El viento en el rostro,
el pelo revuelto,
el frescor de lo esperado.
Dulce y hermoso mundo,
adorado.
Sol que no quema,
solo reconforta;
aire húmedo de verdes prados
dejándote llevar a países lejanos.
Acunada sutilmente
por el descanso ansiado,
y buscando lunas de cielos rasos,
ojos llenos de mundos blancos
donde tan solo respirar.
Ya sabe azucarado
el viento en el rostro,
y en el corazón mares bravos e inmensos,
como la dicha hermosa
que llevas dentro.
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