Capítulo 17

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{NARRA NARE}

-Así que tú eres Nare... -Dijo Kabra con una sonrisa un poco escalofriante.

-Necesito encontrar a Conde. -Dije haciendo caso omiso a lo que dijo el chico. Pero mi sentido común empezó a confundirme con preguntas... ¿No te das cuenta de que es una completa locura? ¿Se supone que aparecerá así como así? ¡Solo es una imaginación! ¡NI SIQUIERA ES REAL! NO PUEDE SERLO... Kabra me miró confundido.

-¿Porqué dices eso?

-¿Decir qué?

-Que Conde no puede ser real...

-Yo no dije eso...

-No. En realidad lo pensaste. -Cuando Kabra dijo eso di un paso hacia atrás casi inconscientemente. ¿Cómo sabía lo que había pensado? -No te asustes y sígueme. -Le hice caso y le seguí hasta el bosque. ¿Idea suicida? Probablemente, pero necesitaba respuestas... Necesitaba ver a Conde. -¿Conocías al chico de la playa? -Preguntó de repente sacándome de mis pensamientos.

-¿Qué?

-Que si le conocías.

-Sí...

-Deberías alejarte de él.

-¿Y eso porqué?

-Piensa cosas muy malas... -Estaba a punto de abrir la boca para contestarle cuando escuchamos un grito. -Quédate aquí.

-¿Qué?

-¡Calla y no muevas un musculo! -Gritó haciendo que diera un pequeño brinco del susto. ¿Quién se creía para hablarme así? Me lanzó una mirada asesina, casi reprochadora y se fue. ¿Que no moviese un músculo? Ja, ¿Creía de verdad que me quedaría allí? 

Estaba a punto de ponerme a correr cuando un brazo me cogió desprevenida. 

-¿Jorge? -Dije mirando fijamente al chico, que tenía una expresión sombría.

-¿Porqué no vienes hasta casa? -Dijo cambiando completamente su cara.

-Yo...  No.

Volví a correr, intentando buscar algo que me dijese hacia donde se dirigía Kabra, al que había perdido de vista. Corrí sin mirar atrás, las piernas empezaron a fallar y tenía una increíble presión en el pecho, pero no paré. Sin detenerme, seguí avanzando sin saber muy bien a donde cuando...

-¡AHH! -Grité mientras me caía. Me había tropezado con una de las raíces que sobresalían por la tierra. Miraba la herida de mi rodilla cuando sentí como un frío líquido jugueteaba con los dedos de mi mano derecha. La miré y unos centímetros más lejos vi la bola de nieve. Rota. El agua se escapaba por los cristales hecho añicos, y no pude más que observar como se iba vaciando gota a gota. Miré de nuevo mi mano, que no paraba de sangrar, pero no me dolía.

Me acerqué a lo que quedaba de la bola de cristal. ¿Porqué querría Conde que la protegiese tanto? ¿Porqué tendría tanta importancia? Seguí con la mirada fija en la figura que la adornaba. Era el busto de una mujer cubierto con una máscara negra y, se había roto. Genial Nare, te piden que cuides algo y lo único que consigues es cargártelo. Aparté la mirada cuando un rayo de luz que había atravesado la tupida capa de hojas se reflejó en el busto. Lo miré más detenidamente, y vi que lo que había causado aquel reflejo no era la figura, sino lo que había dentro de esta... 

Parecía una llave de cristal, pero imagino que no lo era... Demasiado brillante y perfecta para ser simple cristal. La iba a coger cuando me di cuenta de que mi mano no había dejado de sangrar y mi respiración no había vuelto a su normalidad y... Todo se volvió negro. 

Abrí de nuevo los ojos, casi sobresaltada. Sentía como si no hubiesen pasado más que segundos desde que los cerré, pero el cielo, oscuro como el azabache, me decía que no había sido tan poco tiempo como imaginaba. 

Agarré la llave y corrí en dirección a la playa, dejando atrás la bola rota y un poco de sangre sobre el césped. No estaba segura de donde estaba exactamente, pero si mi intuición no me fallaba, me dirigía a la playa.  Estaba perdiendo la esperanza cuando vi como un poco de humo formaba una nube casi encima de mi cabeza, eclipsando las estrellas de detrás. Relajé mi paso y seguí caminado. Vi como el humo empezada en un pequeña hoguera y alrededor, sentados sobre la arena, mis amigos compartían sonrisas. Todos salvo Yuri, que miraba hacia sus pies con una expresión preocupada. Nada más aparecer, Audrey se fijó en mi y se levantó corriendo a abrazarme.

-¿Dónde estabas? -Me preguntó mi amiga

-¿¡Porqué tardaste tanto!? -Inquirió esta vez Yuri.

-¡Nare! -Gritó Kira viniendo a abrazarme.

-¿Qué le pasó a tu mano? -Preguntó esta vez Aiden agarrándome la muñeca que tenía escondida detrás de la espalda.

-¿Eh? ah... Mmm, nada. -Dije sonriendo, intentando borrar la preocupación del rostro de mis amigos sin lograrlo.

-Nare... -Dijo Kira con la mirada fija en mi mano. -Eso está infectado.

-¿Qué? No seas exagerada... -Bufé. -Ahora... ¡Hay que pasárselo bien! No todos los días se cumplen años.

-Nare. -Dijo esta vez más seria. -Hay que desinfectar la herida.Me limité a negar con la cabeza. No podía estar infectada...

{NARRA KIRA}

Nare no va a dejar que le toquemos la mano ni en mil años... Siempre tuvo miedo de todo aquello que salía de las farmacias. ¿Que porque? Buff... Ni idea.

<<La herida esta muy mal>> -Dijo la vocecita de Aiden dentro de mi cabeza... De verdad, tenía muy mala pinta...

<<¿Sabes lo que significa eso?>>

¿A que te refieres?

<<A la de tres, yo la agarro y tu corres a casa a por el botiquín>>

¿Porqué siempre la manía de contar hasta tres? Vi como se encogía de hombros. Aish... Uno, dos... Espera, espera... Es que si lo pienso me hace sonar como una estúpida.

<<¡Deja para luego tus debates mentales!>>

Vale, pero no me grites...

<<¿Que gritar si ni siquiera estoy hablando?>>

¡Tres!

Vi como Aiden cogía a Nare por la cintura y ella se revolvía mientras gritaba "¿Qué haces? SUÉLTAME AIDEN" Me reí sin dejar de correr hacia casa. Subí al baño y vi como mi hermana se me quedaba mirando, completamente roja, por haberla pillado cantando alguna canción de justin bieber frente al espejo utilizando un peine como micrófono. Hice caso omiso y agarré el botiquín para correr de nuevo a la playa...

-Ten. -Le dije a Yuri pasándole un botecito de agua oxigenada mientras yo agarraba unas vendas.

-¡Auch! Duele... ¡AHH!  -Gritó Nare.

-No seas exagerada... -Replicó Aiden quitándole el bote a Yuri de las manos y curándole la herida de la rodilla.

-¡AHH! Mierda, no podré caminar nunca más... ¡Auch! Maldita sea... ¡Necesitaré una silla de ruedas! ¡AIDEN, PARA!

<<Kira... Dime al menos que tu también mal pensaste...>> -Dijo Aiden. Le miré con  los ojos muy abiertos. Él seguía mirando la rodilla de Nare con esa sonrisita típica suya que me volvía (Para que engañarnos) rematadamente loca...

Te quiero... Aiden Montgomery.

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FIN DEL CAPT. GRACIAS POR LEER!


Cómo matar a un ángel  2Where stories live. Discover now