Capítulo 15

28 2 0
                                    

If I pray really tight,
Get into a fake bar fight,
While I'm walking down the avenue.

If I lay really quiet,
I know that what I do isn't right,
I can't stop what I love to do.

Lana Del Rey - Serial Killer

Cojo el bolígrafo y me pongo a marcar a lo loco respuesta tras respuesta. Y cuando termino, dejo el bolígrafo sobre la mesa y levanto la mano.

-Sí, Jane, puedes ir al baño, pero no tardes- me responde la profesora sin mirarme, mientras rebusca algo en su carpeta.

-No, no es eso. Es que he acabado ya.

La mujer suelta la carpeta y abre tanto los ojos que casi se les sale de las órbitas. Me mira como si hubiese visto un diamante, y como es a mí a quien está mirando, en cierto modo sí que está viendo un diamante.

Junta las manos colocándolas en el pecho, y se acerca con las gafas colgando de una cuerda del cuello. Cuando llega a mi mesa, no se molesta en mirar mi trabajo, simplemente lo recoge y me da la enhorabuena con una amplia sonrisa de anciana dulce (que en cierto modo lo es, aunque cuando se enfada puede convertirse en la abuela del mismísimo diablo).

Termina la clase de Lenguaje y comienza la de Ingles. Después de esta, otras cuatro clases en las que intento hacer como que estudio, cuando en realidad estoy cantando para mis adentros. Me repaso todo el repertorio de Nirvana. Después de cantar en mi cabeza unas treinta y cinco canciones, por fin llega la última clase: Historia con Barry. Se me hace cuesta arriba poder estar atenta a lo que dice sin que se me cierren los ojos. Por un momento, los parpados me pesan tanto que acaban cerrándose y me acomodo colocando la cabeza sobre la mano. Pero de repente tocan a la puerta y mis ojos se abren de golpe.

-Buenas- saluda la recepcionista del instituto, Mary. -Disculpa, Barry, pero tengo que llevarme un momento a la señorita Jane Stewart.

Lleva una falda tubo color azul marino a juego de una americana, y entre sus manos sujeta unas carpetas, mientras de sus dedos cuelga un juego de llaves.

-¿A mí?, ¿para que?- cuestiono molesta.

-El director quiere hablar contigo, querida- responde con voz tranquilizadora.

Suelto un bufido y me levanto de la silla, arrastrándola y dejando tras ella un molesto ruido sordo. Barry se dedica a echarme miradas asesinas mientras salgo de la clase, pero las ignoro totalmente. Mary, que de vez en cuando me observa por encima de sus gafas de mariposa, me conduce hasta el despacho. No entiendo por qué, si seguro que me sé el camino mejor que ella, pero no le pongo pegas. Cuando llegamos, la señora recepcionista desaparece dejándome frente a la puerta. Doy tres golpecitos al portón de madera y me quedo ahí, de pie, esperando. No pasan ni dos segundos cuando Anthony abre la puerta con una sonrisa muy amplia, dejándome ver sus dientes no muy perfectos. Espero que no se esté burlando de mí porque me vayan a expulsar o algo parecido, porque tengo un mechero en el bolsillo y no dudaré en usarlo.

-Jane, entra y siéntate, te estaba esperando- dice, abriéndose a un lado para que pase.

Ruedo los ojos y me siento en la silla de mala manera, cruzando los brazos y esperando la grandiosa noticia que me tiene que dar. El director se sienta en su enorme silla, que por lo que veo cada vez que visito el despacho del director, tiene pinta de ser una de las sillas más cómodas de todo el instituto. Pero, en cambio, yo me tengo que conformar con sentarme en una silla de madera, con tornillos en el respaldo de los que me pillan el pelo cada vez que me levanto. Además de dolores de espalda, estoy perdiendo pelo... creo que venir al instituto no es beneficioso para mi salud.

LOVE IS A BITCHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora