dañada. ¿Cómo no me va a creer? ¡Es mi amor!

-Jamás te haría algo como eso Reece.

Me acerco a él y lo abrazo... Él parece dudarlo y se tensa en cuanto lo tomo en mis brazos. Mi cabeza llega hasta su pecho y puedo escuchar el latir rápido de su corazón. Lo escucho sollozar en mi hombro, pero todavía no me abraza.

-Mírame-le digo-No te haría daño, no haría algo como eso... no te sería infiel. Por favor créeme-mis lágrimas vagan por mis mejillas ya húmedas y también empiezo a sollozar recostada a su pecho.

Siento sus brazos al rededor de mí y el resentimiento por haber llorado se nota en él. ¿Cómo podría ser infiel a mi amor? ¡No lo dejaría por nadie!

-Te creo, Sara-toma mi rostro en sus manos y me obliga, prácticamente, a verlo a los ojos. Aproxima su rostro al mío y su respiración se mezcla con la mía. Mi corazón brinca de felicidad, la presión en mi pecho no está. -Nadie podrá contra nosotros-me dice antes de unir nuestros labios en un beso sincero.