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Con el pasar de los días las clases de la Universidad se hacían muy pesadas, había mucha información, datos y acontecimientos que memorizar en muy poco tiempo.

Además los profesores tampoco eran la alegría de la huerta, eran demasiado serios, menos mal que existía Teoría y Composición y también Cepeda, con él las clases eran amenas e instructivas, por lo que Aitana siempre se quedaba con ganas de más.

Sin darse cuenta mas de una vez, la chica se quedaba embobada mientras su joven profesor explicaba en la pizarra, las claves para la composición de una buena canción y una melodía acorde a ella.

Aunque lo que más le gustaba a Aitana era escucharlo cantar y tocar la guitarra o el piano pues Cepeda solía hacerles covers, contándoles algunas composiciones propias o de otros autores.

Cuando Cepeda cantaba, el mundo se paraba para Aitana, era como está escuchando una música celestial y la voz más prodigiosa del mundo.

En los demás no causaba el mismo efecto pero a ella le daba igual, en su interior sentía qué era maravilloso.

Amaia en su lucha contra sus propios sentimientos hacia Alfred para no resultar evidente, intentaba aconsejarla pues Aitana aún estaba en peor situación, ya que colgarse por un profesor no era muy bien visto.

Además no sabía que sentía su profesor por su amiga, aunque muchas veces lo había visto quedarse embobado mirándola, sin que ella se diese cuenta.

La de Pamplona nunca se lo había dicho a Aitana, prefería no meter la pata, pues quizás le daba falsas ilusiones y pensaba que posiblemente solo imaginaciones suyas.

Pasadas dos semanas ocurrió algo inesperado, pues Cepeda trajo a una amiga suya al aula de Composición, al parecer iban a cantar juntos.

Ruth era una profesora de canto, que había estudiado con él en la Universidad y habían seguido manteniendo la amistad.

Todos permanecieron en silencio y escucharon a los dos profesores cantar «Say something» y fue un momento mágico.

A raíz de eso, Cepeda les organizó una tarea que puntuaría para el trimestre, tendrían que ponerse por parejas y hacer un dueto también.

Se aprenderían una canción y después tendrían que mostrarla a los alumnos de música de la universidad y de todos los cursos, en un pequeño concierto.

Hasta ahí todo fantástico o eso fue lo que ella creía pues Aitana pensaba que lo iba a hacer con Amaia pero está le sorprendió cuando Alfred se le acercó.

—¿Preciosa quieres hacer el dueto conmigo?, tú y yo formaríamos algo excepcional.

Entonces la de Pamplona miró Aitana y luego miró a Alfred y esta se derretía así que la de Barcelona lo entendió y le dijo que fuese con él, que ya se buscaría otra pareja.

De repente ya todos estaban por parejas y Aitana se vio sola y se quedó bastante cortada pues pensaba que lo tenía que hacer sola pero entonces el profesor se le acercó.

—Bueno, pues al parecer, yo seré tu pareja ya que sois impares, venga pues todos a trabajar—dijo Cepeda mirándola a los ojos y sonriendo al ver su sonrojo.

Aitana estaba tan nerviosa que solo le salía la risa tonta y no sabía dónde meterse, eso no se lo había esperado y en su interior solo podía pensar en cómo iba a aprenderse la canción y después cantarla teniendo delante al chico que le robaba el aliento.

Estaba atacada pues era su profesor y del que seguro terminaría por colgarse si pasaba tiempo juntos.

De repente la idea ya no le parecía tan maravillosa ya que seguro iba a hacer el ridículo como nunca y Cepeda seguro aparte de ponerle un cero, vería lo torpe e insegura que era.

Tenían cuatro semanas antes de la actuación y debían ponerse las pilas, aunque ella lo tenía más complicado pues Cepeda era el profesor y no sabía como iba a hacer para organizarse y poder trabajar con él.

El timbre de la siguiente clase sonó y Luis volvió a acercarse antes de irse.

— Aitana, búscame a última hora y veremos como nos organizamos para poder hacer esto juntos, ¿de acuerdo?— le dijo sonriendo.

—S-Si claro p-profe— dijo entusiasmada, aunque pronto se encontró ridícula pues le había salido voz de niña pequeña y seguro el chico pensaría cualquier cosa.— ¡genial Aitana, tú siempre haciendo el ridículo!—se regañó a sí misma, mientras cogía su mochila para coger los apuntes de la siguiente clase.

2. Dulce como la miel -Aiteda «Terminada»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora