2. Caramelito.

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Camino por calle hacia mi destino; el trabajo. Era cajera en una verdurería llamada Florecillas del jardín quedaba en un lugar bastante distancioso para mi. Prácticamente quedaba al otro lado de mí ciudad. La parada del autobús estaba a unos cien metros, eso era lo que estaba caminando.

Saludo a mi jefa, una china, qué se ha posicionado de este edificio y otros dos de enfrente. Dejo mis cosas en la parte de atrás, en donde también está nuestro lugar para almorzar, y un inodoro.

El día apenas comienza.

Empiezo levanto las ventanillas de las cámaras en donde todas las verduras y frutas frescas están.
Reviso a ver si hay que cargar los puestos de más productos, pero todo parece estar en orden.

Puedo ver como una cabellera peliteñida entra al local. Volteo mi vista para seguirlo, sólo por aquello que necesite ayuda con algo. Después de varios minutos observsndolo caí en cuenta de algo: era él.

Siento como mi piel se pone de gallina, tengo mucho tiempo de no saber de él.

Se dirije hacia mi puesto de cajera, respiro profundo. Sé que mi jefa está concentrada en su móvil.

-Dani- la escucho llamarme. Y ahí voy.

Reece se queda observandome, y siento como mis mejillas se p onene coloradas al instante.

Es tan guapo.

-¿Solamente esto?- le digo amablemente y acompaño mis palabras con una sonrisa amable.

- Sí, Dani- sacó su billetera y se queda mirándome, sus ojos verdes son tan hermosos de cerca.

-Son 2000 colones- le digo. Me entrega un billete de 5000, finito el monto en la caja y está me indica que debo devolver 3mil.

Tomo el dinero y la factura.

-Muchas gracias por su compra- le digo. Dejo el dinero y la factura sobre su mano. Si piel está cálida, como siempre había estado.

- Fue un gusto verte... Siempre es un gusto verte.- me sonríe de vuelta, esos hoyuelos.

-Igualmente, Bibby.

- Quizás podamos volver a vernos, ya sabes... tomar un café, salir a comer un helado. Las cosas quedaron bien entre nosotros y eso lo agradezco- sonrío ante su invitación. La verdad era que sí, habíamos decidido dejar nuestra relación, ambos queríamos ocuparnos fe nuestro asuntos, ya saben, más centrados.

- Estaría encantada- le tiendo la mano y la estrecha conmigo- espero tu llamada, caramelito.

- Te llamaré, caramelito- suelta una risilla y dice- nos vemos.

Una sonrisa aparece inconscientemente en mis labios, era mi primer amor.

Siempre es un gusto verle.

Imaginas de Reece Bibby ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora