Coge la corona,
cíñemela,
que hinque sus formas
en mi cráneo regular.
Me hago cargo,
asumo su rango,
suspiro y me abato;
amplío mi mente
y asumo su peso sacro.
Andaré medio encorvado,
porque el peso es demasiado,
pero tomo mi cetro,
esclavo.
Tú me la diste,
yo la tomé,
ahora te miro,
y ya sé por qué.