Como buen ser humano a lo largo de mi vida he cometido errores, los he cometido sabiendo que lo son desde el inicio, pero a pesar de estar consciente no me detuve.
En sexto grado mentí a mi madre para fugarme de la escuela, decidí dar un sorbo de vodka aún con la culpa en el pecho, lo hice con un poco de ayuda, mis amigas insistían que lo bebiera pero no les puedo otorgar el credito completo a ellas, yo deseaba hacerlo, tenía un ligero sabor de adrenalina en los labios. Ese día comprobé dos cosas: la primera es que el alcohol no tenía un sabor agradable. La segunda que con cuatro tragos podía embriagarme.
Recuerdo que mi madre me recogería al terminar el colegio y yo apestaba a alcohol, con la cabeza dando vueltas pensaba en las posibles consecuencias, pero tenía un fabuloso adormecimiento en el cuerpo que me impedía preocuparme.
Comí una caja de chicles entera, era casi imposible masticar y mi madre no lo noto, esa fue la primera vez que le mentí, de ahí me declaré humildemente la Diosa de ocultarle cosas a mi madre, era realmente buena.La junta terminó, mientras arreglo mis cosas para irme no puedo parar de pensar, aún me hormiguea la piel de la pierna. En mi delirio tengo adherida una fina fragancia a las fosas nasales, me reprendo mentalmente por permitirle a mis sentidos ejercer su función.
La decisión final y firma de contratos sería mañana por la tarde, lo recuerdo al observar la carpeta con ellos dentro. Tengo que verla de nuevo, no puedo simplemente "olvidar" entregarle los contratos que seguramente le darán millones por que no puedo controlar el gusto, estoy segura que mis ojos son obvios y mis pupilas brillan al tenerla de frente. Esto es tan nuevo, no sé qué me asusta mas, ser nueva en estas situaciones, que me esté pasando con una mujer o peor aún que esa mujer sea Victoria.
Suelto un fuerte suspiro e intento no pensar, tomo la carpeta con los contratos y me encamino de prisa a mi oficina, deseo correr, que el piso de mármol se abra llevándome lejos, son solo fantasías ya que llego a la enorme puerta y todo bajo mis pies sigue solido, tendré que enfrentar la confusión. Es una confusión, deseo verla más que nunca pero a la vez no quiero hacerlo porque sé que empeorará todo, me estoy volviendo loca.
Toco dos veces parte de mí súplica que no escuche para dejarlos en recepción y no tener que verla, pero es inútil suplicar.-Adelante- escucho una voz masculina, eso es peor que verla a ella. Identifico la voz antes de cruzar la puerta, es su prometido.
Es tan sencillo ahogar todo en dos segundos, es sencillo rociar gotas de ácido a las mariposas de un estómago, es sumamente fácil sofocar una ilusión, no es complicado hacerlo, quizás lo difícil es el dolor que causan cada una de estas acciones. Te ahogas tú con falsas suposiciones, te quemas tú con esas gotas de ácido al pensarla demasiado y te sofocas tú misma al comprobar que sólo fue una novela que se transmitió en tu demencia.
Ella está recargada en su escritorio sonriéndole a su prometido, se besan antes de voltear a verme, podría decir que incluso lucen enamorados, acaricia su brazo y le guiña el ojo.
Siento coraje, tal vez celos, justamente como ahogarse con ácido en el pecho, me recorre un ardor a la nariz este avisa que lloraré, pero sería patético, llorar como Magdalena frente a ellos sin ningún fundamento, o decirle que me gusta y que me parte en cuatro verla enamorada de un hombre que la engaña con quién se le ponga enfrente.-Lamento interrumpir, vine a entregarle los contratos- mi voz suena un poco mas grave gracias al nudo que tengo en el pecho.
Los dos me voltean a ver, es peor interactuar con ellos porque me doy cuenta que es real y ésta realidad no me agrada.
-Gracias Castellanos, puede retirarse- responde Victoria, siento que lo hace mirando mi rostro más no deseo verla a ella. Es tan analítica en cambio yo tan vulnerable y transparente, sería una burla para ella y su esposo.
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Plácida condena
RomanceDayan Castellanos, tras una infancia demasiado agotadora debido a la estricta conducta de su madre en una ardua búsqueda por bienestar después del abandonó de su padre, ha llegado a la etapa de independencia. A sus veintiún años de edad será momento...