El tiempo se va,
como agua entre los dedos:
rápida y sin darnos cuenta,
solo el frescor dejado,
nos recuerda su ausencia.
Atrás queda lo dejado,
las muestras del pasado,
y frente a nosotros la duda,
si hicimos bien al dejarlo.
Como un cuadro antiguo,
con mucho polvo acumulado,
encontramos los anhelos
que quedaron los envarados.
Y sin poder retenerlo,
gritamos y buscamos
un rincón donde llorar
por los sueños postergados.
Agua,
que corre ligera.
Agua que derramamos,
tu ausencia se hace infinita
cuando el frescor se ha acabado.
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