2.Secuestrada

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Han pasado días desde aquel extraño suceso he de admitir que ya no me siento segura en mi propia casa, al día siguiente cambie todas las chapas y hable con la rentera para que le pusiera más seguridad a la casa.

Vivo sola desde que mis papás se divorciaron, cuando estaba en la preparatoria inicio el proceso de divorcio la verdad yo no me quise quedar a vivir con ninguno y usé el pretexto de la universidad para que me pagaran estancia en un lugar en lo que estudiaba, ya casi al graduarme busque un trabajo y me fui a vivir sola, la verdad me acostumbré a mi propio espacio y sé que ellos también, los dos han encontrado a su propia pareja y sé que es mejor así, a veces nos reunimos para platicar y fingir felicidad, les agradezco que me den mi propio espacio, a veces me envían mesada como una adolescente y no me molesta, no gano la gran cosa como para darme el lujo de rechazarles el dinero; vivo en una casa pequeña tipo departamento, tengo solo lo que una jovencita de mi edad necesita. Lo básico.

Llegando tarde al trabajo saludo a la clase, la primera hora pasa de lo más normal hasta que de la nada empieza a sonar un fuerte zumbido es tan fuerte que tapó mi oídos en automático y es tan ensordecedor que dejo caer el plumón con el que escribía en la pizarra, los niños se me quedan viendo y me preguntan que me pasa, cosa que me causa conflicto ya que ellos están actuando normal así que supongo que solo yo escucho aquel zumbido fuerte, uno niño sale disparado para avisar a alguien en lo que yo ya no soporto más y caigo al piso y me pongo en posición fetal, mi visión se empieza a tornar borrosa y conforme pasan los segundos que parecen eternos empiezo a ver rojo y negro a mi alrededor señal de que me estoy desmayando, lo último que recuerdo es alguien entrando al salón para ayudarme.

Al despertar estoy sentada en la recepción y va llegando unas personas que supongo que son de la ambulancia y me hacen una serie de preguntas que la verdad no logro escuchar bien lo que me preguntan, aún me siento mareada por todo, solo escucho voces a lo lejos cuando siento que unos brazos me toman y me guían para la ambulancia me dejo llevar y en un momento las puertas de la ambulancia se cierran y salgo del transe en el que me encuentro. El paramédico me toma la presión y mi pulso me dice que me encuentro ya mejor, en ese momento hizo algo fuera de lugar, con su mano me roza la parte interna de mi brazo desde la muñeca hasta la altura de mi codo en ese momento levanto la vista hacia él y abro los ojos de golpe, él, hasta ese momento no le había puesto atención, con sus ojos color café claro casi verdes se me queda viendo y me sonríe, le quito el brazo y me alejo de él inmediatamente.

-No temas- dice el paramédico

-Qué te pasa, como te atreves a tocarme de esa manera- logro decir en lo que la ambulancia sigue su camino al hospital.

-No fue mi intención que te incomodaras, no es lo que tú piensas- lo dice en lo que levanta los brazos en forma de rendición.

Lo miró fijamente por un momento y resoplo.

-Bueno cuanta falta para llegar al hospital.

-Es que no vamos para allá. - veo como me vuelve a lanzar esa mirada contradictoria como si estuviera luchando por decirme y al mismo tiempo no, me mira fijamente u al final dice. -Vamos a otro lugar especial para ti.

En ese momento me doy cuenta de muchas cosas.

• La primera: se supone que en todas las ambulancias siempre van dos paramédicos en la parte trasera y en esta sólo íbamos él y yo.

• La segunda: atrás no había ningún instrumento para curar algún malherido en caso de emergencia, vamos ni siquiera había gasas, alcohol, vendas y esas cosas que suelen llevar.

• Y, por último, la tercera: este hombre ni siquiera lleva la vestimenta completa como un verdadero paramédico, solo trae puesto unos jeans de mezclilla, tenis y una playera y por encima lleva un chaleco de primeros auxilios.

-Lo siento, pero esto es necesario por tu propio bien. -me le quedo viendo incrédula de lo que está pasando. En ese momento le veo una jeringa con algún líquido dentro, intento forcejear, pero todo es en vano lo sigo haciendo cuando él ya me tiene sometida, me abraza por la espalda fuertemente y siento un pinchazo en mi cuello y mi mundo se vuelve negro.

Cuando despierto me encuentro en una habitación blanca acostada en una cama, y por un momento pienso que lo qué pasó en la ambulancia solo fue un sueño o algo irreal, pero la puerta se abre y entra aquel paramédico y sé que todo fue real.

Él se acerca lentamente con las manos hacia arriba en señal de no querer hacerme nada. Yo intento matarlo con mi mirada y en ese momento paso algo realmente me sorprende.





Espero y les guste, sean pacientes la historia apenas empieza, si ven alguna falta ortográfica háganmela saber con gusto la corregiré.
Tratare de estar subiendo avances lo más seguido que pueda mientras mi trabajo me lo permite.
Espero voten y comenten que les parece así sabré que les gusta y que no.

Besos 💋

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora