7

2.2K 66 1
                                    

—¿Dónde estabas Aitana, no te he visto después de clase?.—dijo Amaia cogiendo un pijama en su cajón.

—Oh he ido a la cafetería, Luis y yo estuvimos hablando de la sanción.

—Aaah, así que Luis y tú, ya ,ya veo—rió pícara la de Pamplona.

Aitana estaba muy sonrojada y con una sonrisa de oreja a oreja.

—Ay Amaia, estoy perdida, él es tan mono y tan atento, buff....no podré impedir enamorarme de él.

La de Pamplona se sentó en la cama junto a su amiga y la abrazó cariñosamente.

—Lo sé cariño, yo estoy igual, jamás pensé colgarme tan rápido por un chico y puff...aparece Alfred...es imposible no sentirse atraída, es un amor de chico.

Aitana se abrazó también a su amiga.

—Menudas dos estamos echas, aunque tú lo tienes más fácil, a Alfred tú le gustas un montón y no es profesor. A Cepeda yo le soy indiferente—dijo la chica tristemente.

Amaia la miró fijamente e hizo un gesto de desaprobación.

—Yo no estaría tan segura, él te mir....

—Le gusta la profesora de danza—dijo rápidamente Aitana interrumpiendola y empezando a llorar.

Amaia de nuevo la abrazó, eso no se lo esperaba.

—¿De dónde sacas eso?, ¿los has visto juntos?.

—Si...eh..bueno juntos, lo que se dice juntos no, pero...e-estaban hablando muy amigables cuando lle-llegué a buscarlo. A él se le caía la baba y ella no pa-paraba de sonreír y tocarle el brazo—dijo la chica entre lágrimas.

 A él se le caía la baba y ella no pa-paraba de sonreír y tocarle el brazo—dijo la chica entre lágrimas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Amaia no sabía como ayudarla, la veía realmente mal y no sabía que hacer para que se sintiera mejor.

Finalmente se acostaron y apagaron la luz después de estar un raro en silencio mientras Aitana se desahogó.

Esa noche, las dos chicas volvieron a soñar con sus respectivos enamorados, al menos tenían ese consuelo ya que en la vida real la cosa era muy distinta.

Por su parte Cepeda en la soledad de su apartamento, revisaba unos temas para las clases siguientes antes de acostarse.

La verdad es que no tenía sueño ni estaba cansado, aunque no pudo concentrarse mucho pues los preciosos ojos de cierta hermosa chica, no paraban de azotar su mente.

—¿Se puede saber que haces Cepeda?, ¿estás loco?, ¿Como puedes estar pensando en tu alumna?—se regañó a si mismo.

Finalmente el profesor se sirvió otro té y se tumbó en la cama con el temario que estaba revisando, en su mano, mientras suspiraba mirando al techo.

—Ay Aitana Aitana, ¿qué tienes tú?, que me estás desarmando casi sin darme cuenta. ¡Esto es una locura!.

 ¡Esto es una locura!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.





2. Dulce como la miel -Aiteda «Terminada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora