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Aitana estaba encantada de la vida, acababa de llegar y todo le estaba saliendo de maravilla.

Como había llegado antes, pudo escoger la cama de la ventana, ya había conocido a una chica que podía ser una gran amiga allí y además había conocido también a un chico que bueno, estaba muy bien y quizás podrían llegar a algo pues no todo iba a ser estudiar.

Eso se complementaba con su mayor suerte, que era poder haber convencido a sus padres de dejarla ir a estudiar lo que deseaba, lejos de su casa y en una ciudad desconocida.

Belen y Cosme se habían quedado muy tristes pues era la primera vez que su hija, se iba a vivir fuera de casa y aunque ya había viajado a muchos lugares, nunca había estado lejos de ellos más de diez días.

La verdad, es iba a ser un poco duro en ese aspecto para los tres pero había prometido llamar a menudo y ellos habían dicho que la irían a visitar pronto e incluso se cogerían un hotel para pasar unos días juntos.

La de Barcelona llegó a la cafetería por fin y echó un vistazo, la verdad es que era muy grande aunque no había muchos estudiantes aún, vio el menú y sonrió triunfante, había San Jacobos, su comida favorita.

Así que se acercó y cogió una ensalada de primero, dos San Jacobos con patatas fritas y una pera de postre, aunque echaba de menos una cosa, ya que adoraba comer la fruta con miel y no la veía por ningún lado.

Tras hacer un pequeño puchero, pagó y se sentó a comer en una mesa junto al ventanal para poder ver bien todo, mientras comía.

-Hola Aitana ya estoy aquí-dijo la de Pamplona muy sonriente y sorprendiendola por detrás.

-Ay, hola Amaia, anda corre, corre mira que hay San Jacobos-le dijo señalando su plato.

-Si... si voy corriendo, que me muero de hambre-dijo apurada.

Poco después ésta volvió y al igual que la de Barcelona, había cogido ensalada y San Jacobos pero de postre se había cogido un yogur.

-¿Qué tal está tu habitación?-preguntó Amaia.

-Me encanta, está en el segundo piso. La verdad aún no conozco a mi compañera pero me cogí la cama al lado de la ventana, espero que no le importe.

-Anda esto es genial, la mía también está en el segundo piso y tampoco conozco a la mi compañera. Ésta ya había llegado pues ya tenía su maleta encima de la cama y sus cajones ya estaban ocupados con sus cosas pero no tengo idea de donde estará.

-Que bien, espero que sean buenas niñas, ¿te imaginas?. Sería tope guay, si somos las cuatro mejores amigas ¿verdad?.-dijo Aitana dando palmas de felicidad.

-Ay pues no sé. La verdad es que yo soy un poco negada, en eso de hacer amigas.

—No digas eso mujer...conmigo lo has hecho muy bien.—dijo Aitana sonriéndole.

-Si claro, porque ya has visto mis bragas-dijo muy sería la de Pamplona bajando el tono y mirando a todos lados.

Aitana empezó a reírse sin parar, la verdad es que la de Pamplona le parecía una chica muy graciosa y cada vez le caía mejor.

Minutos después, las dos seguían disfrutando de su comida cuando de repente vieron a una chica alta y morena que miraba hacia todos lados y luego se sentaba sola en una mesa.

-Oye Aitana... puede que esa chica de ahí sea una de nuestras compañeras de habitación.-dijo Amaia.

-Jo pobrecilla, se ve tan sola y triste. Voy a decirle que se venga con nosotras-dijo levantándose de su silla.

-Per...pero...eh.. y si no...

Amaia intentó decir algo pero la de Barcelona ya estaba frente a la otra chica desconocida.

-Hola, ¿qué tal?, perdona por interrumpirte pero mi amiga y yo queríamos invitarte a nuestra mesa. Es muy triste estar fuera de casa y mucho más comer sola... me llamo Aitana, ¿y tú?-dijo sonriendo.

-Oh... ho-hola, yo me llamo Ana.

 ho-hola, yo me llamo Ana

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-Encantada, bueno ....emm entonces ¿qué?, te vienes?, nos encantaría que nos acompañases-volvió a decir la de Barcelona.

-Si...eh claro, voy -la morena recogió su plato y su vaso.

Cuando se sentaron, la pamplonica se presentó también.

-Hola... yo soy Amaia y soy de Pamplona.

-Hola. Yo soy Ana y llevó aquí en Madrid, dos meses con mi novio. Él es futbolista profesional y va a pasar mucho tiempo fuera, así que me he cogido una habitación en el campus.

-Oh, a lo mejor eres tú, la compañera de alguna de nosotras.-dijo Aitana entusiasmada.

-Pues no lo sé, acabo de llegar y no había nadie todavía en la habitación.

Entonces Aitana miró a Amaia y negó con la cabeza.

-Pues va a ser que no, porque yo ya llevo como dos horas en el campus y ella llegó como hace una. Su compañera además, ya tenía sus cosas en la habitación.-dijo Aitana desilusionada.

Amaia asintió.

- Jo que pena...bueno ya apareceran...emm...y dinos...tu acento es muy bonito, ¿de dónde eres?-habló de nuevo Aitana.

-Soy de Canarias.—contestó Ana tímidamente.

-Oh es genial, yo una vez fui a Canarias con mis padres. Es muy bonito pero hace mucho calor y el sol es muy fuerte. La verdad lo pasé muy bien.-volvió a hablar Aitana mientras pelaba su pera.

Ana y Amaia la miraron y se echaron a reír, la verdad es que la de Barcelona era muy agradable y encantadora pero sobre todo muy habladora.

-¿He dicho algo gracioso?, porque ha veces me pasa que hablo y hablo y digo cosas sin pensar y suelo meter la pata bastante-dijo entonces Aitana riéndose también y haciendo reír aún más a las otras dos chicas.

2. Dulce como la miel -Aiteda «Terminada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora