9.Casi suya

49 2 0
                                    

Me encuentro con Karen y Evan bajo el árbol mientras nos reímos de los chistes malos de Evan, aquí las clases son otro mundo, no tenemos un horario fijo ni materias obligatorias, por Dios, si nosotros somos adultos la mayoría de los que estamos aquí ya terminamos los estudios o cuando llegamos a este lugar ya nos encontrábamos trabajando, así que solo nos dedicamos a ser útiles y entrenar lo que nosotros consideremos importante para nuestro desarrollo y avance de nuestras habilidades. Mis "entrenamientos" de mi habilidad han avanzado poco a poco ya que la mayoría del tiempo Daniel y yo no la pasamos platicando o besándonos, él es tan guapo; dejo salir un pequeño suspiro y Karen solo me golpea con el codo mis costillas.

-Ali deberías un día de estos salir de campo aquí los días son tan bonitos lejos de la ciudad todo es tan hermoso, se respira una tranquilidad enorme y quizás eso te ayudaría en tu entrenamiento. -me dice Karen.

-Mmmmm no suena tan mal la idea Karen. -me encanta esta chica.

-Si hay que organizarnos y salir los tres será estupendo. -dice Evan, el siempre tan distraído.

-Pero hay que invitar a más personas. -suelta Karen y se a quien se refiere, pero si invitamos a Daniel también viene Eric.

-Así seremos más. - asiente fuertemente Evan cuando contesto.

Así es Evan nunca pone atención a los detalles, pero aun así lo aprecio demasiado.

•••••

Esa misma tarde tengo entrenamiento en mi habitación, arreglo rápido mi desorden, me baño rápidamente justo antes de que llegue Daniel en eso suena que toca a mi puerta y lo dejo pasar.

-Como estás princesa. - le beso rápidamente lo labios y juntos caminamos a mi cama.

-Dany me preguntaba si podrías acompañarnos tú y tu amigo Eric a un día de campo con Karen, Evan y yo? - lo miró expectante esperando que me diga que si. Se queda un momento en silencio.

-Si porque no, se lo diré a Eric en cuando pueda, pero no creo que haya ningún inconveniente, ¿bueno quieres entrenar hoy?

-La verdad hoy no quiero hacerte daño, sé que he avanzado muy poco, pero entiéndeme me da miedo de lo que pueda hacer, queda claro que me puedo defender muy bien si alguien me hace enojar.

Se encoge de hombros y sonríe. -Bueno al menos lo intente.

Se acerca lentamente a mí, empieza a rozar con sus dedos de su mano mis muslos de la rodilla hacia mi cadera, siento con su roce como mandando a mi cuerpo espasmos de placer y siento ese magnífico cosquilleo en mi parte íntima; reprimo un suspiro y él lo nota ya que me sonríe. Este hombre sí que sabe cómo excitarme solo basta su sonrisa, el sonido de su voz, la intensidad de sus ojos, dios santo quiero que aquí y ahora ser toda suya.

Continúa rozándome con su mando mi cuerpo hasta subir al cuello donde se acerca y me besa tiernamente; me arqueo en automático dejando salir un leve suspiro. Mete su mano dentro de mi blusa y se va hacia mi espada baja hasta subir a la medida de mi sostén de un solo movimiento quedó liberada. No me puedo concentrar en nada más que pertenecerle, Mis manos buscan su playera en cuanto lo consigo lo dejo aún lado. Recuesto mi espalda en la cama donde el antes de acomodarme me quita mi blusa dejando al descubierto todo mi torso, veo como se le dilatan sus pupilas y no puedo evitar sonreír. Me siento atraída a un hombre que le atraigo de igual manera a como me siento yo por él. Subo mis pies en la orilla de la cama con las rodillas abiertas dando espacio a que él se acune en ese espacio. Ya sobre mi siento todo su tacto sobre mi cuerpo todos sus besos y sus manos me encienden cada vez más, siento como mi cuerpo arde junto al suyo. Con voz ronca logra decirme al oído

-Estás que ardes. -logra decirme y es así como me siento, es como si mi cuerpo ardiera y se fundiera junto con el suyo, siento que voy a explotar.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora