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Luis y Aitana entraron nerviosos al piso de alquiler donde este había estado viviendo los últimos meses.

—¿Quieres algo de beber?—preguntó el profesor yendo a la cocina.

—Si una cola estaría bien.

Cepeda cogió las latas de la nevera y las sirvió en par de vasos, el cual uno de ellos se lo acercó a la chica que miraba todo con detenimiento.

Ambos bebieron un sorbo y entonces Aitana empezó a quitarse la ropa mientras se le acercaba a lo que cepeda le acarició la cara y empezó a besarla tiernamente.

—¿Estás segura?, no tenemos porque hacerlo.

—Quiero hacerlo Luis, te deseo, no puedo estar un minuto más sin hacer el amor contigo. Quiero sentirte dentro de mí...quiero que me hagas tocar el cielo.

Entonces el profesor la besó con pasión y la cogió en brazos para llevarla al dormitorio, donde la puso con cuidado encima de la cama y comenzó a besarla por todo el cuerpo, haciendo que la chica soltase pequeños y eróticos jadeos de placer por sentir el roce de los labios em su ardiente piel.

Cepeda se levantó y se quitó la camisa por la cabeza, dejando a la vista su sexy torso, que enloqueció más aún de deseo a la chica, que gemía impaciente por sentirlo.

—Ven ...ven...

Lo siguiente que se quitó fueron los pantalones dejándose sus boxer negros que dejaban entrever su prominente bulto, deseoso de ser atendido.

—Eres ta bonita, jamás había visto un ser tan hermoso como tú...me encantas Aitana— le decía Luis mientras besaba sus senos, bajando a su ombligo, hasta llegar a su húmeda intimidad.

El profesor estaba deseoso de probarla, así que se puso entre sus mulos, los cuales también besó ardientemente mientras la chica se agarraba a la colcha con fuerza.

El profesor se enterró en la profundidad de la chica lamiendo su zona íntima y tocando con su lengua el botón erógeno que la hizo enloquecer de placer.

—Oh Dios oh madre mía...más... más... si... si aaah joder... me voy a correr si sigues aaah...—gritaba sin control.

Cepeda quería que lo hiciese, quería que disfrutase del conilungus que le estaba practicando y se corriese para él.

Tras unos segundos más Aitana no pudo más y finalmente llegó al clímax , jadeando y resoplando, nunca nadie le había hecho nada igual, se sentía increíble.

—¿Te ha gustado?—dijo Luis saliendo de su entrepierna y tomándose a su lado.

—¿Q-Qué si me a gustado di-dices?, ha sido lo más i-increíble de mi vi-vida.—Dijo recuperando el aliento.

El profesor estaba contento había logrado hacer disfrutar a la chica y se conformaba con eso no quería forzar nada aunque su problemilla en sus boxer aún estuviese allí.

—Luis esto no se ha acabado—dijo Aitana incorporándose y subiéndose sobre él frotando su pene y haciéndolo jadear.

—Quiero sentirte dentro.

Acto seguido la chica le quitó los boxer liberandolo y empezó a chuparla y lamerla con ganas.

—N-No ti-tienes porqué ha-hacerlo oooh.—jadeó.

La chica sonrió y siguió chupandola un rato más hasta que finalmente cogió el condón que cepeda tenía en su mesilla de noche y se lo puso con ayuda de éste.

Aitana se subió y se lo introdujo poco a poco y luego empezó a dar suaves saltos sobre Cepeda mientras los dos gemían de placer hasta que la chica incrementó la velocidad llevándonos a la locura.

Tras unos minutos más Aitana se corrió de nuevo y un minuto después, el moreno lo hizo en el profilactico soltando un gran gemido de placer.

—Oh joder Louis, te quiero—soltó la chica antes de desplomarse sobre él.

Cepeda sonrió y besó su cabeza.

—Yo también te quiero.










2. Dulce como la miel -Aiteda «Terminada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora