8.Mi Cómplice

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Después de días desde que lo convencí de ser mi muñeco de entrenamiento, caigo cansada.

-Ándale ni siquiera siento un pinchazo de dolor, sé que puedes hacer más daño, necesitas ponerle más empeño. -me dice intentando animarme a que siga mirándolo, intentando sentir odio.

-Lo sé, pero por más que intento no lo logro, de verdad que lo intento Daniel.

Él se acerca y se para justo frente a mí y me sonríe, oh, Dios su sonrisa me derrite, así nunca podré tener un avance si cada vez que lo tengo cerca mi corazón se derrite por él y no precisamente de odio.

-Tengo una idea, cierra tus ojos. -inmediatamente le obedecí.

Siento su cercanía a solo unos palmos de mí. -Solo sigue el sonido de mí voz y haz lo que te digo. Estás en un lugar sola, frente a ti está la persona a quien más quieres con sangre en todo su cuerpo y tú estás ahí frente a él sin poder hacer nada, ya que te encuentras inmovilizada, sientes que tu cuerpo tiembla de ira ante la impotencia que sientes por no poder hacer nada por ayudarlo, de repente se acerca una persona y lo único que sientes son descargas eléctricas por todo tu cuerpo, sientes tanta ira por aquel ser humano que le hizo daño a la persona que tanto quieres y justo en ese momento cuando él se acerca a ti descargas toda tu ira sobre él. - mientras empieza hablar voy imaginando todo lo que me va diciendo conforme habla siento la ira recorrer mi cuerpo poco a poco.

-Ali -logro escuchar a Daniel entrecortadamente, al abrir mis ojos mi ira decreció cuando lo veo doblarse de dolor. - lo ha logrado, hay que seguir trabajando, fue soportable no como la otra vez que no podía sostenerme.

Sentí como mi corazón se hizo chiquito, hago una mueca de dolor, odio mi habilidad hacer daño a los demás no es nada que puedas presumir a todos en el entrenamiento, aún recuerdo cuando el entrenador fue a entrenarnos después de que salió de la enfermería el me miró y no dijo nada, pero ya no me grita demasiado, me tiene miedo a que le vuelve hacer daño, estuvo una semana en la enfermería inconsciente.

Ve mi expresión y se acerca aún más a mí y me toma por sorpresa cuando acuna sus dos manos en mi rostro y me sostiene la mirada acercándose más, cierro los ojos y siento sus labios rozar los míos levemente y todo mi dolor, se convierte en deseo; un deseo que arde por dentro quiero pertenecer a él ahora mismo, tomo su espalda baja acercándolo a más a mi si eso fuera posible, empieza a besarme tiernamente y yo le correspondo siento como él siente lo mismo que yo y pronto ese beso tierno se convierte en uno que arde de deseo de pertenecernos uno a otro; de repente se escucha que tocan la puerta de mi habitación y nos separáramos inmediatamente como unos adolescentes que acaban de sorprender haciendo algo indebido. Camino hacia la puerta y la abro un poco la puerta y ahí está Evan y Karen viéndome,

-Qué dices si salimos a caminar un poco? - dice Evan con su singular sonrisa.

-Le estoy diciendo que estás un poco indispuesta, pero él insiste en invitarte, cree que con eso dejarás de ser gruñona. - sé que Karen sabe lo que acaba de pasar y agradezco que no mencione nada al respecto.

-Karen tiene razón, estoy un poco indispuesta es que estoy un poco cansada por el entrenamiento de hoy y quiero entrenar sola mi habilidad para ver si puedo controlarlo. -espero ser buena mentirosa. Evan me mira y resopla.

-Al menos lo intente, lo que deberías hacer es ser hacer otras actividades porque si decides entrenar tú habilidad estamos fritos todos aquí, pero no dejare de insistir en hacer actividades y hacerte reír para que no te enojes tanto. -Karen solo sonríe y ambos se marchan dejándome a mí y a Daniel solos en mi habitación.

Cierro la puerta y volteo a ver a Daniel él me estudia y me dice al final.

-Evan y Karen no sospecharon nada?

-No Evan ni Karen sospecharon nada. -No sé si todos en el campo estén enterados de la habilidad de Karen así que no digo nada más. Me dejo sentar a lado de Daniel y él me toma de la mano.

-En donde nos quedamos? -se acerca mí y continuamos con lo que estábamos antes de que nos interrumpieran.

La ElegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora