Capìtulo 20

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Darling you got to let me know

Should I stay or should I go?

If you say that you are mine

I'll be here 'til the end of time

So you got to let me know

Should I stay or should I go?

It's always tease, tease, tease

The Clash - Should I Stay or Should I Go.

Desgraciadamente me despierto más pronto de lo que me hubiera gustado. Salgo de la cama y veo que el despertador señala las 10:30 a.m. ¿Por qué cuando quiero dormir largo y tendido es cuando mi reloj biológico me manda a la mierda y me obliga a madrugar? Ahora es cuando debería de seguir en la cama, descansando todo lo que la noche no me ha dejado descansar.

Camino hasta el cuarto de baño y me miro en el espejo. He dormido unas seis horas, y mi cuerpo y mi cara lo saben. Tengo unas ojeras oscuras que caen hasta los pómulos y los ojos rojos e irritados, así que decido refrescarme la cara con agua y echarme unas gotas de colirio para que mamá y papá no piensen que conviven con un zombi. Las mañanas siempre son iguales, igual de aburridas: me levanto, voy al baño a hacer mis necesidades habituales, me visto con lo primero que pillo en el armario, bajo a desayunar (cereales y leche) y salgo de casa hacia el instituto. Todo ello con prisas. Pero esta vez, como pienso quedarme todo el día en casa sin hacer nada, me lo tomo con más calma. Solo espero que mamá y papá no me hagan preguntas sobre mi decisión de no ir clases hoy, no me apetece tener que dar ningún tipo de explicación. Me he levantado con cara de mierda, lo cual por dentro estoy igual.

Bajo las escaleras arrastrando los pies y me dirijo a la cocina a por mis cereales y mi leche.

-Hola- digo a modo de saludo mañanero, pero nadie me responde. No veo ningún movimiento de mi padre por aquí. Sé que mamá está trabajando, pero papá tiene el brazo escayolado y se supone que se quedaría en reposo durante un tiempo. Pero no veo señales de él por ninguna parte. Entonces veo un post-it pegado en la encimera. De mamá.

"Jane, tu padre y yo hemos ido a una revisión médica. Llegaremos tarde, hazte la comida. Mamá."

Dejo la nota donde está y cojo un bol donde echar los cereales y la leche. Qué bien, la casa para mí sola y me tengo que hacer la comida. Todo son buenas y malas noticias al mismo tiempo.

Me encuentro apoyada contra la encimera, con el bol en una mano y con la otra devorando pequeñas cucharadas del potingue. Cualquiera que me viera diría que estoy en modo sonámbula. Tengo los ojos clavados en un punto fijo, en trance, pensando en todo a la vez que en nada. Y al fin, quince minutos después, cuando la cuchara toca fondo y no recoge ni rastro de los cereales, termino el desayuno y decido que es buen momento para echar un cigarrito en el porche.

Me siento en las escaleras, apenas tapada con una sudadera sobre mi cuerpo puesto que sigo con los pantalones cortos del pijama y hace bastante frío. Pero ahora eso no me importa, me gusta sentir el frío en la piel, al menos el frío distrae mi mente. Dibujo O's con el humo del cigarro para pasar el rato, pero el aire gélido de la mañana se lo lleva con rapidez. Me siento un buen rato fumando, disfrutando de cada calada que aún le queda al cigarrillo, mirando las casas que rodean la mía. A decir verdad a penas conozco a mis vecinos. No es que sea antisocial (un poco sí, para qué engañarnos), la cuestión es que los vecinos no son, que digamos, lo más simpático de esta manzana. Solo cotillean, chismorrean y te miran con cara de pocos amigos. En eso me recuerdan a mi madre. Ahora entiendo por qué decidió mudarse a esta casa cuando yo nací; sabía que se llevaría bien con ellos. Sumergidas en mis pensamientos, escucho una voz conocida no muy lejos de mí que me vuelve al mundo real.

LOVE IS A BITCHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora